sábado, 11 de enero de 2020

Manuel Belgrano, Padre de la Bandera.- 11 - 01 - 2020.-

Manuel Belgrano, Padre de la Bandera.

Jujuy al momento. 20 de Junio de 2014.

Fue el prócer argentino que más contribuyó a la patria desde las diversas profesiones que tuvo, fue abogado, creador de la bandera, general destacado, periodista, economista, político y promotor de la educación.

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, fue el prócer argentino que más contribuyó a la patria desde las diversas profesiones que tuvo, no solo fue abogado, el creador de la bandera, un  general destacado, sino también fue periodista, economista, político y  por sobre todas las cosas promotor de la educación.

Como economista ocupó el cago de primer secretario del Consulado de Comercio en 1774, desde ese rol  propagó las doctrinas económicas en boga entonces en Europa y propuso iniciativas a favor del mejoramiento material de la comunidad. Para él, el desarrollo económico debía ser parte del desarrollo cultural y ser concordante con la economía de libre mercado.

Además aplaudió la aparición del periódico "Telégrafo Mercantil": ayudó a su fundación en 1801, donde difundió sus ideas revolucionarias. Protegió los órganos periodísticos publicados en el Río de la Plata. El 3 de marzo de 1810 apareció el periódico "Correo de Comercio", el cual dirigió. En sus páginas se observa la doctrina de Belgrano, es decir, la importancia de la educación en el país y de la mujer.

Su objetivo era fomentar la educación, es decir, capacitar a la gente para que aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Por eso, ayudó al desarrollo de la Escuela de Dibujo y de la Escuela de Náutica, ambas, creadas en 1799. Pero también Belgrano hizo otros aportes en la educación: en esa época no había escuelas para chicas; él quería crearlas porque pensaba que para ser buenas madres las mujeres debían educarse. Según sus palabras, "se deben poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar, etc., y principalmente inspirarles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más en las mujeres que en los hombres". Además, quería que la educación fuera gratuita para todos. Según Mitre, "Belgrano aconsejaba que se abran escuelas en todos los barrios de la ciudad y en todas las villas de campaña para los niños de ambos sexos, en circunstancias en que no existía en Buenos Aires más que una sola escuela de primeras letras, que se llamaba ‘desrey’, por ser la única que costeaba la Corona de España".

Si bien Belgrano se preparó para las leyes, aprendió y se ganó la admiración de San Martín en su función militar. Su primer contacto con el tema fue en 1806, durante la Primera Invasión Inglesa. Allí se incorporó a las milicias criollas para defender Buenos Aires y él fue elegido Capitán. Tuvo su primer combate en las orillas del Riachuelo. Ya en 1810, la Primera Junta, decidió enviar expediciones para extender la Revolución a todo el Virreinato. En septiembre de 1810 la Junta le encomendó La expedición de Paraguay.

El objetivo de Belgrano era difundir entre los paraguayos el ideario de la Revolución de Mayo. En Paraguay, legalizó y dio un carácter urbano, con planificación de ejidos, a Mandisoví y Curuzú Cuatiá. Luego de vencer en Campichuelo fue derrotado en Paraguarí, el 19 de enero de 1811. También, el 9 de marzo de 1811, fue vencido en Tacuarí. En noviembre de 1811 fue nombrado Jefe de Regimiento Nº 1 de Patricios. En enero de 1812 fue enviado por el gobierno a proteger las costas del Paraná de los españoles. Allí enarboló por primera vez la bandera nacional (el 27 de febrero de 1812).

Ese mismo día, el gobierno le encargó la jefatura del Ejército del Norte. El 25 de mayo de 1812 en Jujuy instaló el cuartel general y, en celebración del aniversario de la Revolución, hizo bendecir la bandera. Al observar que era imposible resistir el avance realista, inició el 23 de agosto de 1812 el Éxodo Jujeño, es decir, la retirada hacia Tucumán (los habitantes de Jujuy y de Salta abandonan sus hogares y arrasan todo a su paso, dejando a los realistas sin víveres para la tropa).Luego, el gobierno le pidió que fuera a Córdoba pero él se mantuvo en Tucumán y allí venció a los realistas (el 24 de septiembre de 1812).

Posteriormente el gobierno lo nombró Capitán General e inició el avance hacia el norte. Cruzó el río Pasaje y, junto con su ejército, juró obediencia a la Asamblea del año XIII. Derrotó nuevamente a los españoles en la batalla de Salta el 20 de febrero de 1813. Ese año se dirigió a Potosí y fue derrotado en Vilcapugio (el 1º de octubre de 1813). Reorganizó su ejército, pero fue vencido nuevamente en Ayohúma (el 14 de noviembre de 1813). En enero de 1814 se encontró con San Martín en Salta y entregó el mando del ejército en Tucumán, quedando a cargo del regimiento Nº 1 con el grado de coronel. El 30 de enero de 1814 el gobierno lo separó del ejército del Norte y viajó a Buenos Aires. Allí lo arrestaron y lo procesaron, pero finalmente se le reconocieron sus méritos y honores.

Belgrano como político,  apoyó y participó activamente de los acontecimientos de mayo y fue designado vocal de la Primera Junta. Años después, al ser separado del ejército, fue enviado en 1814 como representante argentino a cumplir una misión diplomática en Europa junto con Bernardino Rivadavia. En Inglaterra inició gestiones con Manuel de Sarratea tendientes a obtener el reconocimiento de la independiencia de nuestro naciente país, admitiendo el establecimiento de una monarquía constitucional. Las gestiones fracasaron y, de vuelta de su viaje a Europa, fue nombrado, en febrero de 1816, Jefe del Ejército de Observación en el Litoral, con órdenes de marchar hacia Santa Fe.

Luego, fue nombrado jefe del Ejército del Norte. Se dirigió a Tucumán, donde hacía pocos días había comenzado a sesionar el Congreso de las Provincias Unidas y el 6 de julio de 1816 fue escuchado, en sesión secreta, sobre la situación en Europa. Propuso no buscar príncipes en Europa, sino elegir la coronación de un descendiente inca, pero su propuesta no fue considerada, incluso, muchos se burlaron de la idea. En enero de 1819 el gobierno le ordenó que se hiciera cargo del ejército estacionado en Santa Fe. En abril sus representantes firmaron el armisticio de San Lorenzo y se retiró a Córdoba. Razones de salud le hicieron delegar el mando. Mantuvo hasta su muerte sus convicciones monárquicas, pero siempre respetuoso de la constitución sancionada por el Congreso de Tucumán, luego en Buenos Aires. Finalmente un 20 de junio  del año 1820 fallece a las siete de la mañana y se lo sepulta en el atrio del convento dominicano e iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

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