domingo, 10 de septiembre de 2023

Manuel Belgrano escribe a Güemes. - 10 - 09 - 2023.-

9 de septiembre de 1816: Belgrano escribe a Güemes: “Mi amigo y compañero querido: Estoy bien incomodado con el asunto de los caballos al ver el número de los estropeados, flacos, viejos y tiernos que me avisa el Señor Puch han ido; le pido un estadito de ellos para tomar mis medidas. Yo no sé de quién he de valerme, porque por todas partes no hallo más que dificultades y tropiezos, estoy por creer que sería mejor que se hubiesen valido de otro en mi lugar. Yo no deseo ser. Vivo bien en mi rincón y para perecer antes que ser esclavo no necesito ser General. Crea U. que tengo la sangre quemada al ver cómo se pospone el interés general por pasiones ridículas y pueriles a que nunca mi corazón será capaz de dar abrigo. Celebro mucho que U. haya dado sus disposiciones para la reconcentración del mando, y tener noticias de cuanto conduzca a la materia de guerra; todo esto es muy importante para U. y para mí; y al fin sabremos con qué puede contarse, y qué es lo que puede esperarse: lo demás sólo trae, como U. conoce muy bien, la confusión de que nada bueno puede salir. Tiempos ha que sabía Yo el proyecto de la venida de las tropas Españolas para Lima y precisamente en el correo anterior he recibido una carta de Bordeaux en que se me avisa la salida de dos mil hombres de Cádiz con aquel intento pero no me dicen si van por Portobello o por el Cabo; por el primero fue el pensamiento de Goyeneche, y a la verdad es el más fácil. Aseguro a U. que si lograra aumentar el Ejército y los arbitrios que me prometo para el sustento y cabalgaduras, prevendría los movimientos de los enemigos y excusaría la sangre que después nos ha de costar echarlos del Perú. Es muy regular que sabiendo los movimientos de U. se hayan todos reunido; siga V. con las máximas de seguridad en los golpes, que al fin los que ahora se enojan e incomodan, porque no se ataca al enemigo, se alegrarán y darán gracias al cielo del procedimiento. No ceso un instante de trabajar por cuantos modos y medios están a mis alcances, me alegro de que U. haga otro tanto y vaya poniendo a la gente en disposición de conseguir la victoria. Me reiré siempre de los ardides y pericia del enemigo, siempre que haya unión y todos nuestros paisanos se convenzan de que no hay medio para con esa canalla sino el de acabar con ella. Muchas armas tengo descompuestas y muchos cañones sin llaves. Como se quitó la fábrica aquí, no sólo no hay un sobrante, pero ni las precisas; sin embargo haré cuanto pueda para enviárselas a U. en el momento que las consiga, a cuyo fin las pido a Buenos Aires tanto para llenar esa falta, como para la que tengo. Veo en la de U. asomar una duda acerca de nuestra amistad por mis recomendaciones a favor de Portal y de Alvarado: a la verdad ignoro el por qué. En cuanto al primero su hermano el doctor vino a hablarme y suplicarme; creí que era muy racional que una familia honrada evitase mezclarse con otra desigual, e hice aquella recomendación. En cuanto al segundo, se me presentó él mismo, y por la misma razón lo ejecuté. Ignoro la conducta de sus relacionados hacia a U. y la de Gorriti: ninguno de ellos me rodea y ni ellos, ni ningún otro tiene influjo en mí. Lo he dicho y proclamado antes de ahora que no conozco ninguna relación cuando interviene la justicia: esos doctores Portal y Bustamante me visitan de etiqueta; Gorriti cuando ocurre algo de su ministerio, y de cuando en cuando como que depende del Ejército. Ninguno me ha hablado en contra de U. y aun cuando me hablaran jamás doy crédito a dichos, pues sé cuántos progresos ha hecho la chismografía entre nosotros; y que hay hombres destinados a la desunión, valiéndose de esa inicua arma. Como Yo he hecho ostentación de la amistad de U. en consecuencia de que habían hablado algunos de que U. no la tendría conmigo,así porque lo mandé a Buenos Aires, como porque a Rondeau dicen que U. le manifestó que no me admitiría, seguramente se han venido a valer de mí para que me empeñe con U. y Yo me he gloriado de esto, conociendo que aquel ridículo concepto ya no existía. Ahora me ha hecho otro empeño la señora de Quintana: su marido está loco; a un hijo que tiene lo manda a Buenos Aires, queda sola, y desea que venga el que esta en ésa para que la ayude, y, si no hace mucha falta, me alegraré de que U. así lo disponga. Concluye U. dándome parabienes por la tal Capitanía General; para mí es un sentimiento más que abruma mi corazón. Ayúdeme U. a llevar este peso insoportable que no puedo con él; consérveme su amistad que nunca faltará a la que le profesa su MANUEL BELGRANO Tucumán, 9 de Setiembre de 1816. Sr. Dn. Martín Güemes.- Jujuy- .” ...........................................................................

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