El país que soñaba Manuel Belgrano .
Comparto esta excelente nota publicada en 15/5/17 en el diario Clarin .
En lo personal creo que si se difunde su pensamiento , obra , sus ideas y sus sueños a toda la población ya es un avance
El país que soñaba Manuel Belgrano
Las ideas innovadoras de Belgrano quedaron reflejadas en sus informes anuales del Consulado, en los que trató de fomentar la industria y modificar el modelo de producción vigente.
Se llamaba Manuel Belgrano y había nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió en el Colegio de San Carlos y luego en España, en las Universidades de Valladolid y Salamanca. Llegó a Europa en plena Revolución Francesa y vivió el clima de ideas de la época. Así pudo tomar contacto con las ideas de Rousseau, Voltaire, Adam Smith y el fisiócrata Quesnay.
Se interesó particularmente por la fisiocracia, que ponía el acento en la tierra como fuente de riqueza y por el liberalismo de Adam Smith, que había escrito en 1776 que “la riqueza de las naciones” estaba fundamentalmente en el trabajo de sus habitantes, en la capacidad de transformar las materias primas en manufacturas. Belgrano pensó que ambas teorías eran complementarias en una tierra con tanta riqueza natural por explotar.En 1794 regresó a Buenos Aires con el título de abogado y con el nombramiento de Primer Secretario del Consulado, otorgado por el rey Carlos IV. El consulado era un organismo colonial dedicado a fomentar y controlar las actividades económicas. Desde ese puesto, Belgrano se propuso poner en práctica sus ideas. Había tomado conciencia de la importancia de fomentar la educación y capacitar a la gente para que aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de dibujo técnico, de matemáticas y de náutica.
Las ideas innovadoras de Belgrano quedaron reflejadas en sus informes anuales del Consulado, en los que trató por todos los medios de fomentar la industria y modificar el modelo de producción vigente.
Desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a poca gente, no desarrollaba la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba la riqueza en pocas manos. Su obsesión era el fomento de la agricultura y la industria.
Daba consejos de utilidad práctica para el mejor rendimiento de la tierra. Y aconsejaba el sistema que se usaba en aquel tiempo en Alemania, que hacía de los curas párrocos verdaderos guías de los agricultores, realizando éstos, gracias a sus conocimientos, experimentos de verdadera utilidad, enseñándoles las prácticas más adelantadas.
El secretario del Consulado proponía proteger las artesanías e industrias locales subvencionándolas con “un fondo con destino al labrador, ya al tiempo de las siembras como al de la recolección de frutos”. Porque “la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”.
Esta era, a su entender, la única manera de evitar “ los grandes monopolios que se ejecutan en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva de la sociedad, viva en la miseria”.
En Memoria al Consulado 1802 presentó todo un alegato industrialista: “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas.” Belgrano fue el primero por estos lares con un pensamiento sabio, avanzado para la época, de una actualidad que asombra, admira y a la vez entristece, porque pasaron 200 años desde que fueron escritas y muchos de los problemas planteados por nuestro primer economista siguen esperando ser atendidos y encauzados.
(Cfr. Tenemos Ejemplos. Difusión para docentes y alumnos. Prof. Lic. Luis Angel Maggi).
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