lunes, 30 de septiembre de 2019

Parte de la Batalla de Tucumán. - 29 - 09 - 2019.-

Adrian Garcia -----""""""""""2.en Exploradores Veteranos de Rosario", envió este Parte de la Batalla de Tucumán. 
Asociación Belgraniana de Morón.
29 de septiembre de 1812: BELGRANO ENVÍA AL GOBIERNO EL PARTE DEFINITIVO DE LA BATALLA DE TUCUMAN:
"Exmo. Señor:
Escribir la historia de la gloriosa accion del 24 del presente para que V.E. tuviese un conocimiento de sus pormenores exige un tiempo que las muchas atenciones urgentes y de la mayor importancia no me permiten emplear; pero deseoso de no defraudarle el placer que debe llenar de sensibilidad su corazón al observar por mi sincera relación la energía, el celo, el valor á prueba de los individuos del Ejército y de todo el heroico paisanage de las Provincias que nos á acompañado, muy particularmente el de Jujuy, Salta, esta Ciudad y Santiago del Estero, me contraigo en lo posible á referir á V. E. cuanto se ha ejecutado así en general, como en particular por salvar la Patria y poner en respeto sus armas, bien que previendo que se me escaparán muchos hechos, muchas singularidades todas dignas de la atención de V.E.; pero que ya mi memoria no puede abarcar.
Por mis partes anteriores sabe V.E. que el enemigo me perseguía; su numero no lo había podido fijar por que las relaciones variaban según el modo de ver de mis espías; pero observada la resolución de todos los individuos del Ejército y de cuantos patriotas vinieron á sus banderas, de morir ó vencer, me decidí á sostener las armas, sin tener consideración á las fuerzas que la tiranía dirigida contra nosotros y ya el numero de ellas no fijaba mi atención, sino la dirección que traían.
Varió esta por los diferentes caminos que presenta un campo que aunque cubierto de bosques tiene sin embargo diversos rumbos que se dirigen á esta Ciudad por donde puede viajarse, fácilmente con un Ejército venciéndose los obstáculos que hay que no son de gran entidad.
Había preparado el campo de batalla al Norte de esta Ciudad, y el 23 por los partes que se me dieron, tuve allí la tropa dispuesta para recibir al enemigo que habiendo acercado sus abarizadas hasta poco mas de un cuarto de legua de mi posición, retrogradaron, y fueren á reunirse á Tafí viejo con el grueso del Ejército.
Al día siguiente esperando que volviesen á tomar el camino real, me situé en el expresado campo á las dos de la mañana, pero á las siete de ella se me aviso venía por el camino de la costa del bosque, y en efecto vajó hasta el manantial al S. O. de esta Ciudad, y se dirigió por ese rumbo al campo de las carreras.
Ya me había situado en él y conocida la marcha del enemigo puse el Ejército, á su frente, y observando sus maniobras, y disposiciones para formarse, antes que pudiera verificarlo, mandé desplegar en batalla mis divisiones y que atacase la Infantería á la bayoneta, y avanzase la Caballería que cubría mis alas, reforzando con parte de la división de reserva la del ala derecha.
Se ejecuto con el mayor denuedo después de unos seis ú ocho tiros de cañón, que abrieron claros en la linea enemiga, en tanto grado, que en diez y seis minutos de el fuego mas vivo, se logró destrozar al Enemigo y consecutivamente apoderarse de su Artillería, municiones, bagajes, equipajes poner en vergonzosa fuga la mayor parte que se persiguió por la caballería con el mayor encarnizamiento, el cual no dió lugar á rehacerla con la prontitud que se requería para concluir con todo el Ejército Enemigo.
Con este motivo las divisiones de Infantería, y el cuerpo de reserva con una parte de la ala izquierda de la caballería se replegaron á la ciudad llevándose prisioneros, municiones del Enemigo, cañones, doce carretas, y otros muchos objetos, mientras Yo trataba de reunir la caballería que, había mandado avanzar.
El Enemigo replegó parte de sus restos y se acercó á las orillas de la ciudad con el intento de no manifestar su debilidad, y se atrevió á intimar la rendición en los términos de la copia n° 1 á que contestó mi segundo el Mayor Gral Diaz Veles, según la copia n° 2.
En estos momentos me acerqué con la caballería a ponerme á su vista, y resolví no continuar la acción, así por ponerme de acuerdo con la fuerzas de la Plaza para los ulteriores movimientos, como por evitar que continuase la horrorosa efusión de sangre que ya presentaba el campo cubierto de cadáveres que afligía el corazón mas duro, mucho mas al observar que todos aquellos desgraciados eran nuestros hermanos alucinados.
Así fué que me retiré para dar algún descanso á la, tropa y caballos, y el Enemigo quedó en su posición hasta el día 25, en cuya mañana habiendo vuelto á sus inmediaciones teniendo mi correspondencia libre con la Plaza y siguiendo mi idea de que no se derramase mas sangre Americana, dispuse mandar al Coronel D. José Moldes, segundo Teniente de Patriotas decididos con el oficio n° 3 para el Mayor Gral del Ejército. de Abascal D. Pio Tristan: quien me contestó con el n° 4; é interviniendo alguna idea de que podría acercarse á tener una conferencia conmigo, suspendí todo movimiento hostil, y di orden al Mayor Gral para que no se atacase, amenos de q. el Enemigo no lo hiciera; pr. q. confieso á V. E. que mi espíritu estaba afligido con tanto Americano como había sacrificado la tiranía por sostener las cadenas de la esclavitud.
Mi esperanza salió vana, y después de anochecido fui con la caballería al Manantial para lograr algún descanso pero ya con la determinación de esperar alguna insinuación del jefe enemigo hasta las diez de la mañana siguiente, ó en caso contrario finalizar la acción por los medios de la guerra y librarnos de los trabajos y fatigas que sufríamos.
Pero el jefe enemigo preferió á toda amigable proposición, á todo medio de conciliación, que acaso habría concluido la guerra civil en que la tiranía nos tiene envueltos, el huir vergonzosamente, llevándose los tristes restos de su Ejército que va perseguido por una división que he puesto al mando del Mayor Gral. y que diariamente hace prisioneros, y obliga al abandono de cuanto les ha quedado, y es de presumir que se disuelva enteramente, según lo amedrantada que va la tropa, y de q. me hallo con positivas noticias.
Los Estados adjuntos n° 5, 6, 7, y n°. 8—dan á V. E. un conocimiento exacto de cuanto se les ha tomado, de sus muertos, heridos, y prisioneros, sin traer á consideración lo mucho que han pillado algunos de la tropa y el paisanage en cuanto, durante la persecución del Enemigo, cayó bajo sus manos; y asi mismo los muertos, y heridos y dispersos que ha tenido el Ejército de mi mando.
La fuerza del enemigo era de tres mil hombres de toda arma con trece piezas de Artillería de cuatro, dos y uno, mientras la del Ejército que le oponía no llegaba á mil seiscientos hombres con cuatro piezas de a seis, entre los cuales apenas se cuentan trescientos viejos soldados; pero animados hasta el mas nuevo recluta, y el Paisano que había venido de su hogar á la camorra, como ellos dicen, de un espíritu patriótico, y de un fuego tan vivo para vencer que no es dable á mi pluma poderlo pintar para que se conozca en todo su lleno: solo puedo compararlos á los defensores de Buenos Ayres, y reconquistadores de Montevideo, Maldonado y la Colonia en 1807.
Por esta comparación vendrá V. E. en conocimiento de las heroicidades que se habrán ejecutado hasta por nuestros Tambores, y por los Paisanos que nunca se habían hallado en acciones de guerra, y ni aun tenían idea del silbido de las balas: son muchos los hechos particulares; pero lo que debe admirar es el orden, la subordinación y el entusiasmo de los reclutas de Infantería, de la Quebrada del Volcán, de Jujuy, de la Quebrada del Toro; y de Salta, que pisaban los efectos y dineros de los enemigos sin atenderlos por perseguirlos, y concluirlos: jóvenes todos que por primera vez experimentaban los horrores de la guerra; pero que su deseo de la libertad de la Patria se los hacia mirar con fría indiferencia.
Quisiera estampar sus nombres para que la posteridad los recordase con la veneración que es debida; mas esto no es dable, y me contentaré con que en la lista de revista que han de pasar queden con la nota honrosa que merecen para que obtengan en su tiempo las atenciones de la Patria.
Los hijos de Jujuy y Salta que nos han acompañado, los de Santiago del Estero y los Tucumanos que desde mi llegada á esta Ciudad me dieron las demostraciones mas positivas de sus esfuerzos y empeño de libertar la Patria comprometiéndose á que Tucumán fuese el Sepulcro de la Tiranía han merecido mucho, y no hallo como elogiarlos: á todos parecía que la mano de Dios los dirigía para llenar sus justos deseos.
El orden del Ejército fué el siguiente: la Artillería volante al mando del Barón de Holmberg, y las cuatro piezas de que se componía al del Capitán D. Francisco Villanueva, Teniente D. Juan Santa María, Teniente D. Juan Pedro Luna, y Teniente D, Antonio Giles: las municionen en dos carretillas al cargo del Subteniente D. José Velasquez: todos cumplieron su deber, y los tiros que hicieron fueron acertados: sirvió de ayudante D. José María Paz.
La infantería formaba tres columnas: la primera al mando de mi Ayudante D. Carlos Forest capitán del Nº 1 Sargento Mayor interino del Nº 6 y comandante de Cazadores dividida en tres secciones al mando del capitán D. Ramón Echavarria, del primer Teniente de Cazadores del N 1, mi Ayudante D. Geronimo Helguera, y D. Blas Rojas Ayudante Mayor del Nº 6: la segunda al mando de D. Ignacio Warnes primer comandante del N 6 y sus secciones al de los Capitanes D. Manuel Rafael Ruis. D. Josef Maria Sempol, y D. Melchor Telleria: la tercera al mando de D. Josef Superi Comandante de Pardos, y sus secciones al de los tenientes D. Ramon Mauriño, D. Bartolomé Rivadera, y capn. D. Antonio Visuara: en esta columna estaba de comandante de guerrillas el subteniente graduado de Teniente D. Tadeo Lerdo.
La división de caballería que formaba la ala derecha al mando del Teniente Coronel D. Juan Ramón Balcarce, y sus secciones al del capitán. de Husares D Cornelio Zelaya, del Sargento Mayor de Tarija D. Pedro Antonio Flores, y Teniente de Voluntarios D. Rudesindo Alvarado: la división de la ala izquierda al mando del Teniente Coronel, graduado comandante interino de Húsares D. Joseé Bernaldes, y sus secciones al del Capitán D. Francisco Paula Castellanos, y al de los capitanes de milicias D. Fermin y D. Nicolás Baca
El cuerpo de reserva al mando del Teniente Coronel D. Manuel Dorrego, y sus seccionas al del Capitán D. Esteban Figueroa, Teniente D. Miguel Sagarnaga, y el Capitán D. Manuel Inocencio Pesoa: la division de caballeria de ella al mando de D. Diego Gonzales Balcarce Sargt°. Mayor y Comandte, interino de Dragones, y sus secciones al de los capitanes D. Antonio Rodriguez D. Domingo Arevalo y Tente. D. Rufino Valle.
La Plaza la dejé al mando del comandante de Artillería D. Benito Martinez con el Subteniente de Artillería D. Juan Zeballos, seis piezas, un piquete de Infantería y parte de una compañía de Patriotas decididos compuesta delos de Cochabamba y Chayanta que formaban mi escolta á las ordenes del Teniente Coronel D. Manuel Muñoz y y Terrazas: dicha compañía la tuve dividida en los cuerpos de Húsares y Dragones, destinando los hijos de Tucumán á los primeros, y los de Salta y Jujuy á los últimos: su comportamiento y esfuerzos por el mejor servicio correspondieron á todas nuestras. esperanzas, y la Patria se complacerá siempre con hijos tan beneméritos que todo lo abandonaron, sujetandosé á la vida mas estricta del soldado para salvarla.
Ya dije á V. E. en mi parte del 26 que desde el ultimo individuo del Exto. hasta el de. mayor graduación se han comportado con el mayor honor y valor; pero debo recomendar mui particularmente al coronel D. José Moldes, que me há acompañado en todo, me há ayudado, y manifestado un animo heroico, y el deseo de salvar la Patria: á mi Edecán el Teniente coronel D. Franc°. Pico, y Ayudantes el capitán Dn. Amaro Bilvao, y Tte. D. Manuel de la Saquera á los Ayudantes del Mayor Gral, capitán D. Eustoquio Moldes, y Tente. D. Alexandro Heredia.
Son también de un merito distinguido Dn. Carlos Forest con toda su división de Cazadores que tomo tres cañones, D. Manuel Dorrego con su división de reserva que tomó el resto y las municiones, y entre ambas la mayor parte de los bagajes: asi mismo lo es el comandante segundo del N°. 6 D. Miguel Araoz, que sin embargo de hallarse todavía herido de la acción de las Piedras ha trabajado con empeño, y su valor acostumbrado.
Me sería preciso nombrar á todos los jefes y oficiales y demás individuos del Ejército que han manifestado su honor y valor decidido, si hubiese de complacerme dé mi mismo por lo que hé visto, por lo que se me ha informado; pero lo dejaré para hacerlo por separado en las ocaciones que los interesados lo exigieren para su satisfacción.—Dios gue á V. E. muchos años. Tucumán 29 de Septiembre de 1812.
Exmo. Señor.—Manuel Belgrano.
Exmo. Superior Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata."
Tras el parte de la victoria, Belgrano envió al gobierno de Buenos Aires las dos banderas del Real de Lima y los dos estandartes de Cotabamba, expresando su deseo, como el del ejército a su mando, de que fueran colocadas en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes “en demostración de gratitud a tan divina Señora por los favores que mediante su intercesión nos dispensó el Todopoderoso en la acción del 24 pasado”.
(Cfr. Tenemos Ejemplos. Difusión para docentes y alumnos. Prof. Lic. Luis Angel Maggi).

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