jueves, 25 de marzo de 2021

Memoria, Verdad y Justicia. Chile, Argentina.- 24 - 03 - 2O21.-

MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA. -CHILE Y ARGENTINA SUFRIERON TERRORISMO. - PRIMERA OPINIÓN: Chile amalgamó la Economía y la Tecnología; Argentina, se endeudó y siguió con el populismo.(Politóloga Julieta Suárez Cao. Univ.Cat.Chile). - Julieta Suárez-Cao, coordinadora de la Red de Politólogas en Chile: “Este proceso debe estar protagonizado por proyectos más que por individualidades”. - SEGUNDA OPINION: "Chile y Argentina tuvieron terrorismo y muertes en la década del 70; pero Chile superó el conflicto, apaciguó el país y ordenó la economía, dentro de las dificultades creció y al día de hoy si comparamos ambos países es notable la diferencia", dijo Jorge Asis en una entrevista con Luis Novaresio en TN el 24-03-2021.-. - CONTEXTO FACTUAL. - La académica Suárez Cao, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Católica (UC), ha trabajado a fondo temas relacionados con partidos políticos y sus sistemas, además ha colaborado como analista de Agenda Pública de España. La politóloga se define feminista y sueña con dejar de lado el sesgo de género que ha primado en las instituciones del país, además rescata la politización del pueblo chileno. - Julieta Suárez-Cao es profesora asociada de Pregrado y Postgrado en la Universidad Católica,(CH), donde enseña sobre Política Comparada, el sistema cualitativo y la política en América Latina. - Ella es Licenciada en Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires, ha co-editado dos libros, “La política siempre ha sido cosa de mujeres: Elecciones y protagonistas en Chile y la región” junto a Lucía Miranda en 2018 y “Territorio y Poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en AméricaLatina” con Flavia Freidenberg en 2014. - Ella es especialista en el Sistema Federal en el cual basó su exposición titulada “Partidos y Competencia Partidaria a través del Territorio: Estabilidad y Cambio en los Sistemas Federalizados de Partidos” por la que obtuvo su doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Northwestern, en Illinois. -Actualmente, está enfocada en su trabajo como coordinadora de la Red de Politólogas en Chile, organización presente en 26 países que busca “promover, visibilizar y potenciar el trabajo de las mujeres dedicadas a la Ciencia Política” y que impulsa la campaña "No sin mujeres". Julieta Suárez-Cao se sentó a responder el Cuestionario Constituyente de Contexto Factual y aquí puedes leer todas las opiniones más personales de la politóloga. 1.¿Cómo cree que será el país después del proceso constituyente? -Me imagino un Chile más unido en las diferencias. Vamos a tener una Constituyente paritaria y con representantes de los pueblos originarios y, lo que han mostrado las candidaturas, probablemente con una participación de gente nueva y de distintos estratos sociales. El espacio de diálogo y de escucha que puede darse va a ser muy beneficioso para el país. 2. Si tuviera que elegir uno sólo, ¿qué elemento le gustaría ver plasmado en la nueva Constitución y por qué? - La transversalización de género en las instituciones y políticas públicas. Según Joan Acker, “las instituciones han sido históricamente desarrolladas por hombres, actualmente dominadas por hombres y simbólicamente interpretadas desde el punto de vista de los hombres en posiciones de poder”, necesitamos perspectiva de género para cambiar esto. 3. En una frase, ¿cómo definiría la importancia de la Constitución para la vida cotidiana?La Constitución debe ser la protección que nos permita realizar nuestra vida en comunidad al máximo y asegurarnos la participación en las decisiones relevantes del país. 4. Si tuviera la oportunidad de optar a un cargo público, ¿cuál sería y por qué? - Si bien no me veo postulando a cargos públicos, mi vocación por la política pasa por el estudio, el análisis y la incidencia pública más que por la acción directa, diría que me interesan más los cargos legislativos que los ejecutivos. Seguramente por la oportunidad de trabajar con pares de manera más horizontal y compartida. 5. ¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta de la sociedad chilena? - Me gusta la fortaleza y la colaboración frente a situaciones adversas. Me gustaría que esa colaboración y empatía se extendiera también a situaciones corrientes. Lo que menos me gustaba era la apatía y despolitización, pero por suerte eso ha ido cambiando. 6. ¿Qué destaca de los que están en una vereda política distinta a la suya?Destaco de todos los sectores la comprensión del momento histórico que vivimos y la necesidad de dejar de aferrarse al status quo. Gracias al trabajo de paridad, he estado cerca de diputadas de distintas veredas políticas y destaco lo imprescindible de los consensos transversales para avanzar en las luchas por la igualdad de género. 7. ¿Qué ha aprendido con el debate constituyente? - He aprendido mucho sobre la importancia de democratizar el saber experto y de la demanda de conocimiento por parte de todos los sectores sociales. Ojalá se aproveche para establecer educación ciudadana de manera amplia y concientizar a la población de sus derechos. 8. ¿Cuál derecho cree que debería pesar más en la nueva Constitución? - El derecho a tener una vida libre de toda violencia para niñas, niños, adolescentes, mujeres, disidencias sexogenéricas y personas y pueblos históricamente vulnerados. 9. ¿Qué mantendría y qué sacaría de la Constitución actual? - Mantendría ciertas estructuras funcionales del poder, pero con importantes cambios. Por ejemplo, mantendría el Senado, pero con igual cantidad de representantes por región para fortalecer la descentralización; mantendría el presidencialismo, pero con un ejecutivo sin poderes legislativos para incentivar el control del Congreso. 10. Si tuviera que elegir un representante en la Convención -sea o no candidato o candidata-, ¿quién sería y por qué? -Creo que este proceso debe estar protagonizado por proyectos más que por individualidades, así que mi elección sería una representante feminista convencida de la importancia de asegurar derechos y generar instituciones que repartan el poder político a la ciudadanía y a través del territorio. ................................................... - 24 de marzo, DIA DE LA HIPOCRESÍA. - Diario LA PRENSA.- 22.-03.- 2021.- -"El 24 de marzo, el relato, impuesto a macha martillo en nuestra sociedad y en el mundo, lo denomina "Día de la Memoria, Verdad y la Justicia". Si de memoria y de verdad se trata, resulta inconcebible que lo ocurrido ese día del año 1976, no sea considerado como la consecuencia de una profunda y caótica crisis que estaba caracterizada por la degradación, el vacío de poder, la corrupción y una guerra ya desatada, provocada por un terrorismo apabullante. Así fue visto en aquel entonces por la mayor parte de los argentinos. Pocos hechos políticos en la historia argentina fueron tan previsibles, esperados y hasta impulsados por la gran mayoría de la sociedad y casi la unanimidad de la dirigencia política, como aquél golpe militar. - Desde entonces, aquí y en el mundo, fue instalada la mentira, con el concurso de medios ideologizados, ONG's internacionales cooptadas por la izquierda y sembradoras de venganza y odio, gobiernos corruptos, dirigencia política en parte también ideologizada y en parte temerosa, jueces prevaricadores y protervos y un largo etcétera. En definitiva se ha logrado que hoy no se lo recuerde como a cualquier otro golpe de estado, debido a que este simbolizaría la derrota militar del terrorismo marxista y la guerrilla subversiva. - La incapacidad política, la falta de coraje, tanto del gobierno como de la dirigencia de aquel entonces que no supo estar a la altura de las circunstancias, determinó como último remedio que las fuerzas armadas asumieran el poder. Recordamos, entre otros antecedentes, la irresponsable y ominosa ley de amnistía de mayo de 1973, que votada por aclamación en el Congreso, liberó a más de 2000 cabecillas del terrorismo, condenados legalmente, en el marco de procesos ajustados a las garantías y derechos prescriptos por la Constitución Nacional, mediante jueces intachables. Los amnistiados volvieron a tomar las armas y se desató en el país un verdadero baño de sangre. - Si de memoria se trata podemos recordar que la guerra de los setenta fue una guerra cruel, extremadamente cruel. Por un lado, miles de guerrilleros, adiestrados en Cuba, la iniciaron y desarrollaron con asesinatos incalificables (el juez Quiroga, Rucci, Sacheri, Genta, Soldati, Mor Roig etc.), secuestros seguidos de muerte (Aramburu, Ibarzábal, Larrabure, Salustro, etc.), asaltos a cuarteles, bancos, extorsiones y bombas, que con otros hechos vandálicos suman un total de 20.642 entre los años 1969 y 1979. Su objetivo proclamado era alcanzar el poder para convertir a nuestra República en un estado totalitario marxista. Así también lo señaló la Cámara Federal en la sentencia dictada en la causa 13/84 por la que condenó a los Comandantes. Estas acciones no distinguieron gobiernos de facto o constitucionales. Las Fuerzas Armadas ejecutaron la orden de aniquilar el operativo terrorista, no sin haber cometido extralimitaciones inadmisibles e ilegales, en un combate muy difícil, debido a la metodología no convencional planteada por el agresor. - Si de verdad y justicia se trata, podemos verificar que la inmensa falsificación de la verdadera historia se acentuó cuando Néstor Kirchner, un presidente que, en razón de la debilidad extrema con que inicia su mandato, cimentada en poco más del 20% de los votos, hizo alianza con Horacio Verbitsky, un oscuro personaje de origen montonero, que se convirtió en uno de los ideólogos más influyentes del matrimonio Kirchner. Con él celebró un pacto espurio destinado a la colonización ideológica y material del Poder Judicial. Con la necesaria anuencia del Congreso y de muchos jueces, comenzando por la nueva mayoría de la Corte Suprema, se demolieron sistemáticamente los principios más básicos del derecho, apartándose groseramente del orden constitucional, para posibilitar la reapertura de las causas judiciales que habían fenecido quince años antes, en pleno gobierno democrático, por virtud de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, verdaderas amnistías, que fueron luego acompañadas por los indultos presidenciales. Todos habían sido declarados constitucionales en la década del 80 por la Corte Suprema. - La ley de "Punto Final", fue declarada inconstitucional por la nueva mayoría de la Corte Suprema, eso si, únicamente para los delitos imputados a quienes defendieron al estado, mediante sentencias que además de violar el principio de legalidad, dejaron sin efecto fallos firmes del Alto Tribunal afectando además la cosa juzgada y con ello la seguridad jurídica. Se produjo entonces la más brutal ruptura del orden jurídico, desatándose una persecución implacable, vengativa y discriminatoria contra integrantes de la fuerzas armadas y de seguridad y también civiles y religiosos, acusados de delitos de "lesa humanidad". Jueces, por miedo o fuertemente ideologizados, en todo caso, todos corruptos, se pusieron al servicio de la denominada "política de derechos humanos" y mediante procesos viciados, violatorios de todas las garantías constitucionales, mantienen aún en las cárceles a cientos de presos, casi todos sin condena, cuyo promedio de edad supera los 75 años, soportando ilegales y prolongadísimas prisiones preventivas, algunos con más de 16 años en esa situación. Ya han muerto 635 en cautiverio, de ellos 529 sin condena, es decir inocentes. Hay decenas de ancianos con gravísimas dolencias, que esperan la muerte en medio del silencio cómplice de una sociedad que ha optado por olvidarlos después de haber clamado por su intervención cuando el terrorismo asolaba la Republica. Esa demolición del derecho es origen de la tragedia que hoy padece la Argentina. De aquellos polvos, estos lodos. - En consonancia con estas reflexiones la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales en un dictamen emitido el 25 de agosto de 2005, en forma contundente se pronunció declarando la inconstitucionalidad de la doctrina judicial que dio origen a esta parodia de juicios. También hace dos años un grupo de los más destacados juristas argentinos, casi todos ellos académicos, manifestaron, entre otras afirmaciones que... "En la última década se ha hecho una seria discriminación en detrimento de los hombres que llevaron a cabo la represión contra el terrorismo, quienes, aunque incurrieron en excesos y extralimitaciones inadmisibles, recibieron en todos los casos penas gravísimas. Mientras que a los responsables directos o indirectos del terrorismo se los ha colmado de honores; y en muchos casos se los ha premiado con cargos públicos e indemnizaciones. Esta asimetría hiere la conciencia y reclama urgente reparación. De lo contrario lejos de hacerse justicia se habrá incurrido en una grave arbitrariedad". - El aludido pacto, celebrado en las sombras hace 17 años entre Néstor Kirchner y Horacio Verbitsky, origen de la escabrosa estrategia de dominación del Poder Judicial argentino en provecho de intereses espurios, que tanto daño hace a la República, tiene entre otros, dos objetivos, por un lado, el de su colonización para ponerlo al servicio de un proyecto ideológico totalitario y de persecución a opositores, y por el otro para ser utilizado como herramienta que garantice la impunidad por el enriquecimiento ilícito producto de la corrupción de funcionarios y personas cercanas al poder. Se puede conocer en detalle en el libro "El Pacto" recientemente editado por esta Asociación. - El plan se encuentra hoy en sus últimas etapas de ejecución. Entendemos que conocer cómo y cuándo comenzó y cuáles son los pasos que le siguen, resulta indispensable si queremos evitar que el alevoso objetivo se cumpla para ruina de nuestra Nación. Celebrar el 24 de marzo sin tener en cuenta estas consideraciones no es ni memoria ni verdad ni justicia, simplemente hipocresía. -(Por Alberto Solanet y Carlos Bosch, Presidente y secretario de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia). ...................................................... Historias de nietas y nietos, voces de un país con memoriaSus abuelos fueron militantes desaparecidos y asesinados durante la dictadura. Cuentan cómo viven cada 24 de marzo. La Capital.-Por Paula Busnadiego.-Sábado 20 de Marzo de 2021. - El 24 de marzo se cumplen 45 años de una de las mayores tragedias política, económica, humanitaria y social que recuerde la historia nacional: la última dictadura cívico militar. Un plan orquestado de destrucción de todos aquellos derechos conquistados por las mayorías populares y que solo pudo ejecutarse a fuerza de violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Jóvenes trabajadores y estudiantes fueron sin duda los sectores más castigados por quienes se habían hecho con el poder y que a todas luces representaba los intereses de una minoría. La resistencia no tardó en hacerse presente y la rebeldía alzó la voz solidariamente en favor de los derechos colectivos. El resultado es conocido y se sintetiza en una máxima que se grita cada 24 de marzo: “30 mil compañeros desaparecidos, presentes”. Hoy se habla de ellos y ellas como parte de una generación diezmada. Aquellos jóvenes, algunos adolescentes que resistieron el embate fueron arrancados de cuajo por un sistema represivo que aún conserva sus resabios. Lo que no contemplaron algunos, fue la profecía que el poeta chileno ya había anunciado: “Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera”. Después de 45 años los mismos ideales fluyen irreverentes. Andan sueltos en cada marcha y alzan la voz en cada espacio colectivo y cotidiano en reclamo de lo que consideran justo. Son los brotes de esas flores arrancadas que muestran con orgullo su herencia. En diálogo con La Capital los nietos y las nietas de desaparecidos y asesinados por el Terrorismo de Estado cuentan el descubrimiento de su propia historia, reivindican los ideales y las luchas de sus abuelos y reflexionan sobre la necesidad de una memoria que se haga cada vez más presente. Un abrazo colectivo “Cuando participo en una marcha siento que estoy abrazando la lucha de mi abuelo y de los 30 mil desaparecidos. Es también como abrazar a mi mamá, a su historia y a sus compañeros, es abrazar a las Abuelas, es como un gran abrazo colectivo”. Así, Lua Conechny describe lo que significa para ella el acto de marchar en cada conmemoración. Lua tiene 18 años y se presenta como la “nieta de Alejandro Pastorini, militante del socialismo revolucionario, detenido y desaparecido por la última dictadura el 17 de agosto de 1976”. El año pasado terminó la secundaria en el Politécnico donde aún es vicepresidenta del centro de estudiantes y este año comienza a estudiar gestión cultural en la Facultad de Humanidades y, mientras pueda, la carrera de ciencia política. La joven cuenta sobre su abuelo mientras va reconstruyendo su propia historia. Las anécdotas relatadas por su mamá, sus amigos y compañeros de militancia fueron fundamentales a la hora de conocer y comprender a quien por aquellos años era médico psiquiatra del Hospital Agudo Avila, y que un día se ocupó de romper a mazazos una pared para que sus pacientes tuvieran contacto con el exterior. “Una de las cosas que me contaron es que cuando él empezaba a hablar en las asambleas universitarias o en los centros de militancia se Otra de las anécdotas que recogió a través de los relatos de su abuela tiene que ver con la preocupación y el amor que expresaban los pacientes del Suipacha en el momento de su desaparición: “Llamaban persistentemente a la casa de mi abuela para saber de él”. Una situación que se complejizaba por el terror que en ese momento sentían los familiares de los desaparecidos. La nieta de Pastorini creció siendo parte de la familia que conforma la organización Hijos, por eso desde que tiene uso de memoria participa en cada marcha por pedido de justicia. Lua destaca que el diálogo permanente con su madre Nora Lía Pastorini la ayudó a comprender aquel proceso. “En cada fecha conmemorativa, cuando volvía de la escuela mi mamá me empezaba a contar cuál era su historia, cuál era la mía y cuál era la historia de este país”, recuerda. Para ella fue un verdadero proceso de aprendizaje. Lua se emociona cuando dice que le hubiese encantado poder hablar con su abuelo sobre ese país soñado. Siente que él le marcó un camino aún sin haberla conocido y dice estar segura que ella le caería muy bien. “Siempre llevo el cartel de mi abuelo con mi mamá, y cuando lo hago siento que estoy marchando con él, por el país que él soñó. Mi abuelo militaba para que toda esa necesidad que tenía el pueblo se convierta en un derecho, por eso milito yo también”, afirma. Hasta que duelan los pies Fiamma Mancino Maciel tiene 12 años y pasó a 7º grado de la Escuela Gurruchaga. Sabe que su abuelo fue jugador de rugby y que fue asesinado en la última dictadura militar. Cuenta que muchas veces le preguntó a su mamá sobre sus abuelos y reconoce que es un tema difícil para ella, porque pensar en esa historia la pone triste. Fiamma es la nieta de Herminia “Mimí” Inchaurraga y José Rolando “Pirulo” Maciel, ambos secuestrados en la Quinta Operacional de Fisherton y cuyos cuerpos aparecieron asesinados en el Parque Independencia. Un caso que, al igual que el de Alejandro Pastorini, está enmarcado en la causa Klotzman, cuyo juicio oral hoy está en curso en los Tribunales Federales. “Me pone triste saber que mis abuelos fueron secuestrados y fusilados simplemente por tener ideas diferentes, y también me da tristeza pensar que no los pude conocer”, afirma la adolescente, que lamenta no haber podido disfrutar lo que sus amigos y amigas comparten en el cotidiano con sus abuelos. En cada 24 de marzo Fiamma marcha con toda su familia. Se pinta la cara, carga el cartel de sus abuelos y camina hasta que le duelen los pies. “Si hoy no estuviera la pandemia claro que estaría presente —dice—, porque cuando sucede algo injusto o que no me gusta trato de cambiarlo”. El acto de marchar le provoca sentimientos encontrados. Fiamma hace referencia a la tristeza y a las ansias de tenerlos cerca, pero también dice que siente felicidad porque cada conmemoración representa de alguna manera un acto de justicia para sus abuelos. Notas al abuelo “Mi abuelo siempre estuvo presente en mi vida. Desde muy chica, cuando aún no comprendía lo que había pasado, le escribía notas pidiéndole que si estaba en algún lugar vuelva, que lo estábamos esperando y que yo lo quería mucho”, recuerda Martina Giri, nieta de Miguel Angel “Tereré” Gauseño, militante de la juventud peronista. Era un momento en donde ella también había oído sobre el exilio y tenía la esperanza de que su abuelo esté en algún lugar, hasta que comprendió que Miguel Angel ya no podría volver. Hoy Martina tiene 17 años, terminó la secundaria en la escuela San Francisco Solano, trabaja y en breve comienza el primer año de la carrera de comunicación social en la Universidad Nacional de Rosario. Hasta sus 9 años lo único que sabía era que su abuelo había fallecido justo cuando se conmemoraba el día de la memoria. Hasta que un día en la escuela, mientras cursaba 5º grado, le dieron una clase sobre el 24 de Marzo. Se sintió impactada con el tema y llevó la inquietud a su casa, donde se produjo la charla familiar en la que Martina finalmente pudo entender que su abuelo era un desaparecido. El descubrimiento marcó una bisagra en su vida, las ansias por saber la movilizaron y el resultado fue contundente. Mientras cursaba 6º y 7º grado de la primaria comenzó a acompañar a su mamá, Verónica Gauseño, al Museo de la Memoria, un espacio que para ella fue un verdadero ámbito de aprendizaje. Y en 7º grado le propuso a su profesora hacer un exposición frente a sus compañeros sobre lo que había aprendido en el Museo. El diálogo permanente con su familia la ayudó a conocer mucho sobre la vida y militancia de su abuelo. Su madre nunca la privó de información y de su abuela atesora aquellos relatos que tienen que ver con lo personal y cotidiano: “Siempre me cuenta de su sonrisa increíble, y de como la contagiaba a sus amigos”, dice. Martina afirma que eligió apropiarse de esa historia y transmitirla con orgullo en todos sus espacios de aprendizaje. Lo hizo en la escuela primaria y también en la secundaria. “Cada uno lo lleva a su lugar de socialización, a donde pueda militarlo”, explica. A la hora de conmemorar el Día de la Memoria, la nieta de Gauseño dice que no recuerda cual fue su primera marcha pero si la última. También tiene presente sus visitas a Pérez donde está la escuela que su abuelo, junto a su hermano Juan Carlos y un grupo de jóvenes militantes crearon para alfabetizar bajo la inspiración de Paulo Freire a chicos y adultos, y donde el primer salón fue una casillita verde situada en la casa de los hermanos Gauseño. “Cargar la foto de mi abuelo me genera sentimientos encontrados, por un lado el orgullo de reivindicar su historia, su lucha y militancia, pero al mismo tiempo un sentimiento de tristeza por tanta injusticia. Es todo lo feo y todo lo bueno al mismo tiempo”, dice. En el descubrimiento de su abuelo, Martina hizo su propio descubrimiento. “Comprender sobre su vida me ayudó a entender sobre mi misma. Entendí por qué me revelan ciertas injusticias, y que en mis luchas tienen mucho que ver mi abuelo, mi abuela, mi mamá y toda mi familia. Cuando fui mas grande pude entender por qué me inspiran ciertas cosas y por qué soy como soy”. La memoria presente Renata Labrador tiene 20 años, durante su secundaria fue presidenta del centro de estudiantes del Normal Nº 1 y actualmente cursa en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR. Es nieta de Palmiro Labrador, quien junto a su hermano Miguel Angel militaban en la organización Montoneros. Renata sabe que su abuelo Palmiro estudiaba ingeniería en la UTN y que tenía 28 años cuando las fuerzas represivas lo fueron a buscar a su casa. Un acontecimiento que también terminó con la vida de su bisabuelo Víctor, que en el intento de alertar a sus hijos fue abatido por los militares. En el relato de Renata resuena un nombre que pisa fuerte y que ella lleva tatuado en su espalda: “Esperanza”, su bisabuela, fundadora de la organización Familiares de Rosario. “Galtieri le dijo a mi bisabuela que la muerte de Víctor había sido un error, pero que la de Palmiro y Miguel Angel no porque ellos eran Montoneros. A Esperanza le entregaron el cuerpo de Víctor y de Palmiro, y le exigieron con amenazas que se exilie. Ella llegó hasta Paraguay buscando a Miguel Angel pero nunca lo encontró”, cuenta. Aunque nunca la conoció, Renata sabe que su bisabuela tenía un carácter imponente y su lucha le genera una gran admiración. “Ella era de ir y plantarse. Hay una foto que está muy buena donde ella tiene un milico enfrente y lo señala con el dedo”, cuenta con orgullo. En su relato, la nieta de Labrador también profundiza en su propia historia. Vivió en Barcelona hasta los 11 años con sus padres Tomás y Romina, quienes se conocieron en la agrupación Hijos y se ocuparon de que ella conociera sobre sus raíces a temprana edad. “El primer recuerdo que tengo —cuenta— es de mi mamá hablándome en la cocina de casa y contándome que a mi abuelo lo habían matado por pensar diferente. Creo que tenía 7 años en ese momento, recuerdo que lloré y sentí mucha tristeza porque todo me parecía muy injusto”. Cuando volvió al país pudo comprender aún más la situación y ponerla en contexto, sobre todo por la cercanía a Hijos, que es como una familia para ella. “Tengo muchos recuerdos de ir los jueves con mi papá a la plaza 25 de mayo con Norma y con Chiche”, dice sobre dos recordadas Madres de Rosario. Recuerda que fue un 24 de marzo de 2017 cuando agarró por primera vez el cartel de su abuelo: “Me siento muy orgullosa de él y lo admiro, porque lo veo como una persona que pudo anteponer una lucha colectiva por encima de su interés personal”. Para Renata, su abuelo formó parte de una generación donde muchos jóvenes pensaron más allá de ellos mismos. “Mi abuelo tomó el riesgo porque pensó en una vida mejor no solo para sí mismo sino también para los otros”, afirma. Renata sostiene que la memoria es un tema presente y más vigente que nunca, porque “todavía falta mucho, recién ahora están pudiendo declarar familiares en los juicios, hay genocidas libres o con prisión domiciliaria y son personas que mataron, robaron y violaron”. Y agrega: “Hay muchos crímenes que aún están impunes y hay heridas que nunca van a terminar de cerrar. Cuando un cuerpo no está, ese asesinato se vuelve a cometer cada día. Mi bisabuela nunca pudo resolver qué pasó con su hijo Miguel Angel”. La nieta de Labrador tiene en claro que lo que sucedió en la dictadura le sucedió a toda la sociedad, por eso dice que “los desaparecidos nos faltan a todos”, y que “conocer qué fue lo que nos pasó y la propia historia se consigue con la militancia de la memoria, la verdad y la justicia”.    Los brotes Emiliano es nieto de Eduardo José Toniolli, quien fuera militante del centro de estudiantes del Nacional Nº 1 de Rosario, de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y la organización Montoneros, secuestrado el 9 de febrero de 1977. El nieto de Eduardo José hoy tiene 17 años, cursa 5º año de la secundaria y admite: “Me encanta escuchar historias sobre él”. Comenzó a comprender sobre la historia familiar cuanto tenía seis o siete años, cuando se dio cuenta que su papá —el concejal Eduardo Toniolli— no llamaba de ese modo a quien él reconocía como su abuelo, y empezó a hacer preguntas. Con el paso de los años fue entendiendo lo que implicó la dictadura militar para su familia y para el país. Un entendimiento que se dio principalmente en el seno familiar, porque “en muchas instituciones hoy se sigue sosteniendo la teoría de lo dos demonios”, se lamenta el adolescente. El relato de los compañeros de militancia de su abuelo y las anécdotas escuchadas en la familia fueron claves para que Emiliano llegara a Eduardo José. “Mi bisabuela nos contaba que años previos a la dictadura le preguntó por qué se exponía tanto aún sabiendo que le podía suceder cualquier cosa, y él le contestó que con tanta injusticia no podía vivir. Su respuesta fue con tanta seguridad que ella se quedó tranquila”, cuenta. Para Emiliano la conmemoración y el reclamo justicia no es un tema del pasado, porque “aun hay muchos hijos que están esperando que se juzgue a los asesinos de sus padres o a quienes se apropiaron de sus hermanos o hermanas”. Y porque “la justicia llega tarde y hay gente a la que nunca le llegó”. El adolescente también marcha por la memoria, la verdad y la justicia desde que tiene memoria. También levanta el cartel con la foto de su abuelo y se enorgullece de eso. “Me emociona toda la gente que marcha cada 24, es un momento en donde yo me siento acompañado”, cuenta. Reunidos en la plaza de 25 de Mayo y con el visible sentimiento de reconocerse, los nietos y las nietas sostienen con orgullo las fotos de sus abuelos como trocitos de su propia historia. Una historia que no es solo de ellos, sino también la de todos los argentinos. Se emocionan cuando los nombran. La memoria grita presente en cada relato, en cada anécdota, y en sus miradas jóvenes se refleja la herencia de todos los ideales y el impulso de lucha por un país más justo. A 45 años del golpe cívico militar y como revancha de la historia, Renata, Lua, Emiliano, Martina y Fiamma —como tantos nietos y nietas— crecen como brotes de una primavera inevitable. .............................................

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