martes, 26 de marzo de 2019

Una Bandera de Salta a Tucumán. (1813). -26 - 03 - 2019 -

Asociación Belgraniana de Morón.
Envió este dato histórico de la gesta Belgraniana.

El 26 de marzo de 1813: A solicitud de Belgrano, la Asamblea General Constituyente resolvió remitir a Tucumán uno de los trofeos de la batalla de Salta. 
El capitán de caballería Francisco de Paula Castellanos fue el encargado, dice el acta del Cabildo, de traer a nuestra ciudad  "una     de las tres banderas que los heroicos hijos del Sud tomaron en la gloriosa victoria del 20 de febrero último". La bandera debía colocarse, "con las públicas demostraciones propias del triunfo", en el templo de Nuestra Señora de La Merced, "a quien se dedica por la singular y sensible protección que se ha dignado dispensar a la sagrada causa".
El Cabildo de San Miguel de Tucumán se reunió el 21 de abril de 1813 para considerar el oficio respectivo. Consideraron los alcaldes que era necesario realizar la instalación de la bandera "con el decoro que corresponde a tan solemne función, en que se ejercita una demostración de reconocimiento a la Divina Señora"; al mismo tiempo que se perpetuaba "la memoria de los valientes hijos de este pueblo virtuoso del Tucumán, que con heroicidad supieron cortar el rápido vuelo de los tiranos, en 24 del pasado septiembre, en el memorable campo del honor".
En consecuencia, acordaron que el próximo 24 de abril, "por todo el día se ponga la bandera a la expectación pública en las Casas Capitulares (es decir, en el Cabildo), iluminándose la ciudad la noche antes".
 A la tarde de ese día, la bandera sería conducida "por el Ilustre Cabildo, acompañado del Estado Militar" y de los "clérigos regulares y seculares", hasta la iglesia mercedaria.
 Allí se "cantará solemnemente un Te Deum de acción de gracias". Cabe agregar que aquella bandera tomada en la batalla de Salta se puede apreciar actualmente en el templo de La Merced.

lunes, 25 de marzo de 2019

Tte.Gral. Eustaquio Frías.Salteño. - 25-03-2019-

Héctor Gustavo Pugliese. Envió esta historia de un héroe Sanmartiniano. (1801-Cachi-Salta; -1891·Buenos Aires).
"Teniente General Eustaquio Frías, Héroe de la República. ( Autor anónimo)
Pocos saben de su existencia. Para muchos será un nombre anónimo. Un desconocido.
Sin embargo fue uno de los Grandes Próceres que dio la Patria.
No creo equivocarme si digo que un HOMBRE de principios verdaderamente Sanmartinianos.
Bueno, no podría ser de otra manera...
fue un Granadero de San Martín.
Con quince años, ingresó al Regimiento de Granaderos a Caballo en 1816.
No hizo el Cruce, y participó de la Campaña del Sur de Chile. Pero sì partió al Perù con la Expedición Libertadora.
Hizo casi toda la Campaña del Perú bajo las òrdenes del Sargento Mayor Juan Galo de Lavalle.
Estuvo en Nasca, Cerro de Pasco y Callao.
Fue uno de los 96 Granaderos a Caballo que vencieron a más de 400 realistas en la elegante osadía de "Riobamba".
Las cumbres del "Pichincha" también lo conocieron.
Estuvo en "Junín", siendo uno de los 120 elegidos que se bañaron de Gloria ese día de agosto de 1824.
A las órdenes de Alejo Bruix, fue una de las ochenta lanzas que brillaron bajo el violento sol peruano de un lejano 9 de diciembre de 1824, en un lugar llamado "Ayacucho". Era uno de los últimos ochenta Granaderos sobrevivientes de toda la Gesta Libertadora que pelearon en aquella Batalla épica, la última de la Guerra de Independencia Americana. Su sangre regó aquel suelo sagrado, manada de una herida en el muslo.
Vuelto al país, siendo el Portaestandarte del Regimiento de Granaderos a Caballo, partió a la Guerra contra el Brasil. Se batió con bravura en "Ombú" bajo las órdenes del inmortal Olavarría.
Héroe en "Ituzaingó" en donde ganó sus galones de Capitán.
Era lavallista, y cuando Lavalle se alzó en contra de Dorrego, unió su espada a la del "León de Riobamba".
A fines de 1830, ya derrotado Lavalle, y cuando se estaba organizando la campaña contra la Liga del Interior, fue convocado para la misma. Pero escribió al gobernador Rosas, pidiéndole su pase a retiro, ya que
"...pertenezco al partido contrario al de V.E. y mis sentimientos tal vez me obliguen a traicionarle, y para no dar un paso que me desagrada, suplico a V.E. se digne concederme el retiro...."
Siguió luchando con distinta suerte en el bando Unitario.
El 1852, se unió al Ejército Grande de Urquiza, y su espada desenvainó en Caseros.
También estuvo presente en "Pavón".
Cuando llegó la Guerra de la Triple Alianza, volvió a ofrecer sus servicios, pero no fue aceptado a causa de su avanzada edad.
Murió de casi 90 años, en 1891, en la Ciudad de Buenos Aires.
Ya viejito, su generosa memoria sirvió a Mitre para ilustrar la Campaña Libertadora. Sus recuerdos sirvieron para construir la Historia de la Independencia Americana.
Ya en el final de sus años, una vez le preguntó el Presidente Carlos Pellegrini si conservaba alguna de sus espadas usadas en las campañas de la libertad, y él le contestó con voz pausada:
"No, aunque he cuidado mucho mis armas, porque la Patria era pobre y yo también. El sable que me regaló Necochea en Mendoza, lo rompí en Junín. Ya estaba algo sentido...."
Era Salteño, nacido en Cachi, en 1801.
Sus venerables reliquias duermen el sueño de los justos en la Catedral de Salta, en el Panteón de las Glorias del Norte.
¿Su nombre? Teniente General Eustaquio Frías, Granadero de San Martín!!!
Aquí una imagen del Prócer. En ella se pueden ver sus ojos azules, muy azules, los cuales en sus retinas aún conservan las imagenes de tanta gloria.
Y un detalle especial. Su oreja. De ella pende un aro. Ese pedazo de metal tenía un sentido de pertenencia del cual muy pocos pudieron disfrutar. Ese aro lo señalaba como Granadero a Caballo. Sí, aunque no lo crean, los Granaderos a Caballo usaban aros. Pero no eran aros removibles, sino que una vez puestos no podían sacarse más. Primero, su presencia servía para identificar a los soldados que revistaban en el Regimiento. Y segundo, su ausencia -y por ende el agujero en la oreja vacío- delataba al desertor"...
(Cfr. Tenemos Ejemplos. Difusión para docentes y alumnos. Prof. Luis Angel Maggi).

sábado, 23 de marzo de 2019

Día del Niño en Paraguay, 16 de Agosto. -23-03-2019-


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Día del niño en Paraguay. 
Se conmemora el Día del Niño en Paraguay. No es una celebración
festiva. Recuerda la Batalla de Acosta Ñu o De los Niños, la última de
las grandes batallas de la Guerra de la Triple Alianza que se
desarrolló entre 1864 y 1870, y uno de los episodios más crueles y
sangrientos de aquel conflicto.
Entonces se habían unido los Ejércitos nacionales de la Argentina de Mitre, del Brasil del emperador Pedro II y del Uruguay del dictador colorado Venancio Flores para arrasar al Paraguay, el primer país de Sudamérica que tuvo hornos de fundición, como el de Ybicuí, ferrocarriles, hospitales modernos para la época y el mayor ingreso por cápita de la región, donde no había mendigos en las calles y que se autoabastecía sin necesidad de importar del Viejo  Continente. Los tres aliados cumplían el mandato de Gran Bretaña, interesada en el algodón paraguayo y ansiosa por colocar sus productos en un mercado cerrado a sus exportaciones. Paraguay era un “mal ejemplo” para el continente.
Los dos mayores ejércitos del sur americano, más las tropas de Uruguay, con el respaldo de la mayor potencia económica y colonial de la época tardaron seis años en abatir la valiente resistencia del pueblo paraguayo. Para ello prácticamente exterminaron a toda su población masculina.
El 16 de agosto de 1869 una división de 20.000 soldados brasileños, con el apoyo argentino, combatió durante ocho horas contra una dotación de 3.500 niños paraguayos de entre 6 y 14 años de edad. Los aliados ya habían tomado Caacupé, destruido y desmantelado la fundición de hierro de Ybicuí, incendiado todas las casas de Piribebuy después de violar a las mujeres y degollar a los hombres, y avanzaban incontenibles hacia Barrero Grande. Bernardino Caballero intentaba alejarse con el batallón infantil encargado de empujar las grandes carretas cargadas con provisiones y algunas municiones, pero los chicos quedaron inmovilizados en el terreno pedregoso y formaron una fila defensiva en el campo de Acosta Ñu. 
Muchos se habían disfrazado con barbas postizas hechas con chalas de choclo, para impresionar al enemigo y hacerles creer que eran hombres, y los más sólo llevaban palos tallados con formas de fusiles, de modo que a la distancia parecieran formar un ejército bien armado.
Por la tarde se sumó la temible caballería imperial brasileña que en la primera carga rompió las filas de los defensores. Al advertir que aquellos soldados sólo eran niños, perdieron el miedo y llevaron a cabo una matanza indescriptible. Bajaban de sus cabalgaduras y los degollaban. Los niños se abrazaban llorando a las piernas de sus verdugos para rogar que no los mataran. El jefe de la división, el Conde d’Eu, ordenó el exterminio, que incluyó a muchas madres de los pequeños que habían corrido en su defensa. Al finalizar la batalla se contabilizaron más de 2.000 niños muertos. 
Los brasileños sufrieron 46 bajas. Hasta donde alcanzaba la vista, el campo de Acosta Ñu y los arroyos Yuquyry y Piribebuy quedaron teñidos por la sangre. Después los vencedores prendieron fuego los pastizales y sólo se escucharon alaridos de dolor".
Por William Puente
Domingo Faustino Sarmiento justificaría luego con frialdad al finalizar la Guerra: “Si hemos vencido fue porque hasta a los niños paraguayos hemos matado”.
Cfr. Tenemos Ejemplos. En este caso triste