domingo, 11 de abril de 2021

El asesinato de Justo José de Urquiza. Entre Ríos. - 11 - 04 - 2021.-

EL ASESINATO DE JUSTO JOSE DE URQUIZA. Texto del CPN.Esteban Domina, -Córdoba- -11-04-2021.- - El Palacio San José. - El Palacio es una espléndida residencia ubicada en las vecindades de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos. Aún hoy, pese a que transcurrió más de un siglo y medio desde que fue construida, luce magnífica, conservando buena parte del glamour original. Tan pronto se ingresa a la paradisíaca morada, el visitante queda maravillado por la exquisitez y buen gusto que hay en cada detalle. Salta a la vista que el dueño de casa no escatimó en lo más mínimo para que ése, su hogar, tuviera el máximo confort y todos los adelantos de la época. - Justo José de Urquiza, el propietario del solar, para equiparlo compró en distintos lugares de Europa los mejores muebles, cristalería, tapices, cortinados, alfombras, porcelanas y vajilla. El parque que rodea la casa termina en un ensoñador lago privado, otrora poblado de patos,cisnes y flamencos. Alli encontramos árboles de todo el mundo, estatuas, senderos, una inmensa pajarera con papagayos y faisanes multicolores.Amado Bonpland,sabio naturalista francés que había arreglado los jardines de la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón Bonaparte, no dejó nada librado al azar. - El 11 de abril de 1870 en el interior del Palacio,ocurrió un hecho desgraciado, en el que perdió la vida el ex Presidente de la extinguida Confederación Argentina, quien vivía allí con su familia, disfrutando el lujo y confort del palacio que había hecho levantar en medio de la nada. - Después de la Batalla de Pavón,1861,recluido en su provincia, repartía su tiempo entre la Gobernación y la supervisión de su estancia, en esa residencia. No estaba retirado del todo de la política;pero su tiempo había terminado después de aquella fatídica batalla, en que dejó el terreno libre al vencedor, Bartolomé Mitre, para que moldeara el país a su antojo. En las elecciones presidenciales de 1868 intentó un regreso con suerte fallida, quedó lejos de Sarmiento, el vencedor. - Aquel día, a pocos pasos de donde Urquiza departía con un visitante ocasional, su esposa, Dolores Costa, y sus hijas cuchicheaban y reían, mientras esperaban la hora de la cena. Era una tarde apacible, nada hacía prever la tragedia que se avecinaba. - La vida de Justo José de Urquiza, el hombre más rico y poderoso del Litoral, parecía tranquila; pero el clima político era muy diferente. El vencedor de Caseros tenía muchos enemigos, la mayoría, de su propio bando a pesar de su aporte a la institucionalización del país. El encono había empezado con los Federales más duros luego de la inexplicable conducta de su Jefe en Pavón. Urquiza tenía dominado a Mitre, el Jefe de las fuerzas porteñas; pero prefirió abandonar el campo de batalla con centenares de muertos y emprendió inexplicablemente,la retirada. - Más tarde,no le perdonaron que se mantuviera impasible mientras Mitre, durante su presidencia, arrasaba los últimos focos de resistencia federal y eliminaba a los caudillos que seguían dando pelea; tampoco consintieron la ominosa guerra contra el Paraguay ni qué hablar de su reconciliación con Sarmiento, verdugo intelectual del “Chacho” Peñaloza y de otros federales caídos en desgracia. - Urquiza, como buen gaucho que era, sabía que tarde o temprano su gente le pasaría la factura. Y como no hay peor astilla que la del mismo palo, fue uno de los hombres de su riñón, Ricardo López Jordán, sobrino del legendario Pancho Ramírez, quien se convirtió en su más enconado adversario. - El crimen. - Gritos airados que provienen del fondo de la morada rompieron la quietud del crepúsculo, por la entrada posterior, al grito de “¡Muera el traidor vendido a los porteños!”. Medio centenar de hombres ingresaron en tropel a la residencia, embistieron todo lo que se cruzaba en su camino, atraviesaron los patios internos, hasta que un puñado de ellos se plantó, desafiante, frente al entrerriano, que no atinó a reaccionar. - Por un momento, Urquiza creyó que se trataba de su propia gente, agitada por algún motivo que desconocia; pero cayó en la cuenta y adviertió que en realidad eran sus enemigos que venían por él. “¡Son asesinos,cierre la puerta del pasillo!”, ordenó a los gritos; trató de escabullirse hacia su dormitorio para buscar un arma; pero en ese momento recibió un balazo en pleno rostro. Al caer junto al vano de la puerta, estampó la huella de su mano ensangrentada en uno de los postigos. Lola, una de las hijas de la víctima, presa de la desesperación, abrazó a su padre malherido. Todo era griterío, corridas y confusión. - Nicomedes Coronel –uno de los sicarios- se abalanzó sobre el caído y le aplicó cinco feroces puñaladas para rematarlo. Instantes después, Urquiza murió en brazos de su esposa. Sus hijas, fuera de sí, lloraban desconsoladamente. El burdo asesinato había sido consumado. La “operación comando”, pergeñada por López Jordán, ha dado sus frutos. Los tres grupos cumplieron con su parte: el primer comandado por el Mayor Robustiano Vera, tenía a su cargo neutralizar la guardia del Palacio; el segundo del oriental José María Mosqueira, debía encargarse de trancar las puertas para impedir la entrada de refuerzos y el tercero del cordobés Simón Luengo con el “Tuerto” Álvarez llegarían hasta la persona del Gobernador para acabar con su vida. Urquiza tenía 69 años. - Esa misma noche, en Concordia, caían asesinados sus dos hijos varones: Justo Carmelo, jefe de Policía, y Waldino, jefe de las milicias entrerrianas. Mientras el linaje urquicista se extinguía sin remedio, la revolución, por el momento, había triunfado. López Jordán, exultante, se hacía nombrar gobernador de Entre Ríos. - El juicio de la historia - El tiempo ha transcurrido, diversos juicios críticos y ambivalentes de sus contemporáneos y de otros historiadores,a pesar de sus aciertos y errores, prevalece sin duda el reconocimiento de sus logros más perdurables: haber facilitado la Sanción de la Constitución Nacional 1853, y sentado las bases de la futura organización del país. - El prejuicio de los porteños hacia quien veían como un nuevo Rosas les impidió, a su tiempo, comprender la fuerza de la “política de fusión” pregonada por Urquiza después de la batalla de Caseros,1852, un auténtico mensaje de unidad lanzado en un momento crucial de la vida argentina. Tampoco sus propios compañeros de ruta valoraron el paso al costado que dio tras la batalla de Pavón como un gesto de pacificación; sino que lo leyeron como un acto de traición a la causa Federal. - Algunos historiadores consideran a Urquiza "un caudillo provinciano, a lo sumo un poco más ilustrado que el resto, que dedicó su vida a amasar una inmensa fortuna y acumular poder. Otros analistas políticos lo consideran un visionario, capaz de ver más allá de las pasiones y urgencias de su tiempo, y un ejemplo de desinterés al permitir que otros consumaran el anhelado sueño de la Organización Nacional. Probablemente influyó en este juicio ambiguo, bipolar, el hecho que la Historia Oficial la escribieron los vencedores, los hombres de Buenos Aires, quienes a pesar de haberlos librado Urquiza de su peor enemigo –Juan Manuel de Rosas– no fueron generosos con su memoria. - Los restos de Justo José de Urquiza reposan en la Basílica de la Inmaculada Concepción, en Concepción del Uruguay, en tanto que el Palacio San José, convertido en museo, permanece abierto al público. Allí, en ese lugar solemne y bucólico a la vez, deambula el espíritu de uno de los fundadores de la Nacionalidad, quien no recibió aún el reconocimiento pleno de sus compatriotas. ..................................................... CARTA DE ROSAS A FEDERICO TERRERO SOBRE EL ASESINATO DE URQUIZA. Publicada por Felipe Pigna, en su página oficial. - El 11 de abril de 1870 murió en el Palacio San José, Entre Ríos, el general Justo José de Urquiza, asesinado por el sargento mayor Simón Luengo. Reproducimos a continuación una carta que Rosas le escribió a Federico Terrero sobre el asesinato. Fuente: Copia de Máximo Terrero en Archivo General de la nación, sección Fariní, legajo 23; en Gras, Mario César, Rosas y Urquiza, sus relaciones después de Caseros, Buenos Aires, [s.n.], 1948, págs. 376-377. Sr. Don Federico Terrero. - Junio 5 de 1870 - Mi querido Federico: Con recuerdo, aprecio y placer he recibido las expresiones de mi muy amada comadre, las tuyas, María Gertrudis, tus hermanos e hijos. - Expresiones enunciadas en tu muy apreciable de abril 22, que devuelvo a todos con la amistad agradecida que les consagro y con un entrañable abrazo a la primera y con la parte correspondiente a todos sus buenos hijos. - "Ninguna persona que haya seguido estudiando en la práctica, la historia de las repúblicas del plata, ha debido extrañar el desgraciado fin de su Excelencia el señor capitán general Urquiza. - Por el contrario, lo admirable e inaudito es, su permanencia en el poder, por grado siempre bajando, a virtud de sus hechos contrarios a su crédito, a sus amigos políticos, y favorables a sus enemigos. - Pocos años después de la altura de su poder, desde cuando ordenó la devolución de mis propiedades, y muy principalmente después de la batalla de Pavón, le he escrito varias veces dándole consejo en orden a la seguridad de su persona, su fortuna y a efecto de prevenir desgracias en su familia. - En mi larga carta, después de esa batalla le dije que habiendo él mismo cometido el gravísimo error, después del triunfo, de pasar todo su poder a sus enemigos, con funesto perjuicio a los que seguían de buena fe su política; su vida y su fortuna, no estaban seguras, si permanecía en la provincia entrerriana. - Que yo, en su caso, reduciría a dinero mis propiedades, y lo pondría en el Banco de Inglaterra para vivir de su renta en el posible sosiego, con mi familia. - Últimamente, poco antes de la triste noticia de su asesinato, le escribí, por complacerlo, dándole consejos implícitos en orden a su testamento, para prevenir después de su muerte, desgracias a su buena compañera y a sus hijos. - En una república de estados federales, el gobierno general no puede intervenir con fuerza armada en algún hecho de armas, puramente interno, en algunas de las provincias, o estados federados. - Y si es, como se dice, que la gran mayoría de la provincia entrerriana está en armas para sostener la aprobación que ha dado, a ese asesinato de su gobernador, cuya persona consideraban ya peligrosa, en y fuera de ella, es en tal caso un hecho y alarma, puramente internos. - El tema de tu carta con la vara que midiereis con ella serás medido es innegable. - Su E. el Señor Capitán General Urquiza lo ha usado con frecuencia al hablar del descenso del general Rosas. - “Toda mi vida, decía, me atormentará constantemente, el recuerdo del inaudito crimen que cometí, al cooperar, en el modo como lo hice, a la caída del general Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder”. - ¿Por qué entonces continuaba sus errores y seguía su marcha pública por caminos tan peligrosos y extraviados? - Porque así es el hombre en su caso, circunstancias y opulencias en la engañosa condición de su veloz carrera. - Estamos bien de acuerdo en todas tus consideraciones relativas. Y pienso también, lo mismo, cuando dices que las complicaciones que vendrán serán serias y que lo peor de todo son las maniobras del gabinete brasileña. - Que Dios ilumine la marcha pública de los primeros hombres de esas repúblicas y tenga piedad de todos son los votos de tu agradecido amigo. -Juan Manuel de Rosas. ..................................................

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