sábado, 9 de diciembre de 2023

La vida de San Martín. Búsqueda de su hija. - 09 - 12 - 2023.-

La vida de San Martín. -La niña “Chiche” no está aquí, Señor. Ya hace un tiempo vive con la señora Tomasa en la quinta de don Bernabé, en las afueras de la ciudad. Cuando su esposa doña Remedios empeoró, los médicos le aconsejaron aires más puros. Luego del fallecimiento de la señora, se quedaron allì. Doña Tomasa y los tíos están muy apegados a la niña y no han querido devolverla a ésta casa. Si usted quiere, lo puedo acompañar hasta allá. -Gracias Antonio, iremos mañana a la tarde. Antes me acompañarás al camposanto, quiero visitar a Remedios ¿conoces al fabricante de lápidas? -Sí, general. Podemos pasar por el taller del ingeniero Bertrès, yo lo guiaré. -Gracias, así haremos. Ahora nos iremos a la fonda, no quiero causarles problemas quedándonos aquí. Mañana bien temprano te recogeré. Lentamente, la pequeña caravana se puso nuevamente en marcha para hacer las tres cuadras que faltaban para llegar a “Los tres Reyes”, en dónde entraron en el gran patio trasero preparado para recibir caballos y carruajes. El general pidió hablar con el dueño del hotel, a quien sacaron de la cama. Era ya más de medianoche. -Señor, necesito alojamiento para mí y mis acompañantes, pero más necesito su discreción. Podría falsear mi nombre, pero no lo haré. Confiaré en su silencio. Soy el general San Martìn, seguramente me conoce. Si Usted pudiera no mencionar mi estadía en su fonda, yo se lo voy a agradecer eternamente. Necesito unos días de tranquilidad para hacer unos trámites personales que podrían ser interrumpidos si se sabe de mi llegada ¿Puedo confiar en usted? -Sí, general. Es un honor tenerlo en mi negocio. Estaré pendiente de cuanto necesite. -No es problema, amigo. Necesitaré poco. Solo su discreción, sabanas limpias y algo de comida. Acomodó a los baqueanos y los soldados mendocinos en piezas confortables donde pudieran bañarse y dormir cómodos. Al día siguiente los despacharía para que retornaran a Cuyo. Intentó dormir, pero no pudo. Escuchaba la respiración profunda de Eusebio en la cama de al lado y los movimientos nerviosos de Guayaquil bajo su catre cada vez que alguna carreta entraba o se iba del patio. Tantas noches previas a una batalla en la que podía perder la vida no lo habían preparado para esa noche, en la que sabía que al día siguiente debería explicarle muchas cosas a su esposa muerta, recobrar el cariño de una hija casi desconocida y someterse al justo reclamo de una familia que siempre lo había resistido. Por: Vida y obra de José de San Martín ("El cóndor herido. San Martín, de Perú a Francia", de Ariel Gustavo Pérez. Para adquirir el libro, contactarse por wspp con el 3415620543 o haciendo clic acá: https://wa.me/3412104045)

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