miércoles, 22 de septiembre de 2021

Los horrores de la Revolución Francesa. - 22 - 09 - 2021.-

LOS HORRORES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA. -Envío: P. Alfredo Saenz. Facebook. 22-O9-2O21.- - Citas del horror.Tiempos de la Revolución Francesa. -Louis Legendre sobre la muerte de Luis XVI: "Cortar el cuerpo del rey en 84 partes para que todos los departamentos de Francia pudieran recibir un trozo". Louis Marie Turreau dijo: "Que todos los bandoleros que sean encontrados con armas en la mano o convencidos de haberlas tomado serán pasados por el filo de la bayoneta. Se procederá del mismo modo con las mujeres, hijas y niños que estén en ese caso. A las personas simplemente sospechosas no les será perdonada la vida. Mi intención es incendiarlo todo. Yo no soy más que un agente pasivo. Deben igualmente pronunciarse por anticipado sobre la suerte de las mujeres y de los niños. Si es preciso pasar a todos por el filo de la espada, yo no puedo ejercitar una medida semejante sin una orden que ponga mi responsabilidad a cubierto". Bertrand Barère de Vieuzac: "El buque de la revolución no podrá llegar a puerto más que sobre un mar de sangre". Robespierre: "La revolución es la guerra de la libertad contra sus enemigos. El gobierno revolucionario debe dar al buen ciudadano toda la protección nacional; a los Enemigos del Pueblo no debe más que la muerte. Estas nociones son suficientes para explicar el origen y la naturaleza de las leyes que nosotros llamamos revolucionarias. Para castigar a los enemigos de la Patria, basta con establecer su personalidad. No se trata de castigarlos, sino de destruirlos". Louis de Saint-Just: "Se curte en el Mendon piel humana. La piel que procede de hombres es de una consistencia superior a la de las gamuzas. La piel de los sujetos femeninos es más flexible, pero presenta menos solidez". Hechos Si alguno de los símbolos más sagrados de la Revolución aparecía resquebrajado, zaherido o destrozado, el castigo constituía la respuesta. La única respuesta. Y eso fue lo que ocurrió en el pueblo de Bédoin, en Vaucluse, a principios de mayo de 1794, cuando el delegado de la Convención Nacional, al no descubrir quién había talado el Árbol de la Libertad, decidió aplicar la pena de muerte a 63 habitantes. Y no contento con eso, el enviado de la Convención ordenó que el pueblo fuera arrasado, destruido completamente por las llamas. 17 desgraciados habitantes de Caussade que habían tenido la ocurrencia de ponerse de luto por la muerte de su rey y que fueron guillotinados bajo la acusación de realizar actividades revolucionarias. El asesinato colectivo de más de 500 mujeres y niños, ocurrido un 28 de febrero de 1794 en Lucs-sur-Boulogne cuando madres e hijos fueron encerrados y quemados vivos en el interior de una iglesia. En la ciudad de Nantes el revolucionario Jean Baptiste Carrier, se hizo responsable, a partir del mes de octubre de 1793, de la ejecución de miles y miles de personas. De él arrancó el sistema de asesinatos en masa por medio de unos barcos para que, una vez ocupadas sus bodegas por 100 despreciables antirrevolucionarios, pudieran ser hundidos. Con estos ahogamientos colectivos moría ahogado el pasaje entero. Y lo mejor de todo es que con este recurso se lograba perfeccionar la eficacia revolucionaria: no había administrativamente pérdida de tiempo, y tampoco mediaban incómodos y largos procesos judiciales. Masacres de Septiembre Restif de la Bretonne: "El domingo, a las 6 o 7, como de costumbre, salí a la calle sin saber lo que estaba pasando. Iba a mi isla, esa querida isla de Sain-Louis. Conocía allí a un hombre, suizo de origen, pero nacido en París, que estaba al corriente de todas las noticias de su barrio, una sección del Teatro Francés. "Están matando en las cárceles", me dijo. "Comenzó en mi distrito, en la Abadía. Dicen que todo ha empezado porque ayer un hombre engrilletado en la Plaza de Greve dijo que no le importaba la Nación y otros insultos. El pueblo, conmovido, lo llevó a la ciudad y lo condenó a la horca. Dijo antes que todos los prisioneros pensaban como él, y que pronto veríamos un buen juego; que tenían armas y que serían liberados de la ciudad cuando los voluntarios se hubieran ido. Por eso, hoy hay multitudes frente a las cárceles que han sido asaltadas. Y allí se está asesinando a todos los presos que no tienen deudas. Pensé que escaparía de estos horrores retirándome de mi casa, me fui a la cama, el sueño, agitado por la furia de la carnicería, solo me proporcionó un doloroso descanso, a menudo interrumpido por el inicio de un espantoso despertar. Pero eso no fue todo. Hacia las dos de la tarde oí pasar bajo mis ventanas una tropa de caníbales que cantaban, rugían y aullaban. Algunos de estos asesinos gritaban: "¡Viva la Nación!". Uno de ellos, al que me hubiera gustado ver, para leer su horrible alma en su execrable rostro, gritó con fuerza: "¡Viva la muerte!". En esa terrible noche, el Pueblo hizo el papel de los Grandes de antaño. ¡Se inmolaron en silencio y bajo el velo de la noche a tantas víctimas inocentes o culpables!" August Sicard: "Quizás no haya en toda la historia de la Revolución páginas más sombrías que las de los días de septiembre. Si normalmente encontráramos en ella mucha sangre, aquí es un río". Masacres de Lyon Stefan Zweig: "El libro de la Revolución francesa raras veces se abre por una de sus páginas más sangrientas, la rebelión de Lyon". Decreto de la Convención Nacional: La ciudad de Lyon será destruida. Deberá ser aniquilado todo aquello habitado por gentes con patrimonio. Esta tarea se encomienda a Fouchet y a Collot d'Herbois y estos responden: "Llevaremos a cargo nuestra misión con la energía de republicanos llenos de carácter, y no descenderemos de la cumbre en la que el Pueblo nos ha situado para ocuparnos de los miserables intereses de unas cuantas personas más o menos culpables". Masacres de la Vendée Camille Desmoulins: "A los vendeanos no se les puede perseguir como en una guerra, sino como en una caza". Joseph Lequinio: "Si la población que queda no fuera más que de treinta a cuarenta mil almas, lo más rápido sin dudas sería degollarlos a todos, como lo creía en un principio. No hay que hacer prisioneros. En cuanto hallemos hombres, sea con armas en la mano, sea agrupados en tropa de guerra, aún sin ir armados, es preciso fusilarlos en el acto". François-Joseph Westermann: "La Vendée ya no existe, ciudadanos republicanos, ha muerto bajo nuestra espada LIBRE, con sus mujeres y niños. Ejecutando las órdenes que me han dado, he aplastado a los niños bajo los cascos de los caballos, masacrado a las mujeres que así no parirán más bandoleros. No tengo un solo prisionero que reprocharme. Los he exterminado a todos. Savenay es nuestra. Hicimos una carnicería horrible. Por todas partes no se veían más que montones de muertos; los bandoleros que escaparon de esta jornada letal fueron acorralados, matados o hechos volver por los habitantes de los alrededores. En el extrarradio de Savenay, más de 6.000 han sido enterrados". Louis Grignon; "Mis camaradas, nosotros penetramos en las tierras de la insurrección; les doy la orden expresa de entregar a las llamas todo lo que pueda ser quemado y de pasar por el filo de la bayoneta a todos los habitantes que hallen en su camino. Sé que puede haber algunos patriotas en estas tierras; no importa, hemos de sacrificarlo todo". François Babeuf: "¡Es preciso escribirlo! ¡Esta vida atroz, devoradora, genocida, cuyo monstruoso héroe ha despertado sobre su cabeza las maldiciones, la condena de toda Francia! Es aquí donde invito al lector a abrir mucho los ojos. Han llegado el momento y la ocasión de divulgar a Francia un inmenso secreto. Es una lástima que no fuera descubierto dos años antes. Es posible que un millón de habitantes, arrojados a la tumba, viviesen todavía. Es preciso arrancar por completo el velo que impidió descubrir hasta ahora que no existió insurrección en la Vendée más que porque infames gobernantes así lo quisieron, y que mientras de cribaba la Nación en todas sus diversas partes entraba en su horroroso plan segar totalmente una región entera". Ley de Pradial, año II Artículo 4: El tribunal revolucionario se establece para castigar a los enemigos del pueblo. Artículos 5 y 6: Los que tratan de destruir la libertad pública mediante la astucia, los que han engañado al pueblo o a los representantes del pueblo para inducirlos a medidas contrarias a los intereses de la libertad, los proveedores de mala fe que comprometan la salvación de la República o aquellos que hayan intentado engañar a la opinión o impedir la educación de la gente, depravando las costumbres y corrompiendo la conciencia pública. Artículo 8: La regla del juicio es la conciencia de los jurados iluminados por el amor a la Patria; su objetivo, el triunfo de la República y ruina de sus enemigos. Georges Couthon: "El plazo para castigar a los enemigos de la Patria no debe ser mayor que el tiempo de reconocerlos; se trata menos de castigarlos que de aniquilarlos. No se trata de dar ejemplos, sino de exterminar a los implacables satélites de la tiranía o de morir con la República". Palabras del tribunal al guillotinar a Lavoisier: "La República no necesita ni sabios ni químicos". Palabras de Madame Roland: "Libertad: cuántos crímenes se cometen en tu nombre".

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