miércoles, 25 de enero de 2023

Bialet Massé, informe sobre los trabajadores en Argentina. - 25 - 01- 2023.-

Revisionismo Historico Argentino 25- O1 2O23. · Bialet Massé y el informe olvidado. Inmigrante fue un médico catalán (además fue abogado, ingeniero agrónomo y empresario). En 1904, el catalán Juan Bialet Massé realizó su Informe sobre el Estado de las Clases Obreras en el Interior de la República. El trabajo requirió un extenso viaje a la profundidad social de cada rincón del país. Sus casi 1.500 páginas se conformaron en una de las bases de nuestro derecho laboral, pero el valor y la vigencia de sus conclusiones sirven -aún hoy- como una poderosa señal de alerta. TEXTOS. DANIEL CICHERO. Juan Bialet Massé fue el autor de la primera radiografía sobre la situación social argentina, en 1904. El reporte fue terminado hace algo más de un siglo, pero más allá de los círculos de especialistas nunca tuvo demasiada difusión. En 1904, Juan Bialet Massé, un polifacético médico catalán (además fue abogado, ingeniero agrónomo y empresario) recibió el encargo de realizar un estudio sobre el estado de los trabajadores y la producción en la Argentina. La idea de realizar un Informe sobre el Estado de las Clases Obreras se gestó en la misma entraña del segundo gobierno roquista, a través del entonces ministro del Interior, Joaquín V. González. ¿Llama la atención la repentina preocupación social de la Generación del ‘80? No del todo. El descubrimiento del conflicto social, las reivindicaciones obreras y el proceso de incorporación del aporte inmigrante ya eran temas centrales en ese momento. Seguramente por eso, los grupos dirigentes dieron lugar a la idea de construir una nueva percepción sobre los trabajadores y las condiciones del trabajo en todo el país. De alguna forma, se trataba de reunir información para intentar comprender los alcances del desafío al modelo de país imperante. Los objetivos quedaron explícitos en el propio informe: Conocer las condiciones en que se verifica el trabajo en el interior de la República; los resultados prácticos y experimentales de las diversas jornadas adoptadas, así como los higiénicos, morales y económicos de ellos y el descanso dominical en los ramos de la industria; la importancia y forma de las retribuciones y salarios y sus relaciones con la alimentación y alojamiento. Bialet Massé dirigió su mirada hacia las bases mismas de la expansión economía argentina, tan florecida entonces de embarques de granos como de miseria. Y al cabo, logró una verdadera radiografía social del país. Escudriñando al país ignorado “Bialet, para confeccionar su informe, recorre la campaña argentina. En todas sus direcciones. Lo hace en trenes de carga, en sulky, a pie, a caballo, en barco. Visita talleres, recorre estancias y penetra en tolderías indias. Inspecciona obrajes. Baja a galerías y socavones mineros. En su largo peregrinaje por mundos apartados, completa su recorrido sin tregua. Como un cirujano en la búsqueda de una solución, presenta las llagas del problema en toda su desnudez”, señala Raúl Altamira Gigena, profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Córdoba. Se trata de unas 1.500 páginas organizadas en tres volúmenes. En los dos primeros, examina la situación del trabajador en las diversas provincias y territorios nacionales. Los títulos de cada capítulo indican especificidad: “El obrero criollo”; “El trabajador indígena”; “La inmigración extranjera”; “El trabajo agrícola”; “Los cereales (Los potenciales de la agricultura argentina)”; “El Azúcar (su explotación en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy)”, “La Rioja (minería)”; “Córdoba (El riego, la fuerza hidroeléctrica, la cantera)”; “Entre Ríos (La colonización)”. El tomo II incluyó los informes referidos a la provincia de Santa Fe. Y el tercer volumen amplió los dos primeros, a pedido del propio Joaquín V. González. Allí se concentraron estadísticas, estudios comparativos, exámenes de suelo, climas, producciones y las características de cada población. El Informe Bialet Massé describe y anuncia el mundo urbano que estallaría en la Semana Trágica y la vida semifeudal de los obrajes rurales, que adelantaba la huelga de peones de Santa Cruz, en los años ‘20 y que concluiría con cientos de trabajadores fusilados. Pero para entonces, la investigación ya estaba “bien cajoneada”. Es que el Informe de Bialet Massé es un trabajo de brutal honestidad intelectual. A punto tal, que sus conclusiones pusieron en tela de juicio a quienes ordenaron hacerlo, a la clase dirigente argentina y en definitiva- al sentido mismo de sus políticas. “No se ocultan las llagas ocultándolas o velándolas a la vista del cirujano por un pudor malentendido: es preciso, por el contrario, presentarlas en toda su desnudez, en su verdad, manifestando sus antecedentes con toda sinceridad, para aplicarles el remedio más conveniente”, sostenía Bialet en 1904. Quizás por esto mismo, su destino obligado fue el olvido. Algo nuevo llamado “derecho del trabajo” Bialet Massé era médico y en su estudio remarcó las consecuencias de la fatiga en el organismo, al mismo tiempo que el movimiento obrero daba su pelea por el acortamiento de la jornada laboral. En materia de trabajo de menores, Bialet se volvió decididamente contra el Código Civil para preconizar la incapacidad legal de los menores para obligarse ampliamente -como era costumbre- en materia de trabajo. En igual sentido, se expidió por una reglamentación del peso en las bolsas en los movimientos de estiba, por considerarla como una actividad nociva y peligrosa. Pero también sentó su criterio respecto de una modalidad de vivienda obrera muy habitual por entonces en las grandes ciudades: el conventillo. “Se trata de una ratonera que se arma contra el pudor y la virtud del pueblo, un dogal a su progreso y redención”. Bialet Massé llegó incluso a apelar para que las viviendas sean la principal obra pública de gobiernos progresistas, incluso “con el arma de la expropiación y el lote”, se animó a proponer. Decididamente, el suyo no era el discurso políticamente correcto para su época. Sin embargo, el informe no es sólo un descriptivo de las condiciones sociales, de desempeño laboral, de la agremiación obrera o de la situación de los indígenas. Además, se dedica a estudiar a cada uno de los sectores industriales y sus posibilidades de desarrollo. Observa y prescribe puntualmente la realización de obras públicas y, en cada caso, concluye proponiendo hasta el articulado de la ley pertinente. “Es un diagnóstico con críticas, pero también con propuestas de soluciones”, sostiene Altamira Gigena en su trabajo dedicado a Bialet por su condición de precursor del Derecho del Trabajo en nuestro país. Es que -precisamente- ese viaje a las profundidades de la vida cotidiana nacional, se convirtió en uno de los cimientos doctrinarios de nuestro derecho laboral. Allí quedaron plasmadas ideas para reglamentar el contrato de servicio, el descanso semanal, los accidentes de trabajo y el rol de la mujer en el campo laboral. En el mundo de la zafra Un párrafo referido a la realidad tucumana, pinta como pocos la necesidad de una legislación del trabajo para regular las prácticas laborales del obraje zafrero. “Mucho temo que pasada la cosecha, que ofrece tan pingües utilidades, pase también el deseo de remediar, o mejor, el convencimiento de la necesidad de hacerlo; pero en el pecado irá la penitencia. Junto al cereal está el obraje, y la huelga que amenaza a Tucumán no hay poder público que pueda evitarla. O viene la ley reglamentando la jornada, los descansos y estableciendo el arbitraje, o los patrones organizan el trabajo racionalmente y hacen conocer por todos los medios de publicidad esa organización y las garantías que ofrecen, o los obreros no irán. Y entonces aprenderán por los registros de caja”. Bialet Massé fue un hombre especial. ¿O acaso fueron varios reunidos bajo un mismo nombre y apellido? Fue primero médico, educador y escritor, luego abogado, también fue el empresario impulsor del uso de las cales nacionales en los proyectos hidráulicos de Córdoba. Más tarde fue ingeniero agrónomo. Y también el fundador del derecho laboral argentino. Pero por sobre todos “ellos”, sobrevoló siempre un hombre sensible que supo ver el entramado íntimo de una Argentina “exitosa” fundada sobre la miseria del conjunto. ¿Qué informaría Bialet hoy si recorriera otra vez aquellos mismos caminos? ¿Qué nueva rebeldía jurídica propondría? Más aún, ¿qué haríamos hoy si un Bialet imaginario radiografiara por segunda vez a la Argentina del siglo XXI? ¿Remitiríamos otra vez al olvido sus conclusiones durante los próximos cien años? Bialet Massé dirigió su mirada hacia las bases mismas de la expansión economía argentina, tan florecida entonces de embarques de granos como de miseria. Y al cabo, logró una verdadera radiografía social del país. El grave clima social de la primera década del siglo XX fue el caldo de cultivo en el que se elaboró la obra de Bialet Massé. 👉El extraño camino de un hombre singular - 1846, nace en Mataró (España) y en 1873 llega a la Argentina, graduado de médico. Es nombrado vicerrector y profesor de Anatomía en el Colegio Nacional de Mendoza. - 1874, se casa y es nombrado rector del Colegio Nacional de San Juan. Publica “Lecciones de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana”, un texto para colegios secundarios. - 1877, se inscribe como estudiante de Leyes en la Universidad Nacional de Córdoba. - 1879, se recibe de abogado y es designado profesor de Medicina Legal. - 1884, se inicia como empresario. Funda la fábrica de cales y cementos “La Primera Argentina”. - 1885, gana el 1º Premio de la Academia Nacional de Medicina por su libro “Lecciones de medicina legal aplicada a la legislación de la República Argentina”. Obtiene el grado de Dr. Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba. - 1886, asociado con Félix Funes, contrata la construcción del Dique San Roque (Córdoba), el cual finaliza en 1889. - 1890 Las Cales de “La Primera Argentina” son aprobadas oficialmente para ser usadas en obras públicas de todo el país, pero el reglamento de uso recién es aprobado en 1892. Esto, sumado a las deudas adquiridas en la obra del dique, implicó su quiebra. - 1892, se rompe el dique San Roque por falta de mantenimiento. Es encarcelado. - 1893, luego de 13 meses de prisión es declarado inocente. - 1900, publica “”Cuatro verdades sobre enseñanza secundaria”. - 1903, publica “Ordenanza Reglamentaria del Servicio Obrero y Domestico”. Representa a los estibadores de Rosario en el Congreso de la Unión Obrera Argentina y publica “Deberes y Derechos de los Trabajadores”. - 1904, es comisionado para relevar la condición Laboral y Población Obrera en Argentina. Eleva el informe “El estado de las clases obreras argentinas”. Publica “Descanso semanal” y “Responsabilidad Civil en el Derecho Civil Argentino”. A partir de entonces, es considerado como el precursor del Derecho Laboral argentino. - 1905, rechaza el rectorado de la Universidad Nacional de La Plata por no renunciar a su ciudadanía española. - 1906, se recibe de agrónomo a los 60 años. Es nombrado profesor de Legislación Industrial y Agrícola, en la Universidad Nacional de Córdoba. - Fallece olvidado en 1907. Mujeres argentinas del ‘900 “No eran pocas las mujeres que cargaban con el sostén de la familia, con la rudeza de la vida; de aquí que acepten resignadas que se pague su trabajo de manera que sobrepasa la explotación, y con tal de satisfacer las necesidades de los que ama, prescinde de las suyas hasta la desnudez y el hambre (...). La clase más numerosa la constituyen las costureras. Trabajando fuerte, ganan de 80 centavos a un peso por día; las de trabajo superior, de $1,20 hasta un $ 1,40 excepcionalmente. Pero en algunas casas trabajan varias, ayudándose unas a otras, y no puede saberse bien lo que ganan. (...) El ramo de las planchadoras en Tucumán está tan malo como en las otras ciudades del país. Trabajan de 6 de la mañana a 6 de la tarde, teniendo un descanso de media hora para el mate, mañana y tarde, y hora y media al mediodía (...). Otro oficio es el de las lavanderas. Estas son unas desgraciadas: flacas, enjutas, pobres hasta la miseria. Visité algunas lavanderas y planchadoras, y me enteré cómo efectúan estos trabajos de modo primitivo. En una batea, debajo de un árbol o de unas ramas, unos tarros vacíos de petróleo, en los que hacen hervir la ropa, puestos en un fogón, que son tres o cuatro piedras en el suelo. La mujer del artesano tucumano es la bestia de carga sobre la que pesa toda la familia; ella es la que revendiendo frutas, o amasando, o lavando, o recibiendo pensionistas para darles de comer, consigue economizar unos centavos para vestir a sus hijos y no pocas veces para alimentarlos”. Fuente: Fragmento del informe de Juan Bialet Massé

domingo, 8 de enero de 2023

S.D.B. PROMNOVER A LOS INMIGRANTES ITALIANOS. -08 - 01-2023.

HISTORIA SALESIANA.-BOLETIN SALESIANO. Promover la cultura, promover a los inmigrantes Compartir:O6/12/2O22 Reunir y asistir a los inmigrantes, promover la enseñanza del italiano, educar para la nueva patria. Acciones concretas de la obra salesiana hacia los inmigrantes italianos de principios del siglo XX. Colegio Pío X, de la ciudad de Córdoba, alrededor de 1920. Probable reunión de la Sociedad Católica Popular Italiana. Por Ariel Fresia, sdb y Nicolás D. Moretti * afresia@donbosco.org.ar / morettinicolasd@gmail.com Durante este año fuimos conociendo la acción misionera salesiana en favor de los inmigrantes, comenzando por la asistencia religiosa, en especial, hacia la comunidad italiana. Desde el inicio, la Obra de Don Bosco priorizó la difusión de la identidad católica y la enseñanza escolar para concretar su misión pastoral. En los años que marcan el tránsito del siglo XIX al XX, los salesianos entendieron la importancia de trascender los elementos formales de la enseñanza escolar para la concreción de su misión pastoral, incorporando un conjunto amplio de iniciativas culturales y asociativas que pretendían forjar una identidad católica y salesiana, tanto en alumnos y exalumnos como en los miembros de la colectividad italiana local. En este sentido, con la creación del “Segretariato” y sus diferentes instancias mutuales y asociativas replicadas en ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza, sólo por nombrar algunas, la Congregación realizó un aporte significativo en la batalla librada en el campo cultural en una sociedad que concebían atravesada por una modernidad laica y anticlerical. La asistencia salesiana A la par de los colegios que atendían a la infancia y juventud marginal, los salesianos fueron desplegando una red de sociedades de socorros mutuos y de protección social que reunían a la población italiana en torno a actividades asociativas y evangelizadoras. La creación de estas entidades concordaba con las responsabilidades asumidas por los salesianos desde la creación del Segretariato del Popolo per gli Immigranti. Entre las finalidades del Segretariato figuraban la tutela y asistencia legal de los inmigrantes sin distinción de nacionalidad, manteniéndose en contacto con embajadas, consulados, patronatos y bancos, más el funcionamiento de una agencia de trabajo. Además brindaba información práctica a los inmigrantes italianos sobre documentación y legalización de certificados, tarifas aduaneras, pasajes, alojamientos, acceso al crédito y la obtención de empleos; asimismo, la escritura de cartas a familiares, el servicio de traducción y todo lo necesario para el inmigrante.1 A la par de los colegios que atendían a la infancia y juventud marginal, los salesianos fueron desplegando una red de sociedades de socorros mutuos y de protección social que reunían a la población italiana en torno a actividades asociativas y evangelizadoras Estas asociaciones se conformaron también como un elemento de avanzada para disputarle la hegemonía dentro de la comunidad italiana local a los grupos que adherían al nacionalismo anticlerical. En este sentido, se favorecieron la realización de diversas actividades que difundían una identidad católica y salesiana entre los italianos. Esta intención evangelizadora se expresaba en la participación de estas asociaciones mutuales en procesiones, en la organización de conferencias dictadas por reconocidos oradores o en la distribución de los sacramentos en preparación de diversas festividades del calendario católico, donde sobresalían las comuniones de carácter masivo. En ocasiones, las reuniones solían culminar con un desayuno, almuerzo o brindis, creando un espacio de sociabilización que buscaba fomentar la unión y el espíritu de familia entre los miembros de la comunidad emigrada.2 Las diversas asociaciones constituyeron una instancia articuladora de diferentes grupos de inmigrantes definidos por su común procedencia, lugar de residencia y actividad económica. Su participación significaba romper con el aislamiento y una promoción de intercambios que ampliaba el espectro social y cultural de cada grupo. Los salesianos hacen escuela A diferencia de las escuelas de otras colectividades de inmigrantes los salesianos desde el comienzo compatibilizaron sus programas de estudios con los programas oficiales del país.3 Por un lado, en 1900 las escuelas salesianas incorporaron su enseñanza a los colegios nacionales y a las escuelas normales de la Capital Federal mediante un decreto de Osvaldo Magnasco, Ministro de Educación de Roca. Por otra parte, en 1906 las escuelas salesianas fueron incluidas en las publicaciones oficiales del gobierno italiano y recibían una contribución “por el importante rol que desempeñaban en el campo de la educación de los inmigrantes o por la contribución a la difusión de la cultura italiana, con la enseñanza de la lengua italiana”.4 A diferencia de las escuelas de otras colectividades de inmigrantes los salesianos desde el comienzo compatibilizaron sus programas de estudios con los programas oficiales del país. La difusión de la cultura y del idioma italiano en las escuelas salesianas ejercía influencia sobre esta comunidad de inmigrantes evitando que sus hijos asistieran a las escuelas de la colectividad donde la enseñanza era laica, porque habían asimilado sus programas a los de las escuelas públicas italianas. Obviamente, las escuelas adaptaron sus planes de estudios a los planes oficiales de las provincias y los territorios nacionales siguiendo lo dispuesto por la Congregación. Estos postulados se reflejaron en los programas de estudios, en los horarios y en la enseñanza del maestro, como así también en los usos didácticos del idioma en actos y otras celebraciones, fiestas patrias, ceremonias litúrgicas y actos culturales. Por ejemplo, el idioma italiano era utilizado como medio de expresión con materias complementarias como historia, geografía y ciencias naturales, etc.5 La cultura italiana fue una preocupación permanente para los salesianos en Argentina durante un largo período. La enseñanza de la lengua italiana formaba parte de una “política cultural”.6 Lo demuestran las circulares del Inspector de la Congregación en Argentina, el padre José Vespignani, quien insistía en la enseñanza del italiano. Así mismo solicitaba permanentes pedidos de informes a las distintas escuelas salesianas sobre los hijos de italianos que recibían las clases en los colegios de la Congregación, porque además, recibían aportes del Estado italiano: “El Rmo Sr. Don Cerruti, con una carta interesantísima, pide se envíen los datos exactos de las clases de italiano, número de alumnos que lo estudian en cada colegio. (…) También nos avisa que irá un encargado del gobierno italiano para constatar esos mismos datos y determinar una subvención para el instituto.” 7 La italianidad se complementaba así con un impulso tendiente a la asimilación de los italianos a la Argentina, puesto de manifiesto en el gran interés por la enseñanza del idioma, la historia nacional y la formación del sentimiento patriótico a través de los actos y celebraciones de las fiestas patrias. Estas iniciativas fueron la cristalización de la inculcación del amor a la patria y el cultivo de las virtudes cívicas. Parafraseando a Fernando Devoto, podemos decir que “la común nostalgia hacia las dos patrias” 8 inspiró la política de la Congregación Salesiana de asistencia y protección de los migrantes a través del Secretariado del Pueblo, la participación relevante en Italica Gens, la creación de escuelas de idioma y cultura italiana; y a su vez, la participación en festividades patrias y fomento de la nacionalidad argentina, la enseñanza del idioma y de la cultura nacional, etcétera. Todas acciones que contribuyeron a la integración de los inmigrantes en la patria que los recibía. Este artículo forma parte de un recorrido más amplio, camino a los 150° de la llegada de los primeros misioneros salesianos a la Argentina, que celebraremos en 2025. Encontrá cada mes una nueva entrega en el sitio web y redes sociales del Boletín.www.boletinsalesiano.com.ar/salesianos2025 1 AHS ARS/BA, Folleto informativo, «Itálica Gens. Federazione per l´assistenza degli emigranti transoceanici» Folleto informativo del 25 de ottobre 1913: “Il patriottico e filantrópico intendimento di assistere i lavoratori italiani che abbandonano la madre patria per cercare miglior fortuna in lontane terre, fu uno dei principali motivo che portarono alla fondazione nel 1908 de la Federazione «Italica Gens»” [La intención patriótica y filantrópica para asistir a los trabajadores italianos que abandonan la madre patria para buscar mejor fortuna en tierras lejanas, era una de las principales razones que llevaron a la fundación en 1908 de la Federación «Itálica Gens»] 2 N.D. MORETTI, Buenos cristianos y honrados ciudadanos. La obra salesiana y la cuestión social. Córdoba, 1905 – 1930, Córdoba, CEH, 1914. 3 Sobre la enseñanza del italiano en las escuelas privadas y la controversia con Sarmiento luego del Congreso Pedagógico de la colectividad, véase J.C TEDESCO, Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945) Buenos Aires, 1986, p. 107-109. 4 L. FAVERO, “Las escuelas de las sociedades italianas en la Argentina (1866-1914)”, en: F. DEVOTO y G. ROSOLI (edd) La inmigración italiana en la Argentina, Buenos Aires, 2000, p. 194. 5 Sobre la enseñanza del italiano en las escuelas salesianas y la influencia de éstas en la cultura en general, véase G. ROSOLI, “Impegno missionario e assistenza religiosa agli emigranti nella visione e nell’opera di don Bosco e dei Salesiani”, en: F. TRIANELLO (comp.), Don Bosco nella storia della cultura popolare, Torino, 1987, p. 310-313. También I.A. FRESIA, Urbanizar la campaña, modernizar las costumbres. Rodeo del Medio, una villa mendocina (1900-1915), Rosario: Prohistoria, 2012 6 G. ROSOLI, “Las organizaciones católicas y la inmigración italiana en la argentina”, en: F. DEVOTO y G. ROSOLI (edd.) La inmigración italiana en la Argentina, op.cit., p. 210. 7 J. VESPIGNANI, Circulares, Cartas, Avisos, op.cit., p. 240. 8 F. DEVOTO, “¿Inventando a los italianos? Imágenes de los primeros inmigrantes en Buenos Aires (1810-1880)”, en: Anuario IEHS, n° 7 (1992) p. 130. BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA