martes, 4 de julio de 2023

Seminaristas, San Calos Borromeo. Experiencias.- 04 - 07 - 2023.

Breves historia de algunos religiosos que dejaron los hábitos. Cuándo y por qué lo hicieron, y cómo viven ahora. Los testimonios, en primera persona. Rezos. Cada convento tiene su reglamento, pero por lo general las monjas de clausura pueden ahora usar celulares y hacer compras online. Rezos. Cada convento tiene su reglamento, pero por lo general las monjas de clausura pueden ahora usar celulares y hacer compras online. Clarín.com Sociedad. Actualizado al 28/07/2023 11:29 Grandes rejas de hierro unen el piso con el techo. Otras son de madera, con el entramado de las varillas tan pequeñas que ni siquiera pasa el dedo de una mano. Así fueron concebidos los conventos que se construyeron en el siglo XVII. Las rejas son un ícono de los monasterios de monjas de clausura y el argumento decía que servían para “regular el tiempo que las consagradas le dedican al esparcimiento y a la socialización, equilibrándolo con los quehaceres cotidianos”. Otra teoría más poética indicaba que “del lado de adentro de las rejas” solo podían mirar a Dios. Más de tres siglos después todavía existen los monasterios de clausura. En ellos viven monjas dedicadas a la oración y el trabajo. Y, como en todo hogar, hay quienes viven allí para siempre y otras que deciden irse. Clarín habló con tres mujeres que estuvieron adentro y que decidieron continuar su camino, del otro lado -de este lado- de las rejas. Conventos. Allí viven monjas dedicadas a la oración y el trabajo. “Mucha gente dice que yo me escapé” “Por la forma en la que me fui se puede interpretar que me escapé”, cuenta Florencia Luce, quien pasó 12 de sus 62 años en un convento. Y explica que si bien intentó irse muchas veces, un día tomó la decisión definitiva. “Pasaron cierta cantidad de cosas que me hicieron tomar la decisión de no hablar más con mi guía espiritual sobre el tema. Escribí una larga carta explicando todo. Y ahí agarré un par de cositas y me fui”. Su salida del convento parece simple aunque no lo fue. De todas maneras, su ingreso, a los 19 años, fue aún más discutido: “Empecé a acercarme a la iglesia e ir a charlas de seminaristas y curas. Al mismo tiempo tenía una crisis típica de la adolescencia”, dice. Y explica la postura familiar: “Todos estaban en contra. Mis padres me decían que el convento no era para mí, que esperara, que trabajara. Bueno, el resto ya se sabe, no les hice caso a mis padres y entré”. El recorrido de Florencia como consagrada tuvo momentos de altibajos. En sus 12 años dentro del convento vivió numerosas crisis vocacionales, pero al hablar con su tutora espiritual, la Madre superiora, siempre le daba otra oportunidad a la Fe. Las preguntas que se hacía Florencia eran profundas, pero no podía exteriorizar sus emociones: “Tenía a mis amigas, pero no podíamos contar nuestras cosas. No abríamos nuestro corazón”.. Florencia Luce, hoy. Cada convento de clausura tiene su propia dinámica. Y a pesar de que muchos empiezan a transicionar hacia una mayor apertura, "las barreras suelen ser de las propias monjas", cuenta. “Yo tenía dudas por todos lados. De quedarme y de salir. También se jugaba el miedo. Tantos años. El fracaso”, detalla. Y también la culpa frente a la institución: “Uno hace votos solemnes ante la iglesia. Hay un documento firmado por el Papa. Todas esas cuestiones hacen que sea muy difícil tomar esa decisión de irse”. Tras un viaje a Francia, a otro convento de su misma congregación, Florencia pudo abstraerse, clarificar qué sentía y dar el paso. La decisión fue difícil, le tomó casi un año desde su regreso. Pero la partida pareció más simple: “Como yo era una de las pocas que manejaba, todos estaban muy acostumbradas a verme entrar y salir. Y ese día a nadie le llamó la atención. Dije que tenía que salir y me abrieron la puerta”. Una vez afuera, el regreso a la casa de su familia fue comparable, paradójicamente, con la parábola del hijo pródigo. “Tuve mucha suerte de tener gran contención de parte de mi familia. Mis hermanos estaban de fiesta cuando volví. No lo podían creer”, recuerda Florencia. En su vida post conventual Florencia se dedicó a la enseñanza del castellano, estudió literatura y escribió El canto de las horas, una novela inspirada en su experiencia. Se casó, tuvo una hija y ahora vive en Estados Unidos. “Fueron doce años en que estuve lejos de la realidad. Viví experiencias muy fuertes también, que me marcaron muchísimo, pero me perdí doce años del mundo. De películas, música, actores...Yo no tenía ni la menor idea de lo que hablaba la gente”. Como cada convento “tiene sus reglas”, la flexibilidad no es igual en todos. Florencia habla de su experiencia: “Yo tenía mucha libertad. Depende de lo que llames libertad también. El voto de obediencia, dice, es más difícil: “Ni la pobreza, ni la castidad, esos no son difíciles, pero la obediencia es la peor”. Y remarcó que no podía “abrir su corazón” con sus compañeras, sino que todos sus procesos internos debía hablarlo con la Madre superiora: “La religiosa no debe hablar de sí misma, de sus problemas. No podés contás sobre tu interiora”. La figura de la Madre Superiora es el primera entre las hermanas. Para quienes piensan en entrar a un convento, Florencia tiene un consejo: “Pará un poquito, apretá el freno, no te precipites. Andá, tené experiencias en otros lados, trabajá, viajá, o lo que puedas, lo que cada uno pueda hacer, pero no entres todavía a un Seminario porque es una decisión inmensa y no hay apuro. Porque, realmente, ¿qué apuro tiene Dios en que vos le entregues la vida?”. “Lo más difícil fue salir" Rogelio tenía 24 años cuando tomó la decisión de entrar al seminario, en Ciudad de Buenos Aires, pero ya llevaba más de dos años pensándolo. Después de estudiar el profesorado de Educación Secundaria, se encontró con una impotencia muy grande. La decisión, asegura, fue libre: “Nadie me presionó, yo fui libre para elegir. Nadie me apuró para entrar, nadie me quiso convencer”. Y aunque fue difícil elegir ese camino, afirma: “No sé si me pesó tanto entrar, me parece que es más difícil salir”. Los votos. Rogelio estuvo cinco años en el convento. Hizo votos simples, a los que define como “un noviazgo”, pero no llegó a la profesión solemne, el “casamiento” con la vocación. Podía salir a votar y otras actividades, y hasta pudo cuidar a su padre en el hospital durante una grave enfermedad. “Yo tenía mucha libertad. ‘Ama y haz lo que quieres’, dice San Agustín. Si vos realmente estás tan unido a Dios, lo único que hacés es amar a los demás. Eso es muchísima libertad”. Los prejuicios sobre esa vida, para Rogelio, vienen por el desconocimiento: “Yo trabajo con chicos con necesidades educativas especiales, y la gente me dice algunas cosas que no tienen ni idea o porque no trataron eso. Pasa con un montón de rubros”. "El ingreso significa renunciar a todo y solo dedicarte la oración y a la vida espiritual además del trabajo porque no es que estás las 24 horas rezando", dice Rogelio. Un día Rogelio se dio cuenta de que ser religioso no era el camino que quería para toda su vida. No hubo trabas para salir, sino más bien las dificultades internas, personales, propias de cualquier decisión que implica cambiar el rumbo. “Yo tuve la suerte, porque me ofrecieran trabajo en la semana de salir del convento. Pero yo pedí un tiempito para volverme a juntar. Es como cuando alguien decide no estar más en pareja con alguien: también tiene un momento de hacer un duelo. Acá es lo mismo”. Formó su hogar está casado, tiene una hija, mira para atrás con cariño y sigue en contacto con los ex seminaristas, y hasta menciona que fue a visitarlo justo después de su fiesta de casamiento. “Sin dejar de lado la doctrina y las convicciones religiosas y demás, el amor de Dios lo descubrí en el Seminario: el amor de Dios humano, el cercano, esa vida me dio una sabiduría desde Dios y el ver las cosas de otro modo”, asegura. ¿Se perdió de algo por esa vida? “Para nada. Diría que gané un montón, tanto que ahora debería entrar dos o tres años para volver a tomar fuerza y seguir adelante”, concluye. El renunciar a todo y solo dedicarte la oración es un decir, porque no es que estás las 24 horas rezando. Tu vida en realidad es oración, desde que te levantas hasta que te acostás. Para sostener la vida de la Iglesia se necesita la oración, y los seminaristas, como otras órdenes religiosas que están llamadas a la piedad, eso es el corazón de la Iglesia”, explicó. Esa vvida religiosa no implica sustraerse de lo que pasa en el mundo, aunque sí cierto aislamiento. Hay tiempos de “recreo” y de distensión, en donde se puede leer libros y ver películas, por ejemplo. A la hora de informarse, en algunos conventos se leen las noticias y hasta si hay algún suceso significativo también pueden ver televisión. Otras veces las noticias llegan por las personas que se acercan al convento para pedirle a los religiosos que recen. En la actualidad, los internos pueden utilizar el celular, aunque no lo llevan todo el tiempo encima ni contestan los mensajes de WhatsApp de inmediato... ¿Pueden salir del seminario? Las salidas para hacer compras, a votar o a visitar familiares enfermos. La historria de Paulina, "Ahora estoy felizmente de novia" Paulina tuvo su experiencia en el seminario. Estuvo solo tres meses, pero los describe como “los más hermosos” de su vida. Sin embargo, durante su estadía descubrió que “Jesús quería que yo esté ahí, pero no para toda la vida, sino para ver que mi corazón siempre iba a pertenecer a él”. Algunos meses después, recibió el “llamado al matrimonio” y, ahora, está felizmente de novia y trabaja en la docencia en un Colegio religioso Su convicción es la misma: no importa cuál sea la vocación, mientras que la entrega sea total a Jesús. Pulina no creció en una familia religiosa y su acercamiento a este nuevo mundo fue a través de una amiga del secundario que la invitó a participar de un grupo juvenil "para acercarse a Jesús". Lecturas. "El sexo en el convento está tan sublimado que no era un sacrificio ni nada parecido". A partir de allí comenzó a visitar con más frecuencia a las religiosas y, a su vez, mantuvo conversaciones durante tres años con un sacerdote. “Uno tiene que quedarse en donde más cómodo se siente, sentir que es para vos. Es todo un proceso de discernimiento, no es que de un día para otro decís ‘quiero ser monja’ y te quedas ahí”, describe. Y agrega que es una etapa muy larga en la que se respetan los tiempos personales y que empieza con un llamado relacionado a la vocación: “Para algunos ese llamado es no casarse con otras personas y entregar el corazón entero a Jesús y a la Iglesia”. Otro tema es la tendencia que preocupa a la Iglesia: hay cada vez menos monjas. En Argentina no hay datos actualizados sobre la cantidad de monjas de clausura que existen. El Anuario Pontificio de 2018, documento emitido por el Vaticano a través de L'Osservatore Romano, mencionaba 7. 358 monjas en el país, sin distinguir entre clausura y otras órdenes. Mediante un encuentro con la hermana Superiora del Monasterio San José de las Carmelitas Descalzas de Buenos Aires, antes había unas 1O a 2O monjas por monasterio de esta congregación. Actualmente es difícil llegar a esa cifra. Las monjas de clausura en Argentina, también conocidas como "monjas artesanas", se sostienen principalmente a través del trabajo manual: elaboran productos para la venta al público y reciben donaciones y colaboraciones de la comunidad. Además, las monjas han adaptado su vida al uso de la tecnología actual, ya que ahora permiten el uso del celular para ciertas actividades, como sacar turnos médicos y hacer pedidos online. La _Hermana Superiora también describió que el proceso de ingreso a la vida de monjas también ha experimentado modificaciones. Antes, quienes ingresaban eran muy jóvenes, pero en la actualidad se busca recibir candidatas que hayan realizado una formación previa, como una carrera o hayan tenido experiencia laboral. El tiempo de formación también se ha extendido, siendo ahora un proceso de varios años, legislado por la Iglesia. Además, se solicita un psicodiagnóstico para evaluar la idoneidad y la madurez psicológica de la candidata, asegurando que esté preparada para abrazar la vida contemplativa y la clausura. ......................................................................................... ¿A qué horas se levantan por la mañana? Así es la vida de los seminaristas: ¿a qué hora se levantan? ¿pueden salir? ¿son felices? Con Hernán nos adentramos en la vida de un seminarista. ¿A qué hora se levantan los seminaristas menores, de la Primaria y Mayiores de la Secundaria? Hernán nos recuerda que que normalmente se levantan a las O6.OO horas de la mañana hacen la cama, cada iuno se asea y al golpe de manos se dirigen el patio para media hora de gin¿mnasia para comenzar el día con fuerza y a continuación acuden a rezar las oraciones de la mañana y escuchar la Santa Misa. ¿Cuántops religiosos viven en la comunidad para cuidar, guiar y dar clases a los seminaristas? ¿Pueden salir fuera del Seminario? En general no pueden salir, "pero cuando hace falta" sí lo hacen. Por ejemplo, "para llevar a una persona al médico o para llevar documentación, o pagar impuestos". En nuesstro seminario había hermanos legos, o coadjutores que hacían esos trámites, como llevar a un rreligioso o seminarista al hospital". ¿Son felices dentro del convento? En general no se arrepientes se arrepienten de haber ingresado al Seminario. "Ha sido lo mejor que me ha tocado en esta vida, ha sido un privilegio haber sido elegida por Dios. La vida es posible llevarla con gozo porque es Él el que va por delante", dice una. Un seminarista amigo expresó "soy feliz desde el primer día" en el que ingresó con 21 años. ¿Recuerda algún religioso sobresaliente, difícil de imitar? Recuerdo a un sacerdote que había sido Director de un colegio y que había fundado una escuela primaria en un barrio del pueblo. Un profesor español que enseñaba griego y latín con facilidad y otro que había llegado a Obispo. .................................................................... COMO NACE UNA VOCACIÓN RELIGIOSA. La autora de la novela “El canto de las horas” explica, a partir de su experiencia, lo que significa para una joven dejar a su familia y decidirse a vivir en convento de clausura. Dicen que Santa Teresita es una santa muy milagrosa y que te manda una rosa para confirmar que escuchó tu pedido. Y así es como se despierta en Marie, la protagonista de mi novela “El canto de las horas” (Libros del Zorzal), la vocación religiosa. En ese instante, al recibir una rosa pálida, toma la decisión irrevocable de dejar a su familia y su entorno para vivir día y noche detrás de los muros de un convento de clausura y no salir nunca más. Si bien se trata de una ficción, me inspiré para escribir la novela en mi propia experiencia. Ya antes de cumplir los 20 años, me sentí hechizada por ese llamado. Fue mágico. Lo sentí y lo supe, mi vida no iba a ser como las otras que me rodeaban. Iba a ser especial y tener un sentido singular. Era un enamoramiento, una pasión, lo sentía hasta en la piel. Se me abría la puerta hacia un cambio. Implicaba dejar todo lo que no me satisfacía y entregarme a una misión trascendental. Nada pudo convencerme ni de esperar, ni de replantear, ni de considerar otras opciones como me suplicaban mis padres. El canto de las horas El llamado a la vocación religiosa en los jóvenes, quizás demasiado jóvenes, empieza a menudo así, con lo que se percibe como un mensaje de Dios, de un santo, o simplemente del cielo. Pero ¿lo es? ¿De dónde viene realmente ese llamado? El adolescente es de por sí un ser cambiante, pensante, en búsqueda permanente. ¿Cuántos adolescentes y jóvenes de 18, 20 años buscan hacer de su vida algo grande, trascendente y especial? Hacer algo, o todo, por el mundo, por la justicia, por los indefensos. Vivir en una búsqueda de intensidad parece definir el carácter adolescente, y la percepción de un “llamado” sublime puede responder muy bien a esta búsqueda, en especial si se trata de un monasterio en el que la paz, la vida comunitaria y el trabajo silencioso representan la entrega perfecta del cuerpo y del alma para un fin tan noble. Respondiendo a ese llamado, el adolescente inquieto y cambiante se encuentra de pronto sumergido en las profundidades de una vida que está anclada en la estabilidad y en la permanencia. Ciertamente, en retrospectiva, reconozco la inmadurez de mis 20 años. Un carácter impulsivo y pedante que me convencía de ser la única que sabía lo que me ocurría, y que no había otra opción para mí. Y allí me lancé, inconsciente, a un camino que creía puramente espiritual, puramente ideal. La vida monástica y contemplativa es bella. Una vida ordenada, estética, marcada por el ritmo de las horas litúrgicas y los ritos, y cargada de sentido interior. Es permanencia, es silencio, es de una profunda soledad acompañada. Es de una forzosa compañía solitaria, día, tras día, tras día. Pero no es para todos. No lo fue para mí. Me llevó demasiados años dejar esa vida, 12 años de dudas, miedos, culpas, hasta que lo vi con claridad. Lo que sentí de adolescente no fue un llamado del cielo. Esta novela pretende adentrarse en la vida de una joven que escucha y responde a este llamado y deja todo lo que la rodea y lo que conoce para encerrarse en un monasterio de clausura con esa ilusión tempestuosa y confusa del adolescente. Allí se encuentra de lleno con un mundo que desconoce y se entrega a la sabiduría de guías espirituales experimentados, confiándoles dócilmente su futuro. El lector recorre junto a Marie, la protagonista, las profundidades de una vida misteriosa, oculta al mundo que está fuera de esos muros. Quizás este texto contribuya en algo a una reflexión sobre la importancia del discernimiento del llamado religioso, en especial en los más jóvenes. Un discernimiento que recae de modo esencial en los guías espirituales que acompañan al joven en sus primeros pasos de vida religiosa. Sacerdotes, monjes, madres superioras, aquellos “expertos” que reciben entre manos a estos espíritus y mentes inquietas, maleables e idealistas, y tantas veces frágiles. Así como, espiritualmente hablando, la vida en un claustro aspira hacia lo más alto, está impregnada de una cotidianeidad que puede resultar sofocante. Roces de convivencia, ambiciones y conflictos son moneda corriente y solo pueden ser sorteados si hay madurez afectiva y una genuina vocación. De lo contrario, las consecuencias son, tristemente, quiebres psicológicos dolorosos y a menudo irreversibles. Florencia Luce FLORENCIA LUCE nació en Buenos Aires. Estudió Literaturas Comparadas en la Universidad de Rutgers, Estados Unidos, y se formó en la escritura creativa con Hugo Correa Luna en Buenos Aires. Vive con su marido e hija en Nueva Jersey, donde escribe y se dedica a la enseñanza de idiomas y a la traducción de textos. En 2016, publicó “Hasta hoy recuerdo cada verso”, una crónica de inmigración de su familia, del sur de Francia a la provincia de Corrientes, Argentina. “El canto de las horas” es una novela inspirada en su experiencia en un monasterio contemplativo. ........................................................ Entraré en julio, como postulante en la Orden Carmelitas DEscalzos. Este es el relato de mi vocación a la vida contemplativa. Dice mi abuela, y también el refranero, que quien avisa no es traidor. Así que para que no ser traidor, debo empezar estas líneas avisando de que no sé si las podré terminar con broche de oro, tal y como a mí me gusta acabar las cosas. Contar mi historia, tengan en cuenta que mi cuaderno de historia personal está lleno de notas y reflexiones, es probable que tenga que rematar un poco a lo bruto cuando me acerque peligrosamente al número prohibido. Así que veré como resumirlo. ¿Qué hace un provinciano a los 12 años en un seminario, o aspirantado religioso? Un día sentí muy fuertemente que Dios me amaba y me pedía que lo qyueqrq a salvar las almas. Catorce años después sigo sin saber muy bien cómo tuve la certeza de que aquél mensaje tan concreto venía de Dios, pues, por si a alguien le acecha la duda, no me mandó un WhatsApp, ni bajó un ángel para hablarme. Fue sólo una intuición, una especie de corazonada a mitad camino hizo que aquel niño adolescente en plena edad del "lo sé todo yo puedo", se comprara un nuevo diario en el que empezó a anotar sus cosas de Dios. Sí, así de simple fue el chupinazo de salida… Así de simple, y así de complejo, porque: ¿cómo se supone que se ha de comer una eso de que Dios, a quien no ve, le hable? Por mucho menos que eso te encierran en un psiquiátrico… San Juan de la Cruz empieza su famoso Cántico Espiritual con una pregunta que le lanza el Alma a Dios: “¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido?”. San Juan de la Cruz Yo no soy tan poético como San Juan de la Cruz, pero cuando leí ese verso por primera vez, años más tarde, me di cuenta de que eso había sido, exactamente, lo que le había pasado a mi alma aquél 17 de mayo: que se había encontrado con Dios y ya no había podido hacer otra cosa que buscarle. Busqué, y busqué y busqué. En muchos sitios y de maneras muy diferentes, pero siempre lo buscaba a Él, que se camuflaba detrás de todo lo que vivía. Seguía Su rastro de una manera tan instintiva como el perro policía olfatea hasta dar con los explosivos. En búsqueda Terminamos el secundario, con finalidad magisterio; me apunté a todos los voluntariados habidos y por haber; di catequesis en la parroquia; me faltó ir al África como misionera un verano; me apunté a un grupo en el que compartir la fe en comunidad… Dios estaba detrás de todo y de todos. ¿Por qué, entonces, no me sentía en paz con Él? ¿Por qué seguía sintiendo que Él quería algo más de mí? Empecé a pensar que quizá me lo había inventado todo, que tal vez aquella llamada no había sido real y estaba viviendo sustentada en un falso recuerdo. Si por mucho que hiciera, siempre estaba insatisfecho, no parecía la opción más inteligente continuar por el mismo camino… Había muchísima gente atea que era muy buena, que se esforzaba cada día por hacer el bien sin necesidad de creer en Dios. ¿Por qué yo no podía ser así y olvidarme de aquél berenjenal? ¿Por qué a mí Dios me intrigaba tanto? Y, sobre todo… ¿por qué no podía parar de ver vídeos? La vocación se cuenta en YouTube Ay, perdón. Vuelvo a rebobinar, que lo de los vídeos me lo he saltado. Resulta que en ratitos muertos, cuando no estaba ocupada salvando a la humanidad o evangelizándola, me gustaba ver vídeos en YouTube sobre la vida contemplativa. Había algo de ellos que me atraía. ¿Qué hacían un puñado de monjes encerrados en un monasterio rezando todo el día sin hacer nada productivo? Una de dos: o estaban rematadamente locos, o lo que había dentro del monasterio (¿Dios?) valía mucho la pena. Un monje sacerdote me dijo un día que la vida contemplativa es como la lamparita del sagrario. Si entras en una iglesia con la luz apagada, de nada te va a servir la tenue luz roja. La utilidad de esa luz no es alumbrar ni permitir que otras actividades puedan llevarse a cabo. Su única misión es testimoniar que Dios existe, que está ahí y que merece la pena consumir la vida entera en Él porque nos ama. Sin más. Ese día supe que esa era mi vocación y las piezas del puzzle empezaron a encajar. Aunque muy poco a poco, porque aunque suena muy bonito, nadie sueña con ser lamparita del sagrario cuando le preguntan qué quiere ser de mayor. Así pasé mi vida hasta los 25 años. ............................................................................................... ASPIRANTADOD DE VIGNAUD. P. Carlos Bosio. .............................................................................................. TEOLOGADO. Paseos a Salsipuedes...Casa de Retiro... Pasesos a la Capilla de Candonga. CAPILLA DEL ROSARIO DE CANDONGA Ubicación: Valle de Punilla, desde la localidad de El Manzano (40 km de la ciudad de Córdoba) unos 9 km por camino de montaña. MONUMENTO HISTÓRICO NACIONAL (1941) Está emplazada en tierras que, a partir de 1588, pertenecieron a don Diego de Loria por merced real. La construcción de la capilla se remonta a 1730. Ha perdurado su nombre indígena, Candonga, y no el de su advocación, Nuestra Señora del Rosario. De armoniosa arquitectura, se destaca por su techo abovedado que avanza hacia el exterior, formando un arco cobijo apoyado en dos contrafuertes, ejemplo único entre las capillas coloniales argentinas. La altura está acentuada por la espadaña lateral, apoyada en el contrafuerte, y la pequeña linterna que descansa directamente sobre el centro de la bóveda, a la manera de las existentes en los galpones de acuñación de la Casa de la Moneda de Potosí. En su austero y sencillo interior se destaca una antigua imagen de la Virgen del Rosario, sobre un altar de mampostería. Es notable la integración y armonía de la capilla con el paisaje serrano, de majestuosa belleza y serenidad. ..................................................................................... CARTAS ABIERTAS A DIOS, Inicitiva del ex Seminarista Tadeo Boselli. Un grupo de gerontes , que socarronamente se dicen jóvenes O un grupo de jóvenes que socarronamente les dicen gerontes, tuvieron hace tiempo un mismo objetivo, que la vida se los fue diversificando. Pero recuerdan aún con fervor los veranos de San Alberto del valle de Calamuchita en las sierras de Córdoba. Hoy, allí, en unión de afectos han decido invitar a todos los exalumnos y ex profesores del Seminario San Carlos Borromeo a escribir una “carta abierta a Dios” desde la visión de cada uno, ya sea presente, pasada o futura, visión de creyentes o de no creyentes, de creyentes y de no creyentes, de seguidores de Jesús o de la Iglesia, de Jesús y de la Iglesia. Las cartas de los que acepten esta invitación, serán publicadas en próximos boletines, pudiendo ser anónima o firmada, de acuerdo al sentimiento del remitente. Marzo de 2013 - 0 - Esta edición contiene las cartas abiertas a Dios que fueron publicadas hasta la fecha AGOSTO DE 2014 - Foro de ex alumnos del Seminario San Carlos Borromeo - Carta Nº 1 Señor don Dios: Cumplo en dirigirme a Ti, a instancia de un grupo de jóvenes (que algunos pretenden decirles gerontes), en los cuales corre la misma sabia de aquellas raíces del Seminario San Carlos Borromeo, que en un momento determinado, les permitió compartir objetivos, y que al diversificarse estos, supieron mantenerla a pesar de las diferentes enfoques de vida. Una carta a Dios no resulta fácil, máxime si es abierta, pues al ser tal, deja de ser un mensaje privado entre remitente y destinatario, se convierte en publica, es un mensaje compartido por los demás. . Así pues dirigirme a Ti, don Dios, no resulta fácil.( Nos han metido tanto en la cabeza que la relación contigo es personal y secreta!!) Sin embargo, aunque persistamos en el individualismo somos gregarios, de allí quizás el valor de las cartas abiertas. Empezaré haciéndote unas preguntas, Dime Señor don Dios : - Porqué nos hiciste únicos al nacer y al morir, pero dependientes toda la vida? - Porque nos diste la libertad de elegir? - Porque nos hiciste limitados con ambición del todo? No quiero hacer las de Pilatos cuando preguntó a Tu Hijo qué era la verdad, y no quiso escucharla. Así que, soy todo oídos y espero tu respuesta. Sé que no necesitas de palabras para responderme, pero no te hagas esperar porque necesito las respuestas. …………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………… Mira don Dios, estaba pensando que: - No hay uno sin todos , ni todos sin uno: el Amor crea la Paz y esto no existe si no se comparte. - Los derechos tienen deberes y los deberes tienen derechos: este es el equilibrio de la Justicia. - Es imposible entender la parte sin ver al Todo: el Imán que atrae a las partes. No se si estas de acuerdo, pero me está pareciendo que el Absoluto es Amor y Justicia, un autentico Imán que nos hace trascender. Señor don Dios: Para hacernos entender tus respuestas, ES IMPRESCINDIBLE QUE TE ESCUCHEMOS Nos has hablado en distintos idiomas, (yo creo entender el cristiano), pero HAZTE ESCUCHAR en todos los idiomas. Sería bueno que todos te escuchemos y entendamos que EL ABSOLUTO ES AMOR Y JUSTICIA. Antes de despedirme, debo aclararte que sigo muy agradecido con lo que me diste y con lo que me quitaste. Son muchas cosas para detallarlas. Solo te reitero que hay mucha sabia en las viejas raíces que dejó el San Carlos y cuando sea el momento aspiro a ser atraído por Ti. Con mi mayor estima, aprovecho a saludarte y te invito a seguir leyendo las cartas abiertas de esos jóvenes que socarronamente les dicen gerontes. Con afecto eterno. Tadeo Carta nº 2 Una carta a Dios? Claro que la escribiría, si no manchara con lágrimas el papel pensando qué distinto sería el mundo si El se acercara un poco más. Algunos nacen ángeles y caminan por la Tierra, otros, demonios, envilecen cuanto tocan. En medio del desorden me enseñaron el temor de Dios que nunca aprendí porque él estuvo siempre muy lejano invisible e inexistente, intocable para las caricias de los humanos. Y así estuve los mejores años de mi juventud estudiando y rezando los rosarios, aprendiendo las sagradas escrituras, preparando misiones increíbles Una carta a Dios? Pero él debiera saber de mi lucha y mi fatiga y cómo desisto a veces de pelearla, aunque me pongo siempre de pie anhelando ser feliz con los demás. Cuánto anhelaría que existiese para darle rumbo a mis pasos alocados. Una carta a Dios? Pero si ni siquiera sé quién es. Autor anónimo, exseminarista del San Carlos Borromeo, 2012. Carta Nº 3 CARTA AL PADRE DIOS Carabelas, lunes 21 de mayo de 2012 Querido Padre Dios Reino de los Cielos Dirección: Jn. 14,2 Casa del Padre (Comunión de los Santos) Muy querido Padre: Llueve. Se sienten ruidos de puertas de autos que se cierran. Motores que se encienden. Zapatean las gotas como tacos finitos sobre el techo. Un termo y el mate. Momento muy especial para pensar y escribirte unas líneas querido Padre Dios. ¿Carta abierta?. Más bien: deseo de comunicarme. Hoy sobretodo quería decirte Gracias por todo lo que ha ido haciéndose realidad – al caminar por la vida – en nosotros y junto a nosotros. Jesús, el querido hermano y amigo, nos enseñó que tú eres Nuestro Padre y que tu Proyecto es hacer un mundo de Amor, de dignidad, al que llamó Reino de Dios, y al que hoy te envío esta cartita. También pedirte – y por supuesto luchar - que no falte el Pan, que el “Perdón” sea la herramienta que limpie nuestros errores y que no caigamos en la tentación de creernos “YO” cuando somos “NOSOTROS”, Amen. Fueron pasando los días, los años. Hoy el horizonte de la vida se ha tornado mucho más claro. Más allá de viejos paradigmas heredados, más allá de dogmas, preceptos, estructuras sociales y mentales. Me es mucho más fácil situarme más allá de los ruidos, de los showmans. Queda muy claro a esta altura de mi vida que las religiones son contingentes, cambian y se adecuan al ser humano y que la espiritualidad es lo esencial. De allí lo fundamental que se ha tornado en mi vida el contacto permanente con el evangelio y a través de él con la persona misma de Jesús y todo lo que Jesús ha ido acercando a mi vida. El episodio de Jesús con los mercaderes echa mucha luz para superar las religiones empresariales y cerradas. Una etapa en la vida en que retornan con su clima profundo de paz: las amistades de la infancia, de la adolescencia, de la juventud. Amistades que quebraron sembrando distancias muchos factores: cerrazones mentales, fantasías, dictaduras. Etapa en que uno ha recuperado la humildad y la sencillez. No soportaría que me llamaran excelencia, eminencia. Despojarme de títulos que lo único que hacen es establecer distancias y alimentar una soberbia totalmente inútil… quedan pocos años para entrar en otra etapa de la vida y aquí ya no servirán títulos, divisas, propiedades… Ante todo te digo Padre Querido que me siento bien porque sé que vos estás muy junto a mi. ¡Al menos esto fue lo que me enseñó Jesús!. Y nada menos que Jesús y el Espíritu al que nos encomendaste, querido Padre, y ellos nos guían día a día con paciencia y con firmeza. ¡Cómo no agradecerte algo tan inestimable y único! Esa presencia de Jesús y todo su entorno de Amor que nos ha ido dando una visión mucho más lúcida acerca de quienes somos, cómo somos y como seremos y para qué fuimos un día llamados a la Vida. Sobre esto te voy a escribir más adelante una carta llena de gratitud. Y, ¡sí!. A mi edad me fue dado entrar en un mundo más real, más inteligible. Un auténtico espacio de “Hogar”, de encuentro de quienes caminamos por la vida con proyectos que reformulamos permanentemente, entre hallazgos y creciendo poco a poco cada día, acercándonos con una gran Paz interior y mejor preparados, a la otra orilla de esta interesante Vida. ¡Ah!, y estoy aquí – en Carabelas – donde tenemos una Madre muy querida, a la que la llamamos como le encantaba hacerlo Francisco, el de Asís: “María de los Ángeles”. Me dijeron hace mucho en el Seminario, que María se decía “Miriam” y que significaba “iluminada, prudente, hermosa”. Querido Padre Dios, y decidí ponerme a escribir estas líneas. Lo hago a menudo, pero esta cartita es bastante diferente. Yo quiero contarte – tú lo sabes muy bien - como me siento formando parte de este mundo y de esta Iglesia, después de haber vivido y luchado ¡tantos años y cómo!. Pasó mucho tiempo - por supuesto, entre nosotros – para entender esto ininteligible del fruto prohibido y la golosidad. ¡Qué mal y en qué lenguaje antiguo me lo dijeron!. Hoy veo claramente que no somos buenos sino que ayudados en el “Reino de los Cielos” y también en comunidades que buscan un mundo mejor – si lo permitimos – nos vamos haciendo poco a poco más y más buenos… ¡O no!. Tenemos que elegir el camino. Otra cosa que tardé mucho en darme cuenta: por qué Jesús, ciertamente inspirado por vos – sacó a los latigazos a los “mercaderes”. Y ahora te cuento. Cuando en el 2002 pudimos zafar (por poco tiempo, es verdad) de la maldita cárcel del “Mercado” – Bolsas, control de las acciones, divisas, FMI, Banco Mundial, Calificadoras de Riesgo, Oferta y Demanda, Bonos, Patacones, Corralitos y miles de artimañas más – con las que fueron construyendo la cárcel en las que las multinacionales, los imperios, las clases dominantes, enjaularon al ser humano para explotarlo y esclavizarlo. Cuando pudimos zafar – te decía - surgió de pronto otra realidad que nos transformó. Y – ¡que enriquecedor y hermoso! - nos relacionamos con solidaridad y cariño en el “TRUEQUE”. Fue allí que comprobé como toda persona puede salir de todo ese sistema tan minuciosamente pensado para fomentar el egoísmo más cruel, y como instantáneamente comenzamos a ser distintos, más solidarios, más metidos dentro de ese Proyecto del Reino de Dios qué él - Jesús - no se cansaba de explicarnos. Y hoy se expande lentamente las “GratiFeria”. Pero esto será para otra cartita. Y te pregunto Padre Bueno: ¿Cómo salir de este infierno en el que el fuego chispotea incesante y abarcador, quemando la felicidad y el futuro de millones de personas, sobretodo de jóvenes que terminan embarcándose en la violencia, las drogas, el odio. Todo este “Puñado” de gente que ha encontrado un “Cielo” en el dinero, (un hueco tan brilloso como engañoso), que amontona millones de dólares, inmensas propiedades etc. ¿Te parece, Padre Querido, que podrán cambiar algún día y ver la realidad de lo que hacen, y de lo que pierden de hacer?. ¿Te parece que podrían abandonar las guerras con Bombas de todo tipo, misiles, Drones, espionaje minucioso etc. para acercarse al valor más grande para un ser humano: la Paz?. ¿Podrán entender a donde los llevan las minerías y el petróleo buscados con avidez insaciable y comprender la importancia de la solidaridad y el cuidado del Queridisimo Planeta que se va derrumbando aceleradamente?. ¿Crees – Querido Padre - que podemos “tus Hijos adoptados por vos el día del Bautismo”, ver llegar con toda esa claridad y ansiedad que lo esperaba tu propio Hijo Jesús, y que veía llegando ya tu Reino al que nos presentaba como el “Reino de Dios”? Veía caer el agua sobre las calles y sembrados, sobre ricos y pobres; las gotas saltaban alegres dejando globos muy pequeños y el suave gritito de felicidad. Así es la naturaleza cuando no la estropeamos con nuestro feroz egoísmo. Y mientras escribía yo pensaba: ¡Qué felices podríamos ser si pudiéramos destruir las cárceles tan fríamente construidas con Bancos, Paraísos Fiscales etc. Sabes – Padre Bueno – venía a mi mente el agua con su misma melodía y agilidad que se escurría por los vidrios del Seminario San Carlos, aunque también – entonces - tronaban las bombas de la fábrica de armas a escasos metros que hacían temblar y hasta romper los vidrios. Y el Paraná inmenso que subía y bajaba por donde circulaban los pequeños barcos con su ronroneo, mientras yo escuchaba y miraba desde la azotea. Claro, y recordaba a esos “grandes e inolvidables amigos” que nos dispensó la vida para siempre: ► Los que hoy escriben y distribuyen los Noticieros – ya van por el 69º -. ► Los que se siguen reuniendo año tras año en la Casa San Alberto en Santa Rosa de Calamuchita. ► Los amigos que nos orientaron y acompañaron en momentos muy duros e imprevistos: Amiratti, Arroyo, Iturbe, Parolo, Pecci, Praolini, Larrambebere, Tetamanzi…¡te nombro Querido Padre a ellos porque ya no están con su risa, con su palabra franca y sinceras, su visión desinteresada y creativa de lo que estábamos viviendo y buscando para todos!. ¿Dónde estás, Padre Bueno? ¿Hay otra orilla de esta vida, de a ratos tan difícil y dura?.. En un universo con longitudes de miles de millones de años luz, nuestro cerebro y nuestros sentidos quedan quebrados y desorientados. Por eso te escribo con cariño esta cartita. Confío con toda mi alma en Vos. Te amo, te espero, me siento realmente tuyo a pesar de tantos errores que cometí y cometo. Dame un poquito de tu Luz, ¡cómo cambiaria mucho más mi vida! ¿No te parece?. Dentro de unos días te volveré a escribir. Contigo ahora y siempre Antonio Ángel Ferián Un hijo tuyo Carta nº 4 Carta a Dios… Querido Dios… Me pidieron que te escriba una carta… pero anduve dando vueltas, y no me decidía… Una Carta… para pedirte?... a esta altura del partido… qué te puedo pedir, más de lo que ya me diste?... vida, familia, hijos, nietos… casa, trabajo, ahora una jubilación… No. No puedo pedirte ya nada material… ni siquiera salud, que a veces me tiene en jaque… Pero… Y porqué no?.. para decirte “Gracias”!... Para hacer una revisión de todo lo que me fuiste regalando a través de estos 69 años, ya casi hechos… sí, porque dentro de un mes ya comienzo mis “70”… si así lo disponés Vos… Tal vez tenga que darte gracias por haberte descubierto como “Alguien”, vivo, viviente, vivificante… cosa que no hace mucho!.. Y así poder admirarte en todo lo que hiciste, hacés y mantienes!... A través de los años – también - fui descubriendo la inmensidad de tu Creación… maravillosa, admirable, grandiosa, tanto en lo pequeño como en lo sin medida… Mis ojos no alcanzan a comprender la fuerza que has puesto en toda la materia, y de un modo especial en la vida de cada ser!... desde una hormiga, desde mi perro, un Cusco peludo…marca “perro”… de una florcita de un pequeño yuyito, los árboles, los ríos y montes… la fuerza de un volcán… hasta las estrellas con sus giros ordenados que no se paran desde hace millones de años… recorriendo distancias que no podemos medir… TODO PERFECTAMENTE ORGANIZADO!... Gracias, sí, por todo lo que me permites ver, experimentar… cuando nos permites vivir esos días en ese rincón preparado – no sé desde cuanto tiempo – “SAN ALBERTO” para recibirnos ahora, ya “viejos” (aunque nuestro espíritu se sienta joven!)… Toda tu creación… el Amor de mi esposa e hijos… la Amistad de mis hermanos y amigos… con quienes quiero compartir ésto. Sé que nunca podré terminar de comprender “Quién eres”… porque “no me da el cuero”… No puede entrar en mi vasito la inmensidad de tu Océano! Por eso, sólo quiero decirte que te admiro y te doy gracias porque, “en algo”, me haces participar de Ti!!!... Un abrazo. Te quiero, aunque a veces no te lo diga, o me olvide de Vos y “quiera hacer la mía”… Celso PD: Sí… Tal vez tenga que pedirte algo: Bendice a todos mis hermanos, con quienes compartí tantos años… Carcarañá, 07-07-2012 Carta nº 5 Querido Dios: Ante todo quiero aclarar algo. Te llamo “Dios” porque ese nombre me lo enseñaron para designarte a Ti. En realidad es un nombre que proviene de la religión, de un sistema de creencias que me enseñaron desde chico. Hoy creo que preferiría llamarte de otra manera. Juan decía que “Dios es Amor”. Por eso me gusta, cuando pienso en Ti, pensarte como una “Energía Amorosa”. Debo decirte que no dudo de tu existencia. Creo que hay muchas cosas que me sucedieron en mi vida que, para mí, me hablan claramente de tu existencia. Eres como el aire que respiramos, estás ciertamente en todas partes y no podría vivir sin Ti. Pero me ha costado llegar a estas conclusiones. He tenido una educación que me dio una imagen distinta de lo que creo que Tú eres. Me costó mucho desprenderme de esas ideas, por ejemplo que ninguna religión te puede abarcar. Que en realidad no eres un ser religioso. Que la religión la creamos nosotros, los seres humanos, pero Tú estás fuera de todas estas cosas que hemos hecho. Ese fue un descubrimiento costoso, lento, pero reconozco que Tú me ayudaste a lograrlo. Durante toda mi vida debí deshacer muchas ideas que tenía de Ti y empezar a componer otras con respecto a Ti. Debo decirte que no fue nada fácil, separarte de toda religión. Fue largo el tiempo y costoso el camino que me llevó lograr esto. Pero me fuiste dando grandes ayudas a través de algún amigo o cuando yo mismo te buscaba en la naturaleza, en la belleza del mundo, cuando descubría que Tu, como Vida, estas como enredado en cada planta, en cada árbol, en cada animal, en esas personas que necesitaban una ayuda, una palabra que yo podía darles. Y a propósito de la “palabra”, recuerdo que Juan dijo que “en el principio era el Verbo” y cuando se relata la creación del mundo se dice que Dios, Yahvé, no hizo el mundo, sino que dijo una palabra y éste, el mundo, obedeció la orden emanada de esa palabra. Es decir el acto de la creación fue un “decir” y no un “hacer”. Debo reconocer que en toda esta reflexión me ayudó lo que la psicología reflexionó sobre la “palabra”. La Palabra como iluminadora y esclarecedora que rompe las penumbras en la que los seres humanos solemos estar envueltos. Muchas veces y sin darme demasiada cuenta, he dicho palabras a muchas personas conflictuadas, desesperadas, y que esta palabra, que a mí no me costaba nada decirla, era tremendamente importante para esa gente. No podía dejar de pensar en Ti, cada vez que tomaba conciencia de estas cosas, por eso no puedo negar tu existencia. En esta carta que te estoy escribiendo, el motivo o la consigna era que te podía pedir. Pero, ¿Qué podría pedirte? si Tú sabes mis necesidades, si ya las conoces ¿para qué pedírtelas? Tal vez lo que Tú quieres es que te demuestre una profunda confianza en que Ti, tal vez lo que tú quieres es que ponga en funcionamiento el potencial que depositaste en mi. Un potencial que hará que algunas cosas parezcan milagros, pero son solo producto de un poder que nos has dado. Pero si de pedir se trata, solo tendría que pedirte que nunca deje de pensar en Ti, en cada momento de mi vida. Que pueda vivir el “aquí y ahora” plenamente consciente de este instante de vida que tengo y que este instante se desarrolla totalmente en la cobertura de esa “Energía Amorosa” que eres Tú, porque todo lo demás vendrá por añadidura. Lo que significa que mientras me ocupe de no salirme del ámbito de tu Energía, me vas a asistir en todo lo que necesite, solo tendré que tener la sabiduría necesaria y la atención centrada para descubrir en todo momento tu Presencia real, Activa, Viva en todo lo que me rodea y tener el cuidado de no maltratar la Vida ni la propia, ni la ajena, ni la del Universo, ni la del planeta en que vivimos. No quiero alargarme más. Sin embargo sería bueno agradecerte algunas cosas porque valen la pena hacerlo. Solo tres cosas, pero hay muchas: La Primero es la Vida, este llamado a tomar esta existencia como una invitación a vivir definitivamente. Lo segundo que debo agradecerte es un genial invento tuyo: el sexo. Debo reconocer que los seres humanos no hemos entendido bien lo que es el sexo, esa explosión de energía que nos transforma plenamente cuando lo ejercitamos de acuerdo a tus deseos. Hemos marginado lo relacionado al sexo. No hemos comprendido plenamente o al menos eso me pasó a mí, que de la sexualidad surge esa energía que nos impulsa a la creación en todo sentido. Hemos vinculado la sexualidad solo a la relación genital entre el varón y la mujer, como si en esto se agotara la vitalidad que encierra esa maravilla que es la sexualidad. Tardé años en poder responderme por qué Tú has querido que las cosas sean así. Hasta que comprendí que lo que desata la sexualidad, es una explosión emocional que es lo que permite la verdadera libertad. Hiciste al “hombre” en dos partes que se deben unir. El Yin y el Yan de la vieja cultura china. Dos facetas que se necesitan para componer la Unidad. Hemos puesto “pecado” donde no debíamos y no lo hemos puesto donde sí debíamos ponerlo, pues todo pecado es siempre un atentado al Amor. Nos hemos olvidado que después de todo estamos en esta vida solo para eso: amar. Creo que los místicos, sí lo han comprendido muy bien. Y la tercera cosa que debo agradecerte, es vivir en estos tiempos de cambios tan interesantes, importantes, hermosos. Cambios en todo orden, que parecen liberar un campo energético maravilloso que nos permite elevarnos a nuevas frecuencias que nos acercan a Ti y que nos permiten descubrir el potencial que durante mucho tiempo lo hemos tenido como apagado por causa de elecciones equivocadas. ¿Qué mas decirte?, ¿Qué mas pedirte? Solo seguir el camino que tengo que seguir con la mente atenta, despierta, centrada en el hacer, pensar y decir en el aquí y ahora desde el Amor porque eso eres Tú. Y un pedido sería solo este: no permitas que me aparte de Ti.- Manuel Rodríguez, desde Barranqueras, Chaco Carta nº 6 Querido Padre y Madre Nuestro: Que estás presente con tu Espíritu, en cada corazón humano, en cada ser vivo, en cada animal, en cada árbol. Santificado, bendecido y adorado sea tu Nombre, sobre todo nombre. Venga a nosotros tu Reino, que seamos un reflejo de tu Luz. Siembra el amor en nuestros corazones, alimenta en todos nosotros, la solidaridad y la compasión. Toma nuestra pequeña identidad y cúbrela con el manto de tu Luz divina. Que nuestras palabras, sean tus palabras Que nuestra mirada, sea tu mirada Que nuestros gestos, sean tus gestos. Que nuestra voz, sea tu voz. Cuando vemos cómo los animales cuidan, alimentan y defienden a sus críos, no podemos pensar que Tú, vayas a ser menos que ellos con nosotros, que somos tus hijos. Cuando hiciste al hombre a tu imagen, no lo hiciste débil y enfermo, lo hiciste sano y fuerte. Nos has creado con un cuerpo íntegro, una mente clara y un corazón, lleno de amor. Qué sucedió entonces, cuando vemos ahora, un mundo lleno de odio, dolor y sufrimiento?. Mentes que están pensando cómo sacar provecho de los más débiles, corazones sin compasión. Acaso hemos olvidado de dónde venimos y hacia dónde vamos. El peor pecado es atacar la mano del que nos ha dado la vida y el mundo, para que disfrutemos todos de él, en paz y en armonía. Nosotros hemos creado la enfermedad y el dolor, con nuestras traiciones individuales y colectivas y con nuestro ego insaciable Padre bueno, ahora te pedimos que se cumpla tu voluntad en la Tierra, como en el universo donde todavía, no existen los seres humanos. Amén. Exalumno del San Carlos Borromeo. 2012.- Carta nº 7 Carta Abierta a Dios Una carta abierta a Dios es todo un desafío. Es como entrar en un viaje cósmico encapsulado en una nave espacial a 140.000 años luz de la tierra tratando de encontrar la Verdad que lo explica Todo. Es querer entender el Infinito. Sacarle la magia al Misterio y pretender demostrar con la razón lo incomprensible. Sería un viaje que tarde o temprano llegaría al mismo destino desconocido… porque no se trata de buscar aquí o allá. Hace más de 30000 años que el ser humano trata de escribir ésta carta. Desde aquel pre-homo sapiens que dibujó caballos, bisontes y leones en las cuevas de Chauvet-Pont-D’Arc, hasta los cientos de millones de destacados filósofos, teólogos, gurús y simples individuos que le siguieron con la palabra , con el arte, con la música y con sus miles de millones de escritos. Estamos hoy más cerca de la Verdad que aquellos dibujantes de Chauvet-Pont D’Arc? Probablemente no y quizás todo lo contrario. Por milenios los humanos hemos necesitado creer en esa Verdad y de esa creencia fueron surgiendo cientos de ritos y religiones. Hemos adorado desde becerros de oro, vacas sagradas y elefantes vestidos… a estatuas, crucifijos, estampitas, pinturas y amuletos de todo tipo… además del sol y de la luna. Dios - como el resto de una lista interminable de sinónimos - ha sido la palabra que automáticamente y en su más amplia mayoría ha llevado al ser humano a creer y expresarse en términos de una tercera persona. Ejemplo: Dios está en la iglesia. Es un hombre sabio y bueno, de cabellos y barba blancos. Casi todos hablamos de El…algunos de Ella. Pero siempre es Alguien que parece estar ahí afuera. La ciencia nos ha llevado por caminos extraordinarios e inimaginables. Hasta hace unos años nos enseñaban que sólo había doce planetas y unas pocas galaxias. Hoy ya hablamos de miles de planetas y billones de galaxias y un universo aun en expansión. Y nosotros aquí en esta bella burbuja azul llena de vida. La Tierra es sinónimo de Vida. Esa que ya prácticamente siempre hemos dado por otorgada. Esa sobre la actual procedemos como si sólo fuera de nuestra exclusiva e individua propiedad. Es otra Entidad que tratamos en tercera persona como si no fuéramos ya parte intrínseca de la misma. Quizás el viaje hacia la Verdad es otro. No es ni cósmico, ni al templo más cercano. Es un viaje hacia adentro. Y el proceso no es racional sino espiritual. Es sentir y vibrar con esa Vida, fuente de toda Vida y de la cual somos parte indivisible…y lo seguiremos siendo in eternum. Volvamos a la carta. A Quien realmente podemos dirigirla? P.D.: esto va anónimo porque somos todos partes de la misma Cosa…aunque pensemos y sintamos en forma diferentes. Carta nº 8 Querido Papá: En esta breve carta te pido autorización para transcribir nuestra última conversación telefónica (que grabe sin avisarte) y enviar una copia a Tadeo, que me tiene… perdón…para ser incluida en el boletín a falta de una carta propiamente dicha. Tu hijo El empleado del Correo recibió mi sobre, mientras me entregaba otro, observando curioso que el destinatario de mi carta coincidía con el remitente de la que me entregaba… Ya en la vereda, saco del sobre recibido un pliego con solo dos palabras. “Autorizado. PAPÁ”. Y un gran sello redondo: en su centro “Papá” y radialmente cientos de nombres, de los que solo reconocí algunos. ¡Y el atendía mi trivial necesidad antes de que yo girara mi pedido!!... Vuelto a casa, pasé a papel lo grabado: - Hola ¿con que numero hablo? - ALFA y OMEGA, Dios. - Me costó. ¿Andan bien ahí las comunicaciones? - Siempre y gratis. ¡No habrás llamado con poca fe?.. Bien, ¿de qué se trata? - Mi amigo Tadeo me tiene los kinotos… - Epa! Los Kinotos pase, pero ¡ojo con lo que digas de Tadeo, que es mi amigo antes de vos lo conozcas! Perdón…Me insistió varias veces que te escriba… Pero esto es teléfono. Me llamas Dios, sos de Tierra, occidente, cristiano. Todos los nombres de toda época y lugar, tocan mi corazón. Todos dicen algo de mí, aunque no me abarquen. Soy inabarcable pero no inaccesible… ¿Alguna vez no pudiste llegar a mi? Y…Cuando no te llamé. Sos libre. De todos modos estoy siempre junto al tubo, tratando inclusive que notes mi presencia y sientas el impulso de llamarme. Bien... Aunque ya lo sé ¿Qué te pasa? Lo de la carta… Tenía pereza de escribirte. Pero además me preguntaba para quién escribía: ¿Para Vos?... ¿Para que la lean los otros chicos?... ¿o para mi mismo?... Y te parece que cuando transcribas este diálogo (sé que pronto pedirás autorización) ¿quedará zanjada tu triple duda? ¿Me querés decir que es sólo pereza? Que es la madre… Otra cosa: Aunque la vida de Uds. en el San Carlos, la actual de cada uno (incluidos quienes ya vinieron) y todos los años transcurridos, todo me es presente. No puedo evitar una sonrisa socarrona al escuchar eso de “chicos”. Me parece más realistas quienes en cartas (de verdad) hablan de “gerontes”… O a lo sumo de “muchachos”. No te pongas mal, pero con eso de “chicos” pareces huir de la realidad, de las leyes de la vida y la materia. - Bueh… eh… Pasa que… el reencuentro, tan postergado nos retrotrae a la época del San Carlos, nos hace sentir con aquella edad, por eso lo de “chicos”. Los años posteriores diversificaron nuestras vidas, nuestras geografías, incluso nuestra visión del mundo, la política, y hasta los caminos para llegar a Vos. Pero quedó un sustrato vital imperturbado, que con poquito regarlo, reverdeció. Algunos rostros no se miraban desde hacía varios muchos años. Con ayuda de tarjetas identificatorias, las diferencias faciales en minutos se esfumaron, hasta ver, en el actual, el rostro de niño o joven de otrora….Y volvimos en cierto modo a nuestra niñez y juventud. Por eso entre tantas cosas te agradezco, ésta del reencuentro, la constancia de quienes trabajan en él y la alegría que nos reporta, podamos o no asistir. -La alegría de Uds. es mi alegría, yo estoy en Uds. y Uds. en mí. -No podemos vivir sino en Vos, nuestro Todo, de Vos y para Vos. Si no, no serías Todo, como nos enseñaron los maestros que nos pusiste en el camino. Enseñanza corporizada en el ejemplo de grandes hombres y sazonada, en casos, con la mujer y los hijos por Vos regalados. -A parte de agradecerme, ¿querés pedirme algo? -Si, que me ayudes cuando resulta duro perdonar… -¿A quién? -Sobre todo a mí mismo… Tantas fallas a través de la vida. Cuesta más que perdonar a otros. -Perdonar es reconciliarte con vos, con la vida con los demás, con el mundo. ¿Te das cuenta mi querido tontito, que tu carta (o teléfono…) fue para mí, para los “chicos” y también te hizo bien a vos? Bueno te bendigo a vos y a ellos. -Gracias, Papá, hasta la vista. Un beso a quienes ya están allá. Tu hijo Pepe Carta nº 9 Querido Dios: Tú sabes que no debería costarme tanto escribirte una simple carta. ¡Tantas veces nos hemos comunicado! Pero, hacerlo así, por esta vía tan avanzada en lo tecnológico… Desde chiquito aprendí que las cartas personales deben hacerse manuscritas, ni siquiera a máquina (ese aparato ya tan arcaico pero que fue tan útil). Y nuestras cartas, mis cartas a Ti, siempre se escribieron en un nivel más alto: “cor-escritas”. Porque nunca fueron necesarios papeles, ni tipos de letras, ni estampillado que asegurara su destino. Las cartas nacidas del corazón llegaban a Ti instantáneamente y tus respuestas se dieron de tantas formas que mi vida toda está inserida en ellas. Pero, como sé que ésta que escribo en estos momentos irá a engrosar un mar de cartas y mi nombre se perderá en la multitud de tantos que se comunicarán contigo, me apartaré de lo habitual y seré uno más en confesarte a propios y extraños. Una de mis obligadas oraciones de cada día es el rezo del Credo Niceno en latín. Ésta y otras oraciones son lo único que me ha quedado del latín aprendido en el seminario. Pero esta reafirmación de mi fe es aún más antigua. Desde que aprendí el catecismo, allá por los siete años, nunca dejé de creerme el “cuentito” del cielo. Para mí fue y es algo tan natural que pido perdón, no ya a los que no creen, sino a quienes sostienen serias dudas, apoyados en razonamientos filosóficos que yo no sabría rebatir ni me preocupa hacerlo. Pero no me interesa hablarte de mí en esta carta, querido Dios. Me interesa sí explayarme un poco recordando a dos personas que fueron muy cercanas a mí, cuyas vidas han sido firmas indelebles de confesión de fe. El hecho de que ambas hayan sido ministros tuyos puede sugerir una visión parcializada de mi parte. Pero, ¿he de hablar de lo que no conozco? ¿O callaré lo que llegué a conocer para evitar me tilden de fanático? Se debe ser auténtico. Y ésta es mi autenticidad aunque pueda ser criticable. La primera de las personas a las que me referiré es el padre Julio César Pecci Salido (como gustaba nombrarse). Su espontaneidad, nobleza y coraje fueron signos del hombre de Dios que de alguna manera idealicé. Durante distintos pasajes de su vida estuve próximo a él y, aunque no fui de gran ayuda en sus avatares, nuestra relación, aún interrumpida por sus obligadas ausencias, nunca se cortó. En sus últimos meses en la tierra, cuando por razones de salud debió radicarse un tiempo en Rosario, solíamos cada sábado encontrarnos para cafetear y charlar. Julio pedía café en “bordalesa” porque decía que el café es un poderoso antioxidante. Tan luego él que de oxidado no tenía nada pues era totalmente desestructurado. Nuestras charlas giraban, inevitablemente, sobre el evangelio del domingo. Yo me transformaba en un oyente privilegiado ya que él ponía tanta pasión en la interpretación del texto bíblico que parecía estar desarrollando su homilía ante su querido pueblo de María Teresa. Poco antes de volar a la casa del Padre me participó su seguridad de que el hombre, al dejar este mundo, iba completo al encuentro contigo, Señor. Yo no estaba muy seguro, aunque no se lo decía, porque aún viejos predicados teológicos están arraigados en mí. Como quiera que sea, creo firmemente que está en tus brazos, Señor, participando de la fiesta de un hijo pródigo. El segundo de tus ministros que marcó mi vida (y sólo está en segundo término porque su vuelo a Ti fue posterior al de Julio) es el padre Tomás Santidrián. No voy a abundar en conceptos sobre alguien que en su paso por la tierra ha tocado tantas almas. Él me recibió cuando, a los trece años, ingresé al seminario. Fue mi subprefecto en la división “medianos” y profesor dinámico de latín. Cuando dejé el seminario seguimos en contacto y estuvo presente en los mejores momentos de mi vida. Ofició de ministro en mi casamiento, apadrinó a una de mis hijas, y pude contar con su asistencia en momentos puntuales de crisis. Siempre estuvo cercano a mí y a mi familia. Ofició la misa de nuestras bodas de oro matrimoniales y su vida fue un ejemplo perenne, como una estrella que nunca dejó de brindar su luz. Tú sabes mejor que yo, Señor, que fue un hombre de una gran inteligencia, intelectualmente dotado y que, en esta calidad, hubiera podido alcanzar cimas insospechadas. Pero sabes también, Señor, que salvó a sus ojos de la ceguera del intelectualismo para verte y descubrirte en los desposeídos, en los humillados y abandonados, en los que nada añadirían a su brillo académico pero que lo salvarían de la pompa del mundo para acercarlo a tus llagas, a tu fracaso a todo lo mundano. Y lo dice alguien que no supo acompañarlo en esta obra magna como hubiera debido y sólo fue un mero espectador, de palabras huecas y corazón mezquino. ¡Claro que hubo otras vidas que me edificaron, religiosos y laicos que merecen ser modelos! También algunos cuyas mentes te rechazaron pero encarnaron en sus vidas principios sólidos que yo muy lejos estuve de vivir. Tú seguramente no los rechazarás y juzgarás por el amor que entregaron en sus actos. Pero ninguna vida dejó en mí tan honda huella como la que dejaron Tomás y Julio que, proféticamente, practicaron lo que hoy con tanto énfasis y reiteradamente predica Francisco a sus sacerdotes: que nadie debería abrazar el sacerdocio para lograr una vida cómoda o ascender en el escalafón clerical. Nuestro amado papa insta a sacerdotes, religiosos y obispos a pensar menos en sus carreras en la Iglesia y escuchar más las necesidades de los católicos de a pie, especialmente los pobres. Y Señor, llego al final de esta carta que no hubiera querido recibieras por esta vía. De hecho, ya había sido escrita como debía: “cor-escrita”. Y Tú la has registrado en tu corazón sabiendo que provino de alguien que sólo es medianamente bueno con las palabras pero terriblemente malo con las obras. Pero, Señor, a pesar de todo esto, de lo poco que soy, Tú sabes que te amo. ¿Sí? ¿Lo sabes Señor? Juan Carlos D’ andreta ............................ Carta nº 10 GRACIAS… Señor, ambos sabemos que no hacen falta cartas entre nosotros… Pero tú sabes a quien, de los hermanos de mi temprana educación, se le ocurrió la idea… Claro, se ha pasado la vida entre notas, carpetas, documentos y expedientes cosidos… Yo lo quiero, Tú lo amas. Démosle el gusto. Estuve pensando en nuestros constantes y por momentos largos diálogos, concluyendo que todos ellos tienen dos denominadores comunes principales: darte Obviamente que también hay preguntas y pedidos de orientación, pero todos, antes o después, terminan en gracias o perdón. Los diálogos de perdón quedarán entre nosotros. Pero compartiré en esta “carta” algunos motivos de “gracias”. Gracias Señor, por la familia en que nací Ellos fueron los primeros que me hablaron de Ti. Gracias Señor, por los Maestros (y Maestras) que pusiste a mi disposición para guiarme. Gracias Señor, por aquellos que hiciste mis compañeros y amigos porque enriquecieron y enriquecen mi vida con su afecto y propias experiencias. Gracias Señor, por haberme hecho experimentar tanto la vida de Narciso como la de Goldmundo. Gracias Señor, por la mujer (*). Me las diste en abundancia: abuelas, madre, tías, hermana, esposa, suegra, hijas, nietas, primas, sobrinas, amigas, más que amigas, jefas, subordinadas, compañeras, profesoras, alumnas, etc. Y a través de ellas me hiciste valorar la Inteligencia Emocional, tan presente en lo femenino. No en oposición a la Inteligencia Racional, sino como complemento entre ambas. Gracias Señor, por la música que hiciste penetrar intensamente en mi vida a través de mi esposa Mabel. Gracias Señor, por haberme dejado asomar, a través de las matemáticas y la tecnología, a las leyes físicas con que gobiernas el Universo. Gracias Señor, porque mirando al mundo compruebo que me has dado una vida relativamente fácil. Gracias Señor, por hacerme comprender que no basta asistir al prójimo en la pobreza sino que es necesario ayudarlo a salir de ella. Que no es lo mismo dar de comer que comer con… Gracias Señor, por hacerme comprender que no debo despreciar al rico, ni al harto, ni al que ríe, sino hacerle comprender al primero lo fatuo de la riqueza y al segundo y tercero el privilegio que tienen para que compartan. Gracias Señor… Gracias Señor… Gracias Señor… ¡Hay tantas cosas por la que darte gracias! Pero hay un pedido de perdón que quiero manifestar, sobre todo por quienes leerán esta carta. Yo pienso que el delito no se hereda, pero no es lo que se manifiesta en las Sagradas Escrituras. (¿Habrás sido bien interpretado por los escribas?) Porque en ellas los pecados de los padres (desde Adán y Eva) impactan sobre la descendencia. Entonces, como hijo de tu Iglesia, siento que debo pedirte perdón por lo que hicieron nuestros predecesores con ella. La entregaron al César. Copiaron su imperial estructura organizativa, Se transculturizaron rodeándose de idolátricas imágenes. Bendijeron armas, saqueos, violaciones y asesinatos. Se rodearon de oro. Abusaron de otros… Y en Tu nombre torturaron y mataron… Sólo espero que también tenga que darte las gracias si lo haces prosperar a Francisco en sus intentos. - Tu hijo Eduardo (*) Ellos no lo saben, pero vamos a revelarles esto: Una de las razones que me impulsaron a salir del Seminario es porque sentí que no podría mantener el celibato. Y Tú me dijiste: - Ah !, ¿querés mujeres? - Y, siiiiii… - Te daré mujeres entonces… Y como siempre me dio las cosas en demasía. A mis 45 años tenía esposa, tres hijas, madre y suegra viuda, una perra y trabajaba en una empresa con 10.000 mujeres (Tupperware)… Éramos sólo 35 varones!!! Llegó un momento en que le pedí piedad y me concedió un perro. También nietos. Pero los tres que me concedió viven a 10.000 Km. de distancia (USA) Y las dos nietas obviamente aquí, al lado mío… Por lo visto aún no he saldado esto y sigo pagando, aunque con gusto. ---------------------- A propósito de la carta abierta a Dios nº 10 de Eduardo… Ante la inquietud que la carta plantea al final, vale la pena recordar una oración de un Hermanito de Foucauld: Carlos Carreto - en la década del 60, que nos acercó la Hna. Alejandra Santidrian Que criticable eres! Que criticable eres, Iglesia! Sin embargo, cuanto te amo! ¡cuánto me has hecho sufrir! Pero ¡cuánto te debo! Quisiera verte demolida pero necesito de tu presencia. Me has dado tantos escándalos! Y sin embargo, me has hecho entender la santidad. Nada, por una parte he visto en el mundo más oscurantista, más comprometido y más falso; pero, nada, por otra parte he tocado más puro, más generoso y más bello. ¡cuántas veces he sentido deseos de estrellarte contra la puerta de mi alma! ¡Y cuantísimas otras veces he pedido poder morir en tus brazos, los únicos seguros! No, No puedo librarme de ti, porque soy tuyo, aunque sin serlo por entero. Además ¿a dónde iría? ¿a fundar otra Iglesia? El caso es que no sabría fundarla sino con los mismos defectos, ya que son los míos, los que llevo dentro Por otra parte sería mi Iglesia y no la de Cristo. Soy lo bastante viejo para comprender que no soy mejor que los demás. Hermanito de Foucauld, Carlo Carreto (en la década del 60) --------------------------- Carta n° 11 Aquí estoy, mi Dios. Sé que hace mucho que te debo esto, pero creía que el hablarte todos los días era suficiente. Sin embargo al hacerlo por escrito me doy cuenta de muchas cosas y reflexiono. Estoy abrumado por la maravilla de tu creación, el milagro de la naturaleza, el universo en general y sobretodo, la naturaleza humana, tan compleja como incomprensible. Yo sé que a veces me creo como alguien que es independiente y que no le debo nada a nadie. Cuan equivocado he estado cuando por momentos pensaba en ello. Ahora que los almanaques se han acumulado, (junto con los achaques) me doy cuenta también de todo lo que me has dado a través del tiempo, pasando por momentos oscuros pero por otros muy hermosos. Mis tropiezos, Tú los conoces. Y no me enorgullezco. Al contrario de muchos que conozco, si pudiera volver a vivir mi vida, ciertamente que sería muy distinta. Te doy gracias por todo. Por esos dones que no terminan de caer del cielo, y que reconozco cada día cuando me despierto. Gracias mi Dios por esta vida. – Edgardo Bianchi CARTA Nº 12 Señor: Los abajo firmantes, integrantes de la promoción 1964, del Seminario San Carlos Borromeo, nos dirigimos a Ti rememorando los pasos que dimos juntos por un camino determinado durante años de nuestra niñez y juventud. Al cumplir 50 años de promoción recordamos el tiempo que vivimos juntos, y nos viene a la memoria, la enseñanza del anciano yaki, descendiente de los toltekas, que relata Carlos Castaneda en su libro "Las enseñanzas de don Juan": "Un camino es solo un camino, pero tu decisión de seguirlo o no debe estar libre de miedo y de ambición, y luego hazte una pregunta ¿tiene corazón este camino? Si lo tiene es bueno si no, de nada sirve". Por eso, con un sincero reconocimiento y recuerdo de todos nuestros maestros, te reiteramos: Gracias Señor por habernos permitido compartir en el San Carlos un camino con corazón. Rosario, octubre de 2014.- Hugo Ares, Jorge Ares, Oscar Avalis, Edgardo Bianchi, Tadeo Boselli, Jorge Catalfamo Livio Chiviló, Roque D´Angelo, Carlos De Agostini, José María Ferrari, Antonio Ferian, Charles Hotham, Juan Larrambebere, Pedro Marcaccini, Severino Pasquini, Orlando Pennesi, Juan Teidons, José Matías Villar, Ernesto Vitelleschi - Agarini, Batter, Ciardella, Héctor Cubada, Faccheti, Jandiris, Lanzillotta, Pesaresi, Quiroga, Rodríguez M., Tovolini, Zimmermann, Amezaga, Nadaluti, Zulian, Soto. A un año de habernos dado el desafío, hemos tenido la satisfacción de haber abierto un canal de comunicación no convencional, pero no menos efectivo. Hemos puesto en evidencia que existe una fuerza que a través de la visión que cada uno tiene de Dios, nos da la paz que necesitamos para vivir. Esta es la recopilación de nuestros dichos. No hemos terminado, apenas si empezamos. Por eso no lo damos por concluido el desafío, empieza una nueva etapa en la que nos invitamos a despojarnos del miedo que puede darnos tener un dialogo de estas características, desde la insignificancia de nuestras vidas y nuestros relatos. Vale la pena el intento. Fue re.......................................................

lunes, 3 de julio de 2023

San Martín, El sable corvo. Su recorrido. 03 - 07 - 2023.

SABLE CORVO DEL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN – fotografía del Museo Histórico Nacional- 1962. “ en la fotografía luce la dragona original,atada a su mango ,como llegó al País dentro de su caja.Luego de los dos robos que sufrió el sable del Libertador,hoy se exhibe en el Museo Histórico Nacional, con otra dragona , y desatada,presentada aparte del sable y su vaina" ____________________________________________________ " Y REDACTÓ SU TESTAMENTO PARTIENDO LA HERENCIA EN DOS , DEJÓ SU CORAZÓN A BUENOS AIRES Y SU SABLE A JUAN MANUEL DE ROSAS " Leopoldo Lugones -1905 ____________________________________________________ “Tercero: el sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción, que como Argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los Extranjeros que tratan de humillarla. JOSÉ DE SAN MARTIN -23 de Enero de 1844 ( testamento) “Indudablemente esta disposición fue la más controvertida de las escritas por el Libertador y fue motivo de infinidad de comentarios y especulaciones posteriores una vez conocido el testamento luego de su muerte y llegada la noticia a Buenos Aires. Tal fue la polémica que levantó entre los opositores a Rosas críticas muy duras poniendo en duda la autenticidad del documento y la capacidad mental de San Martín al escribirlo. Si bien San Martín y Rosas intercambiaron correspondencia, nada hay en ella que infiera una aprobación o apoyo a la política interna del Restaurador por parte del Gran Capitán. San Martín priorizaba en su ánimo la lucha contra la agresión extranjera y no el espíritu de partido o personalismos. Entendía que ante el bloqueo realizado desde 1838 por la escuadra francesa, la actitud de Rosas había sido firme para sostener el honor nacional. Se dice que legó su sable por la batalla de Vuelta de Obligado (20.Nov.1845); basta con ver la fecha del testamento para darse cuenta que no fue así.” Extractado de “El Testamento del General San Martín Roberto Colimodio – acadèmico sanmartiniano. _________________________________________________ " ES EL SABLE CON QUE SAN MARTÍN CONQUISTÓ NUESTRA INDEPENDENCIA Y NUESTRA LIBERTAD : ES LA HOJA DE ACERO CUYO BRILLO ILUMINÓ CON DESTELLOS DE INMORTALIDAD LA SENDA DEL HONOR Y DE LA GLORIA QUE RECORRIERON TRIUNFANTES LAS LEGIONES ARGENTINAS, DANDO LIBERTAD A LOS PUEBLOS " Juan Manuel Ortiz De Rosas