CINCUENTENARIO DEL MONUMENTO NACIONAL A LA BANDERA
Entrevista realizada por el Prof. Lic. Luis Ángel Maggi, al
Proyectista Hugo Manavella, el 10 de Junio del año 2007, publicada en el
Boletín de Educación “Protagonistas del Cambio”, de Rosario, dirigido por la Profesora
Emilia Gentili. (Homenaje a la Bandera Nacional Argentina).
La Historia viviente.
El encuentro con el señor Hugo Manavella ,82, junto a su esposa
Araceli, 80, en el Barrio La Tablada de Rosario con un diálogo lucido, amable y
sereno, reconstruyó la historia viviente de algunos aspectos de la construcción
del Monumento Nacional a la Bandera Argentina.
Manavella egresó de la Escuela Industrial, hoy Politécnico
de Rosario, de Calle Pellegrini donde aprendió a forjar las planchuelas de
hierro y construir utensilios con madera
como los ¨banquitos de cuatro patas y asiento cuadrado¨. Contrajo matrimonio
con Araceli, tuvo dos hijos, Lidia y Fernando quienes los rodearon de seis
nietos. Ocupó varios puestos de trabajos en centros metalúrgicos, entró como
proyectista en la Herrería de Obra y Trabajos Artísticos de Talleres Tierz e
Hijo. De esa fábrica salieron el Mástil
Mayor de Hierro galvanizado y pintado el motor de izamiento, las 25 farolas del
mismo material con un mástil cada una que bordean la escalinata, las 12, que
están detrás del Propileo y la Urna de bronce para la llama votiva colocada en
el Propileo con letras grabadas que dicen, A LOS CADIOS POR LA PATRIA.
¿Quién era la cara visible de la
conducción de esta majestuosa obra?
Todos sabíamos que la idea genial era del arquitecto Ángel
Guido, hermano del pintor Alfredo Guido y padre de la escritora Beatriz Guido
quien se casó con Leopoldo Torres Nilson. El trabajaba en horario matutino en
su estudio de Barrio Alberdi, tenía obras y proyectos en todo el país, era un
profesional prestigioso a nivel internacional, muy consultado, publicó varios
libros de su especialidad y por la tarde supervisaba la obra. Hubo muchos
contratiempos laborales y económicos, pero en los últimos tiempos de la
construcción, la parte de presupuesto, costos y pagos de material y sueldos,
estuvieron a cargo de un Coronel, cuyo nombre no recuerdo.
Araceli, esposa de Manavella quien egresó del Normal 2 con
el título de Maestra, recuerda que “Don Ángel era docente en el Profesorado de
Música y Dibujo en el actual Normal 2, donde su hermano fue el Rector. Su
fisonomía era seria, su estatura alta y peinaba su canosa cabellera para atrás.
Siempre vestía con traje. Había escrito varios libros referidos a la
arquitectura”.
¿La Torre central con
sus andamios qué recuerdos le trae?
“¡Ah, la torre principal! Yo tenía admiración y envidia a
los albañiles quienes eran valientes y arriesgados los que llegaron al final,
puesto que subían los andamios cada vez más alto. Cuando colocaron la “puerta
trampa”, donde está la baliza, llegué con ellos que caminaban por ese pequeño
lugar, era la altura máxima de Rosario, se veía todo era como volar; pero no
pude pararme por el fuerte viento y por el vértigo fue mi sueño incumplido”
¿Ese color de
mármol gris, quién lo decidió?.
El Arquitecto Ángel Guido y su equipo decidieron que fuera
el mármol travertino del mismo color, para ello,
contrataron a la marmolería Capella y Cía., quien para cumplir con su contrato
recuerdo que compró una cantera completa en las inmediaciones de las
provincias de San Luis y San Juan y de allí se extrajo todo el material para
las estatuas, los bajorrelieves, y el revestimiento total del Monumento
Nacional a la Bandera”.
¿Cómo idearon la
construcción y colocación del mástil?
“La oba fue contratada a la firma Spirandelli y un capataz dirigía la obra. Un grupo de
obreros construyó la sólida base de hormigón, dos cabrias de madera, similares
a los andamios, pues no había grúas en esos años, las cuales sostenían dos
aparejos. Con ese material levantaron el
mástil de 35 metros compuesto por caños galvanizados superpuestos,
soldados de mayor a menor, con una roldana en la punta”
“El mástil metálico fue encargado a la Empresa Tierz e Hijo,
dedicada a la herrería de obras, en las instalaciones de Virasoro y Sarmiento
que fue demolido para dar lugar a un moderno depósito de galletitas. En esa
empresa yo trabajaba como proyectista, tres soldadores lo armaron y finalmente
terminaron de soldar la segunda parte en el mismo lugar del emplazamiento
puesto que era muy largo para trasladarlo entero. El personal especializado
contribuyó a colocar el mástil “a
plomo”, es decir perfectamente vertical”.
“Los obreros iniciaban las tareas a las 8.00 y concluían a
las 18.00 durante un mes. Cuando concluyeron las tareas, el encargado de avisar
a la firma contratista Spirandelli y Cía., fui yo”.
¿Qué dispositivo pensaron
para izar la bandera?
“Para facilitar el izamiento y el arrío del pabellón en el Mástil Mayor del Monumento Nacional a la
Bandera en la Ciudad de Rosario ideado por el “Grupo Invicta”, presidido el
Ingeniero y Arquitecto Ángel Guido, (1896-1960), pensamos en un motorcito de un
caballo de fuerza con un reducidor de velocidad. También tenía una manija para
casos de emergencia que el día de la inauguración no se usó. El trabajo de
proyectarlo, armarlo y colocarlo estuvo a cargo de los Obreros de los Talleres Tierz e Hijo, donde yo era
proyectista, incluido un tambor para que enrollara el cable. Todo estaba
embutido dentro de la base con una botonera, cuya llave tenía en mi poder y fui
el encargado de indicarle al Sr. Presidente Eugenio Aramburu el modo de ponerlo
en marcha al momento solemne del primer izamiento oficial”.
¿Cuál es su recuerdo
de la urna donde está la llama votiva?
Fue construida en bronce con un diámetro de 2,50 por 1,50 de
alto en los Talleres de Tirz e Hijo al mando de un capataz quien fabricó los
moldes para que resaltaran las letras a pedido de Ángel Guido quien visitaba el
taller por las tardes. El capataz también diagramó un pabilo especial entregado
el día de la inauguración al Presidente de la Nación para que encendiera la llama votiva alimentada con gas a baja presión”.
“Luego las autoridades descendieron por la Escalinata se
dirigieron a un palco especialmente
adornado con banderas y escarapelas para continuar con los discursos
alusivos”.
¿Cuánto trabajo les
demandó construir las farolas?
“Don Ángel Guido era muy detallista y minucioso. El boceto
de las farolas estaba diagramado en un plano con los datos explicativos. Nosotros
los obreros las construimos con cartón en una altura de seis meros, luego de
aceptado el trabajo, las volvimos a construir en yeso. El día que las probamos en el lugar Don Ángel Guido las
miró en perspectiva y dijo: ¡No, deberán construirlas más chicas! Con el mismo proceso las rehicimos en el
segundo intento, cuando las probamos las
observó un buen rato y exclamó: ¡No me
gustan, no van! Tuvimos que rehacerlas todas de una medida intermedia. Luego de
un tiempo de trabajo, las colocamos con mucho cuidado esperando su veredicto, entonces escuchamos: ¡Estas sí, me gustan,
están bien proporcionadas, adelante
muchachos! Todos pensamos “la tercera es
la vencida”.
“En la fábrica nos llevó bastante tiempo moldearlas, luego pintarlas y finalmente colocarlas “a
plomo” a distancia milimétrica cada una de las farolas, no solo las del
costado, sino también las que están por detrás del Propileo”.
¿Qué otro detalle
recuerda?
Recuerdo que debajo de la base de las farolas hay un
corredor para ingresar, o salir por los costados que se podría utilizar, más
una sala para depósito”.
“Los obreros de Tierz e Hijo, también habíamos instalado un
motor eléctrico que alimentaba la iluminación y la bomba de la fuente de agua”.
¿Cómo sucedieron los
hechos esa mañana del 20 de Junio de 1957?
“La convocatoria y el
entusiasmo ciudadano fueron extraordinarios. El Presidente Eugenio Aramburu con
su comitiva llegaron aproximadamente a
las 10.30 y fueron recibidos por las
autoridades locales con mucha custodia”.
“Un grupo de damas rosarinas
portando en brazos la Bandera Celeste y Blanca con el sol que bordaron y
donaron fueron quienes ataron la Enseña Patria, de 8 metros por cinco, al cable
del mástil”.
“El público y los periodistas estaban a una distancia de 30
metros fuera de la plazoleta custodiada
por militares y gendarmes”
¿Ud. posee algún programa
o alguna medalla recordatorios de aquel día?
“Lamentablemente no.
Las medallas recordatorias de aquel Acto, las vi, pero a mí, no me
entregaron ninguna. Con el tiempo nos homenajearon con un “Diploma de Honor” a
quienes habíamos trabajado en la construcción del Monumento Nacional a la Bandera
y puesta a punto del mismo para la inauguración, el día 20 de Junio del año
1957”.
“Los mejores recuerdos de mi vida son los años cursados en
la Escuela Industrial Politécnica, los miembros de mi familia, el haber tenido
siempre trabajo, haber participado en la construcción del Monumento Nacional a
la Bandera y las cortas vistas que realicé, enviado por una empresa rosarina de
electrodomésticos a las Ferias Internacionales de Nueva York, California,
Toronto, Londres, París, Méjico, Turín, roma Hamburgo en calidad de proyectista
y diagramador para tener ideas e intercambiar proyectos. En algunos viajes fui
acompañado por esposa, pero ella atendía la casa, enviaba los chicos a la escuela y no siempre
disponía de tiempo para acompañarme”.
“Queremos con mi señora que este Monumento Nacional a la
Bandera, erigido en la ciudad de Rosario, donde Manuel Belgrano enarboló la
primera Bandera Celeste y Blanca, el 27 de febrero de 1812, sea móvil, es decir
que lo lleven en el corazón todos los
argentinos”.
“Creo que también ese era el deseo del Ingeniero y
Arquitecto Ángel Guido y todo su equipo del Proyecto Invicta”.
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