La situación para Tucumán era de extremo peligro, ya que era conocido el apoyo del Cabildo y del pueblo tucumano al Movimiento de Mayo. En ninguna otra parte sería tan duro el escarmiento como en San Miguel de Tucumán; por ello muchos abandonaban la población, rumbo a sus estancias o a provincias vecinas. a su General en esa penosa marcha.
La situación para Tucumán era de extremo peligro, ya que era conocido el apoyo del Cabildo y del pueblo tucumano al Movimiento de Mayo. En ninguna otra parte sería tan duro el escarmiento como en San Miguel de Tucumán; por ello muchos abandonaban la población, rumbo a sus estancias o a provincias vecinas.
"Fue en esos momentos de nerviosismo general que llegó a Tucumán el teniente coronel Juan Ramón Balcarce, enviado por Belgrano. A poco de arribar dispuso que todos presentaran las armas que tuviesen. Se le entregaron las escopetas, sables, pistolas y hasta espadines de los cabildantes, de lo que se apoderó el señor Balcarce sin más excepción de mi sable y pistolas, que como oficial me fueron devueltas. La requisa (...) exaltó a los ánimos de los patriotas tucumanos, y muy notablemente el del señor Bernabé Aráoz, (...) en cuya casa se practicó una reunión de vecinos y se acordó por unanimidad nombrar una comisión cerca del comandante Balcarce. Esa comisión formada en casa de Aráoz, debía manifestarle el disgusto del vecindario por el hecho de desarmarlo e inutilizarle así los esfuerzos generosos que ofrecerían, si el ejército se resolvía a ayudarlos en la defensa. Al encontrarse con el general Belgrano, (EN EL PARAJE DE LA ENCRUCIJADA, ACTUAL DEPARTAMENTO DE BURRUYACU), éste pidió mil hombres montados y una suma de dinero, y el señor don Bernabé contestó que en lugar de mil serían dos mil lo que ofrecía, y en cuanto a la suma de dinero, dijo que sería llenada inmediatamente. Ello fue en sí, lo que decidió a Belgrano a presentar batalla".
Fue entonces en LA ENCRUCIJADA, donde Belgrano tomó la histórica determinación de desobedecer las órdenes de Buenos Aires y jugarse al todo o nada en una batalla imposible de ganar.
La situación para Tucumán era de extremo peligro, ya que era conocido el apoyo del Cabildo y del pueblo tucumano al Movimiento de Mayo. En ninguna otra parte sería tan duro el escarmiento como en San Miguel de Tucumán; por ello muchos abandonaban la población, rumbo a sus estancias o a provincias vecinas.
"Fue en esos momentos de nerviosismo general que llegó a Tucumán el teniente coronel Juan Ramón Balcarce, enviado por Belgrano. A poco de arribar dispuso que todos presentaran las armas que tuviesen. Se le entregaron las escopetas, sables, pistolas y hasta espadines de los cabildantes, de lo que se apoderó el señor Balcarce sin más excepción de mi sable y pistolas, que como oficial me fueron devueltas. La requisa (...) exaltó a los ánimos de los patriotas tucumanos, y muy notablemente el del señor Bernabé Aráoz, (...) en cuya casa se practicó una reunión de vecinos y se acordó por unanimidad nombrar una comisión cerca del comandante Balcarce. Esa comisión formada en casa de Aráoz, debía manifestarle el disgusto del vecindario por el hecho de desarmarlo e inutilizarle así los esfuerzos generosos que ofrecerían, si el ejército se resolvía a ayudarlos en la defensa. Al encontrarse con el general Belgrano, (EN EL PARAJE DE LA ENCRUCIJADA, ACTUAL DEPARTAMENTO DE BURRUYACU), éste pidió mil hombres montados y una suma de dinero, y el señor don Bernabé contestó que en lugar de mil serían dos mil lo que ofrecía, y en cuanto a la suma de dinero, dijo que sería llenada inmediatamente. Ello fue en sí, lo que decidió a Belgrano a presentar batalla".
Fue entonces en LA ENCRUCIJADA, donde Belgrano tomó la histórica determinación de desobedecer las órdenes de Buenos Aires y jugarse al todo o nada en una batalla imposible de ganar.
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