miércoles, 23 de junio de 2021

Belgrano y el Cacique Cumbay en el Alto Perú. - 23 - 06 - 2021.-

BELGRANO RECIBIÖ AYUDA DEL CACIQUE CUMBAY EN EL ALTO PERÚ. - Envío de la Asociación Belgraniana de Morón. -23 - 06 -2021.- - El mes de Junio de 1813, en Potosí Belgrano, recibió la visita del Cacique guaraní Cumbay. - Belgrano en 1813, gozaba de una gran popularidad entre los indígenas del Alto Perú y sus zonas de influencia. Las comunidades que adherían a la causa revolucionaria lo respetaban y admiraban y muchos de los líderes deseaban conocerlo. Tal era el caso de Cumbay, un célebre Cacique Ava Guaraní (chiriguano como los denominaron despectivamente los incas) con actuación muy importante desde fines del siglo XVIII como adversario de los españoles. - Cumbay se presentaba con el título de Mburubicha guasú o Capitán Grande, vivía en las proximidades del Chaco paraguayo. Era ardiente partidario de la Revolución, por la que combatió en Santa Cruz de la Sierra, siendo herido de un balazo, pero jamás había querido entrar en las ciudades ni tener contacto alguno con "la civilización". Lo rodeaba un halo enigmático, haciéndose ver poco, oculto en sus selvas, desde las cuales organizaba sus tácticas bélicas contra las tropas realistas. Al enterarse de la llegada de Belgrano y su ejército a Potosí, Cumbay gestionó una entrevista con el general, a la que este accedió gustoso. Una de las crónicas de aquel encuentro afirma que el gran cacique arribó al cuartel general acompañado por su intérprete, dos hijos menores y una comitiva-escolta de 20 flecheros con carcaj a la espalda, arco en la mano izquierda y una flecha envenenada en la derecha. El gran cacique venía a caballo y al llegar junto a Belgrano desmontó, mirandolo fijamente durante largos minutos, luego de lo cual dijo a través de intérprete “que no lo habían engañado y que según el rostro de Belgrano, así debía ser su corazón”. El general le ofreció un caballo ricamente enjaezado y con herraduras de plata, desfilando después ambos en medio del ejército formado. Al pasar frente a la artillería, le previnieron al jefe indígena que tuviese cuidado con el caballo, porque iban a disparar en su honor, a lo que replicó “que nunca había tenido miedo a los cañones”. Más tarde se lo alojó con toda magnificencia, habiéndole preparado una cama digna de la autoridad que era, pero Cumbay dio entonces a sus huéspedes una lección de humildad al rechazar los lujos y dormir esa noche sobre el apero, respetando así la costumbre ancestral de no ser más que sus hombres. En los días subsiguientes se celebraron fiestas en honor del ilustre visitante incluyendo una gran parada militar. Cumbay no se mostró sorprendido, y ante la consulta de Belgrano respecto a los ejercicios que había observado contestó: “con mis indios desbarataría todo eso en un momento”. La despedida estuvo colmada de obsequios y atenciones mutuas, entre las que se destacó un gran uniforme que regaló el general al cacique, acompañado de una bella esmeralda incrustada en oro, para que pudiera utilizar a modo de tembetá, el tradicional adorno característico de los guaraníes, que los guerreros llevaban colocado entre el labio inferior y el mentón. Cumbay no fue menos en su gentileza, poniendo a disposición de Belgrano dos mil de sus hombres (kereimbas, guerreros) para pelear a su lado contra los realistas. Siete años más tarde, ya muy enfermo, Belgrano moría en la más extrema pobreza, producto de su entrega incondicional al proceso independentista, mientras su amigo Cumbay seguía peleando codo a codo junto a los patriotas en las selvas del Gran Chaco. Ambos habían escrito una página que aún hoy los honra: estar unidos tras una causa común, más importante que cualquier interés personal. “Asociación Belgraniana de Morón - 2021 - 25 aniversario"

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