viernes, 22 de septiembre de 2023

Abanderado Cleto Mariano Grandoli. Guerra de la triple alianza.- 22- 09 - 2023.-

CLETO MARIANO GRANDOLI. El abanderado héroe de Curupaytí (29 de abril de 1849 – 22 de septiembre de 1866) El 21 de setiembre de 1866 anunciaba que se terminaba el invierno y comenzaba la primavera. La época del frío terminaba y comenzaba la de las coloridas flores; época donde la vida surge pletórica. Así lo previó la Creación. Pero, los hombres pensaron lo contrario. Recordamos el trágico episodio de la batalla de Curupaytí, en el marco de la Guerra contra el Paraguay, protagonizada por el imperio del Brasil, Uruguay y nuestro país, aliados contra el primero, en un enfrentamiento armado entre los años 1865 y 1870. La guerra había comenzado en 1865 con la invasión paraguaya a la provincia de Corrientes y el país convocó a las Guardias Nacionales. Los ciudadanos, se presentaron para formar los distintos batallones. A la provincia de Santa Fe le correspondía reunir 500 plazas, de las cuales 300 debían ser de Rosario. Pero Rosario las ocupó en su totalidad. Así nació el batallón conocido como el “1º de Santa Fe” por haber sido el primero formado en nuestra provincia. Con su oficialidad designada, con la bandera que manos rosarinas habían confeccionado, tuvo su abanderado. Un joven de 16 años, quién luego de convencer a su madre, pudo incorporarse al batallón como subteniente de bandera: el abanderado Cleto Mariano Grandoli, de 16 años de edad. Su batallón participó en varias operaciones de guerra hasta que llegó el fatídico día: el 22 de septiembre de 1866. Día decidido por el general Mitre para tomar por asalto las trincheras de Curupaytí. Operación con resultado conocido por todos, menos por los máximos responsables. La falta de una verificación previa del terreno; el desconocimiento del verdadero poderío paraguayo, entre otras falencias, presagiaban el resultado. Pero nadie se echó para atrás. Era la orden y las órdenes se cumplen. En medio del combate, nuestro héroe, al advertir que el trompa de órdenes y el tambor habían caído, se sacó sus botas para correr mejor en el barro, y a la vez que, vivando a la patria alcanzaba las posiciones defensivas de los paraguayos, sucumbió acribillado por la metralla portando la enseña nacional con la que guió a sus camaradas en la lucha. Al terminar la jornada las tropas argentinas habían tenido 2.000 bajas; Entre ellos, a Mariano Grandoli, abanderado del Ejército Nacional en la ocasión ya que su batallón encabezaba el ataque. El día anterior había escrito una carta a su madre. “… Y ahora adiós mamá. Mañana seremos diezmados por los paraguayos pero sabré morir defendiendo la bandera que me dieron….” Así terminaba su texto. Y no debía sorprender, ya que al embarcarse hacia el frente de guerra, el diálogo de despedida entre madre e hijo fue el siguiente: “Espero que se comporte como un hombre”, escuchó de su madre el abanderado “Como un hombre de honor, porque si no vuelvo, le juro que ha de volver mi nombre bien alto, porque sabré morir como un valiente”, escuchó de su hijo la madre. Tremenda escena, sin duda. A su hermano mayor, Miguel, le escribió con la misma fecha: “… tal vez mañana ataquemos la fortaleza de Curupaytí. La cuarta división Argentina lleva la vanguardia y nuestro batallón la vanguardia de dicha división, así es que creo que esta vez serán diezmados los Batallones Santefecinos, no por la deserción sino por la metralla, digo los Batallones Santafecinos contando al Regimiento Rosario que va a la vanguardia de la tercera división” Sabía lo que sucedería al día siguiente; no se equivocó. San Martín en 1818, en carta a Pueyrredón decía: “Todo ciudadano tiene una obligación de sacrificarse por la libertad de su país.” Las generaciones que nos precedieron pasaban la posta de la argentinidad a la que la sucedía; por ello no sorprende que nuestro héroe rosarino le haya escrito a su madre “… el argentino de honor debe dejar de existir antes de ver humillada la bandera de su patria…” Entre una y otra carta, 47 años las separaba. Al joven Grandoli, le bastó un año, tres meses y veintitrés días, para hacer realidad el mandato que la historia reserva sólo a los elegidos. Escuchó a Tácito: “Si hay que sucumbir, salgamos al encuentro de nuestro destino.” Y a Catón: “ Pugna pro patria” . Pelea por tu patria. Lucien Arreat, lo precisó: “La tragedia no está en los sucesos, sino en el temple del héroe.” Casi un oráculo de Mariano Grandoli. Por eso, en la figura de este auténtico héroe de la ciudad, muerto en el campo de batalla portando en sus manos la bandera nacional, cumpliendo con su promesa, recordemos los antiguos principios y valores que edificaron a través del sacrificio, el esfuerzo y el renunciamiento; la Argentina grande, la del asombro. La que nos debemos…… ...........................................................................

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