El Exodo Jujeño.
1. Antecedentes.
El mes de
mayo de 1812, el general Manuel Belgrano, al mando del Ejército del Norte, estableció su cuartel general en la ciudad de Jujuy,
ubicada en la desembocadura de la Quebrada de Humahuaca. Enterado del avance del numeroso
ejército realista, Belgrano reclamó al gobierno de Buenos Aires refuerzos para la
resistencia; no obtuvo auxilio, debido a
que las autoridades del Primer Triunvirato estaban abocadas principalmente a vencer a los realistas fortificados en Montevideo.
Los
sobrevivientes de las fuerzas patriotas derrotadas en la batalla de Huaqui, estaban de regreso. Eran 800 soldados, sin armas,
afectados por el paludismo y completamente desmoralizados. Belgrano
los reorganizó, rearmó, restableció la disciplina, dio ánimos a la población, fue riguroso e
inflexible con sus subordinados.
Para
aumentar el fervor patriótico del pueblo hizo bendecir la bandera Argentina en la Catedral,por el Padre Ignacio Gorriti, ignoró
que la misma había sido rechazada por el Primer Triunvirato (ya que el uso de
una bandera propia era un claro signo de independencia para los triunviros, que aún no deseaban abandonar la
máscara de Fernando VII.
2. Belgrano pidió efuerzos a Buenos Aires.
Desde Buenos
Aires, no enviaron refuerzos para
atender el Frente Norte, el Triunvirato, a través de su ministro Bernardino Rivadavia, ordenó la retirada del Ejército
del Norte hasta la ciudad de Córdoba.
El gobierno de
Buenos Aires, consideraba imposible resistir al ejército del Brigadier Pío Tristán, que avanzaba desde el Alto Perú,
con una dotación de 4.000 hombres. La intención del Triunvirato era que retrocedieran
hasta Córdoba, donde se unirían fuerzas procedentes de la región
rioplatense.
3. El éxodo Jujeño.
El ejército
español avanzaba con 4.000 soldados, comandados por Pío Tristán; el enfrentamiento se produciría en pocos días. Como
respuesta, el 29 de julio Belgrano dictó un “Bando” que
disponía la retirada:
“Pueblo
jujeño ... La patria les reclama un gran sacrificio: abandonar la ciudad y las
fincas, quemar los campos sembrados, arrear los animales. A los ojos del
español invasor, sólo debe quedar tierra arrasada”...
Desde que
puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se
halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la
República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os
manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan; y lo peor
es que algunos desnaturalizados que viven entre nosotros, no pierden arbitrios
para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean
ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la época en que manifestéis
vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como
aseguráis queréis ser libres”
La orden
especificaba que “la retirada debía dejar sólo campo raso frente al enemigo, de
modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le
fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas
destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la
medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la
orden”.
La población
acató sin mayores actos la medida a partir de los primeros días de agosto,
demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano
carretas para transportar sus bienes.
Obedecieron
las órdenes de Belgrano, “los habitantes de Jujuy, abandonaron sus hogares y
arrasaron con todo lo que dejaban atrás, para que las fuerzas realistas no
pudiesen aprovechar ninguno de sus bienes y dejándolos sin víveres para sus
tropas”.
El ejército comenzó también su retirada el 23 de agosto en horas de la tarde; arrearon el ganado y se prendieron fuego a
las cosechas para desguarnecer al enemigo. Belgrano fue el último en dejar la
ciudad deshabitada.
Un grupo de
soldados al mando de Díaz Vélez, fueron encargados de cuidar los movimientos de Tristán, quedarían a la
retaguardia. La marcha cubriría 50 km diarios, el quíntuple de lo recomendable,
para buscar cobijo hacia el oeste.
El Brigadier realista Pío Tristán,
envió sus avanzadas a hostilizar a los que se retiraban, dirigidos por el
coronel Huici. Éste alcanzó a la columna sobre el río de las Piedras,
entablándose el Combate de Las Piedras el día 3 de
septiembre de 1812. La rápida reacción de Díaz Vélez logró allí una victoria,
cayendo en poder de los independentistas el mismo Coronel realista Huici.
“La Gesta del Éxodo Jujeño la evocan los
habitantes de Jujuy, cada 23 de agosto, y se conmemora la efemérides del mismo, en todo el
territorio nacional. La acción del pueblo jujeño en 1812 constituyó “un acto de heroísmo popular que
permitió la defensa de la integridad territorial en el Norte Argentino, con las
batallas de Tucumán y Salta”.
Es bueno preguntarse: ¿Estaban cansados, qué comían, dónde dormían?
Es bueno preguntarse: ¿Estaban cansados, qué comían, dónde dormían?
4. Bicentenario.
El 23 de Agosto de este año 2012,
celebramos el Bicentenario del Éxodo Jujeño.
5. Bibliografía.
Cfr. Mitre Bartolomé. El General Manuel Belgrano y la Independencia Argentina. Bs. As. 1896..
Rojas, Ricardo. El Exodo. Una Gesta popular heroica del pueblo Jujeño. Bs. As. 1923.
Pérez Amuchástegui. Crónicas Argentinas. Bs. As. Tomo 2. 1970
Bruno Cayetano y Guillermo Furlong. La religiosidad de los próceres y la Virgen de la Merced. Bs. AS. 1981.
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