sábado, 13 de octubre de 2018

Monumento a Manuel Belgrano en Rosario. (12-10-2018).

Asociación Belgraniana de Morón
(Gracias, por este recuerdo). 12.10.2018.
12 de octubre de 1928: se inaugura el monumento ecuestre a Belgrano en Rosario.
Corría el año 1922, cuando nació la idea de realizar dos monumentos iguales en honor al general Manuel Belgrano uno en Génova (Italia) y el otro en Rosario (Argentina). 
Un grupo de amigos se había reunido en una "trattoría" genovesa para hacer un homenaje al doctor Angel Gallardo, que había sido nombrádo Ministro de Relaciones Exteriores por el entonces Presidente de la República Argentina, doctor Marcelo T. de Alvear. 
Dio la casualidad que en esa reunión estaba presente el señor Santiago Pinasco, que era rosarino y que había viajado a Génova, donde se habían congregado varios amigos genoveses y argentinos que vivían allí, y donde nació la iniciativa de la realización de erigir dos monumentos iguales. 
La idea era de erigir los monumentos y se formó una Comisión que la encabezó Pinasco que se comprometió a trabajar y contribuir al buen éxito de la empresa. 
¿Por qué en Génova un monumento a Belgrano? Porque Manuel Belgrano, no obstante haber nacido en Buenos Aires en 1770, era hijo del lígure Domingo Belgrano, oriundo de Costa D´Oneglia (Italia). 
Muchos fueron los italianos y rosarinos que se sumaron a la idea y que aportaron trabajo y colaboración para que las dos ciudades fueran depositarias de las obras de arte que se gestaban.
En Rosario, luego de la exitosa colecta realizada entre los italianos residentes en Argentina, se concretaba también la llegada desde Italia del monumento a erigirse. 
El montaje de la obra fue elaborado y ejecutado por personal de la División del Paraná Inferior, entre ellos el ingeniero Carlos Fraquelli y el capataz Luis Anteri. 
La Comisión que tenía a su cargo en Rosario la terminación del monumento para erigirse en la Barranca del Río Paraná, estaba integrada por: Presidente: Santiago Pinasco, Secretario: Francisco Garantí, Vocales: José Sgrosso, Luis Cope-lb, Dr. Julio Lencioni, Juan Semino, Guerino Troilo, Enrique Taiana, Hugo Rosselli, Cap. Federico Aprosio, Enrique Lubatti, Pedro Delfino, Miguel Porfirio, Felipe Peracca, Vito Cifarelli, Celso Grassi, Amilcar Bagliani y Juan Zolezzi. 
Esta Comisión fue la que silenciosamente, pero incansablemente trabajó desde el inicio de la idea, para la concreción de la obra, dedicándole horas y días enteros para ir, poco a poco, aportando con modestia, desvelos y sacrificios, los 
elementos necesarios para que el éxito culminara con esa entrega histórica, en un soleado día de octubre de 1928 un año después de la inauguración del monumento en Génova.
La base sobre la cual se asienta la estatua ecuestre es de granito rojo de Sierra Chica, ciudad que se encuentra a unos 600 kilómetros al sur de Buenos Aires. Este granito fue enviado desde la Argentina hacia Génova, donde fue pulido en la localidad de Baveno por la marmolería Giuseppe Novi de Génova. 
El granito rojo lustroso del revestimiento del pedestal, fue colocado en Rosario, posteriormente a la inauguración del monumento, puesto que no se pudo entregar terminado por causa de una huelga de obreros de la cantera de Clavaría (Buenos Aires), de donde provenía el mismo. 
La estatua de Beigrano y la Bandera fueron fundidas con el bronce histórico que el Ejercito Argentino, por medio del general Pablo Richieri, donó del cañón N° 618 bis, del año 1775, de origen español, que era uno de los tomados por el General Belgrano el 20 de febrero de 1813. Es interesante recordar un trozo del parte que mandó el Gral. Belgrano al Gobernador de Córdoba, después de la batalla de Salta: "Las armas de la Patria se han cubierto de gloría en el día de ayer - veinte de febrero 1913 -'logrando una completa victoria sobre sus enemigos, recuperar el territorio de Salta y Jujuy hasta Tupiza, hacer nuestras todas las armas y municiones el ejército enemigo". 
Para el caballo se utilizó bronce estatuario de primera calidad. En Rosario también se festejó con entusiasmo la inauguración del monumento, la multitud llegó de los pueblos vecinos, gozando de un descuento especial en los transportes. El Parque de la Independencia se llenó de colores celeste y blanco mezclados con el tricolor de Italia. Las escuelas participaron con los alumnos en ese momento histórico. Se reflejaba en los rostros la hermandad de dos pueblos. 
Los festejos finalizaron con un importante banquete que se realizó en el famoso salón "marfil" de la rotisería Cifré, con la asistencia de todas las personalidades que habían presenciado la inauguración del monumento al general Belgrano.

martes, 9 de octubre de 2018

MI PRÓJIMO,MI PRÓXIMO. 08 - 10 -2018 -

Homilía del Papa Francisco en Santa Marta

Lunes 8 de octubre de 2018
En el Evangelio de hoy (Lc 10,25-37) podemos ver seis personajes de la parábola que Jesús cuenta al doctor de la Ley que, para ponerlo la prueba, le pregunta: “¿quién es mi prójimo?”. Los bandidos, el herido, el sacerdote, el levita, el samaritano y el posadero.

Los bandidos molieron a palos al hombre, dejándolo medio muerto; el sacerdote que, cuando vio el herido pasó de largo, sin tener en cuenta su misión, pensando solo en la inminente hora de la Misa. Lo mismo hizo el levita, hombre de Ley. Detengámonos es ese pasar de largo, un concepto que debe entrar hoy en nuestro corazón. Se trata de dos funcionarios que, coherentes de serlo, dijeron: “No me toca a mí socorrer al herido”. 
En cambio, quien no pasa de largo es el samaritano, que era un pecador, un excomulgado por el pueblo de Israel: el más pecador, tuvo compasión. Quizá era un comerciante que iba de viaje por negocios, pero non miró el reloj, no pensó en la sangre. Se acercó –bajó del asno–, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino. Se ensució las manos, se manchó la ropa. Luego lo cargó en su cabalgadura, lo llevó a una posada, todo lleno de sangre –así debió llegar–, y cuidó de él. No dijo: “Bueno, yo lo dejo aquí, llamad al médico y que venga. Yo me voy, ya he hecho mi parte”. No. Cuidó de él, como diciendo: “Ahora tú eres mío, no por posesión, sino para servirte”. No era un funcionario, era un hombre con corazón, un hombre con el corazón abierto.
El posadero quedaría sorprendido al ver a un extranjero, un pagano que no era del pueblo de Israel, que se detenía a socorrer al hombre, pagando dos denarios y prometiendo saldar los posibles gastos a su vuelta. La duda de no recibir lo debido se insinuó en el posadero, la duda de uno que ve un buen ejemplo, de uno abierto a las sorpresas de Dios, como el samaritano. Ninguno de los dos era funcionario. ¿Tú eres cristiano? ¿Tú eres cristiana? “Sí, sí, sí, voy los domingos a Misa y procuro hacer lo correcto… menos murmurar, porque siempre me gusta el chismorreo, pero el resto lo hago bien”. Pero, ¿estás abierto a las sorpresas de Dios o eres un cristiano funcionario, cerrado? “Yo hago esto, voy a Misa el domingo, recibo la comunión, la confesión una vez al año, esto, esto… Estoy en orden”. Esos son los cristianos funcionarios, los que no están abiertos a las sorpresas de Dios, los que saben tanto de Dios, pero no encuentran a Dios. Los que nunca se asombran ante un testimonio. Es más, son incapaces de dar testimonio.
Animo a todos, laicos y pastores, a preguntarnos si somos cristianos abiertos a lo que el Señor nos da cada día, a las sorpresas de Dios que tantas veces, como este samaritano, nos ponen en dificultad, o bien si somos cristianos funcionarios, haciendo lo que debemos, sintiéndonos bien, pero quedándonos encerrados en las propias reglas. Algunos teólogos antiguos decían que en este pasaje se encierra todo el Evangelio. Cada uno de nosotros es el hombre herido, y el samaritano es Jesús. Y nos ha curado las heridas. Se ha hecho cercano. Ha cuidado de nosotros. Ha pagado por nosotros. Y ha dicho a su Iglesia: “Si necesita algo más, págalo tú, que yo volveré y pagaré”. Pensarlo bien: en este texto está todo el Evangelio. Queridos hermanos y hermanas, nada de funcionarios. Hay que ser cristianos en serio, cristianos que no temen mancharse las manos, la ropa, cuando se hacen cercanos, cristianos abiertos a las sorpresas, cristianos que, como Jesús, pagan por los demás.

lunes, 1 de octubre de 2018

Falucho. Custodio de la Bandera Argentina en el Callao.

ESTATUAS PEREGRINAS.  (Publicado el 1° de Octubre del 2018).
Falucho
Obra del escultor argentino Lucio Correa Morales (1852-1923)
En 1894 se estableció la erección de este monumento por Ley Nº 3161 y fue inaugurado el 16 de mayo de 1897 en un triángulo de la plaza San Martín, formado por las calles Florida, Charcas y Santa Fe. Fue el primero que se ejecutó y fundió en el país. La obra fue iniciada por Francisco Cafferata (1861-1890), quien se suicidó a los 29 años. La continuó su discípulo Lucio Correa Morales.

Un diario de la época decía: "Mañana tendrá lugar la inauguración de la estatua de “Falucho”. En él no se premia solamente un acto militar heroico; si ese fuera su mérito, no habría lugar en todas las plazas públicas argentinas para las estatuas destinadas a conmemorar el valor de una raza que en el campo de batalla ha hecho figurar un héroe por cada soldado. No, “Falucho” es la fidelidad a la bandera, el sublime desprendimiento que llevó al alma a arrojar el cuerpo de la patria. Y es más todavía, es la fidelidad del negro argentino, de ese cuerpo humano, color azabache, que los conquistadores españoles vendían y compraban como cualquiera otra mercancía y que el nuevo mundo libertó de la infame esclavitud, convirtiéndolo en hombre, y en seguida en héroe”.
Hoy se halla emplazado frente a los cuarteles de Palermo del Regimiento de Infantería 1 “Patricios”, en la intersección de las calles Santa Fe y Luis María Campos. Está allí desde el 23 de mayo de 1923.
"Cuenta Bartolomé Mitre en su obra "Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana",que cuando la fortaleza argentina en El Callao, Perú, se sublevó y el fuerte quedó en manos enemigas, un soldado de esa guarnición se negó a enarbolar la bandera española. Se llamaba Antonio Ruiz, alias el "Negro Falucho". Sus últimas palabras antes de ser fusilado por los realistas fueron: "Malo será ser revolucionario pero peor es ser traidor". Otros historiadores dudan de esa versión".
"Soldado argentino nacido hacia fin del siglo XVIII. Su verdadero nombre era Antonio Ruiz. Fue uno de los soldados que se incorporó al ejercito patriota que luchó por la independencia de América. Se hallaba de servicio en el Alto Perú, cuando se produjo un botín realista en el puerto de El Callao. El negro Falucho fue fusilado en 1824 por los españoles al negarse a rendir honores a la bandera enemiga".
"Escribió Mitre que Falucho había nacido en Buenos Aires y su verdadero nombre era Antonio Ruiz. La historia de Falucho fue publicada nuevamente por Mitre en La Nación del 6, 7, 8 y 9 de abril de 1875. Años después aparece la obra "Historia de San Martín y de la emancipación americana". Con respecto a Falucho, Mitre escribió lo siguiente: "La bandera española fue enarbolada en el torreón Independencia, con una salva general de los castillos (7 de febrero). Un negro, soldado del regimiento del Río de la Plata, nacido en Buenos Aires, llamado Antonio Ruiz (por sobrenombre Falucho), que se resistió a hacerle honores, fue fusilado al pie de la bandera española. Murió gritando: ¡Viva Buenos Aires!".
"Bartolomé Mitre tomo como base de la historia de Falucho testimonios verbales del general Enrique Martínez, jefe de la División de los Andes; el testimonio de los coroneles Pedro José Díaz (a cuyo cuerpo pertenecía Falucho) y Pedro Luna; y el testimonio escrito del coronel Juan Espinosa".
 Nota 1° " La investigación y elaboración de la biografía de Falucho pertenece a Martín A. Cagliani, estudiante de historia y antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires ".Ver MAS INFO: El no reconocimiento de la historia (Homenaje Falucho.  2005).
Nota.2°. Ficha preparada por el Prof. Lic. Luis Angel Maggi, es una colaboración para sus colegas,  con fines didácticos y pedagógicos. (1° de Octubre del 2018).