domingo, 7 de febrero de 2021

Cabral Juan Bautista, correntino.- 07 - 02 - 2021.-

Héctor Gustavo Pugliese, nos envió el resumen de esta historia. 07- 02 -2021.- Desde el Movimiento Sanmartiniano de Corrientes, adjunto un trabajo publicado en 2016 sobre el Sargento Cabral, que rescata los conceptos del Mayor Arturo Carranza, reputado historiador correntino que durante años investigara al héroe saladeño en su lugar de origen. CABRAL NO ERA NEGRO, ERA INDIO. Por el Camarada y amigo Deniri Jorge Enrique. -Ya en el año 1995, el reputado historiador correntino Arturo Carranza, publica en la Revista Corrientes. Presente, Historia y Tradición, que edita otro historiador local, Eduardo Rial Seijo, un meduloso artículo titulado Nuestro Cabral, en el que desentraña prolijamente la filiación del héroe. Carranza demuestra, papeles en mano, que Juan Bautista Cabral se incorpora al Regimiento de Granaderos a Caballo, formando parte del contingente que envía en 1812 el Teniente de Gobernador Toribio de Luzuriaga – edita inclusive un facsímil de la lista original-, que de los 90 hombres que recluta, sólo 50 ingresan a los Cuarteles del Retiro y que, de esos 50, únicamente 16 son aceptados para ser Granaderos, por no lograr el resto superar los exigentes requisitos que ese Regimiento de élite exigía a sus reclutas, entre otras cuestiones: aprobar un examen físico y tener padre y madre. -Sobre esto último, Carranza, gran investigador de archivos parroquiales, y en especial el de Saladas, puntualiza que en la ficha de Juan Bautista figuran Francisco Cabral y Carmen Robledo, como padre y madre, nombres que se reiteran en el parte con las bajas del combate de San Lorenzo. Explica luego que Francisco y Carmen, son “indios guaraníes bautizados” al servicio de Luis Cabral él, y de Tomasa Casajús ella. Ambos, reciben sus apellidos de sus patrones, los hombres de los varones y las mujeres de las mujeres, a la usanza de aquel tiempo. Destaca asimismo que, por las Leyes de Indias, a diferencia de los negros, los indios no son esclavos. Pues bien, La Nación publica recientemente, una nota de Rolando Hanglin titulada ¿El Sargento Cabral era negro?, donde, luego de bucear en la biblioteca, en consonancia con el discurso presidencial del 25 de mayo afirma que era negro, y que era esclavo. -Hanglin toma como fuente a un sacerdote, el R.P. Gaitán, que no sólo escribe hace largo tiempo sino que, a diferencia de Carranza, que trabaja esta cuestión con los documentos, in situ, lo hace desde centenares de kilómetros de distancia y con los papeles que tiene disponibles. También dice que parece improbable que Cabral, en trance de muerte, haya pronunciado la frase: "Muero contento, hemos batido al enemigo". -El problema es que con eso, tácitamente desmiente a San Martín, que es quien dirigiéndose al gobierno para solicitar compensaciones a las familias de los caídos, afirma que atravesado el cuerpo por dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de Viva la Patria, muero contento por haber batido a los enemigos. Hanglin fantasea todavía más, cuando supone que Cabral habría pronunciado sus últimas palabras en guaraní. En historia, las suposiciones carecen de todo valor como evidencias. ¿A quien le creemos? ¿A Hanglin o a San Martín? Después, afirma que Cabral es hijo natural de don José Jacinto Cabral y Soto, y de la morena Carmen Robledo. Ella, luego, se casó con el moreno Francisco, que llevaba también el apellido Cabral, por ser igualmente esclavo de esa antigua familia. Asevera que esos datos se confirman en una carta de don Luis Cabral. - No hizo bien la tarea, Carranza, experto genealogista, expone taxativamente que Luis Cabral tenía 14 hermanos, pero ninguno se llamaba José Jacinto. También señala prolijamente, que la carta de Luis Cabral es apócrifa, como queda demostrado con los cotejos caligráficos que se le hicieron. Siempre a tenor de esa correspondencia, Hanglin sostiene que Cabral le pide a su patrón que le escriba a San Martín para que lo baje a la infantería, porque en la caballería corre peligro, y abunda afirmando que los negros integraban, habitualmente, la infantería, por ser malos jinetes. También enfatiza el carácter de peón de nuestro prócer. - Acá se nota que Hanglin nunca anduvo por Corrientes, provincia ecuestre si las hay. O, si lo hizo, no le quedó claro que aún hoy, un peón correntino que no sepa andar a caballo hay que buscarlo con lupa. Por otra parte, es obvio que de no haber sido jinete el Regimiento de excelencia de Granaderos a caballo, que San Martín remontaba a toda vela, no lo hubiera aceptado como recluta. En fin, Cabral es indio y no negro, y una de las razones de que San Martín pida indios de las misiones como Yapeyú, donde ha nacido, es que sabe que por ser esa reducción fundamentalmente ganadera, son todos grandes jinetes. - La nota, también evidencia que su autor desconoce en qué momento preciso Cabral se integra como granadero, pese a que, como enfatizo, tanto Carranza como otros autores han publicado en reiteradas oportunidades el día a día y el paso a paso de la corta y gloriosa trayectoria militar de Juan Bautista Cabral. - Abundando, entre las muchas vaguedades y cuestiones tangenciales que Hanglin hilvana, afirma muy suelto de cuerpo que La población negra en las provincias del Río de la Plata ascendía, en 1810, al 50 por ciento de algunos territorios. Suponiendo que eso fuera cierto, ciertamente es falso de toda falsedad para el caso de Corrientes. Es cuestión de, con las limitaciones del caso, compulsar los distintos censos que en la provincia comenzaron tan temprano como en 1814. En este terreno, una vez más, viene Carranza en nuestro auxilio cuando sostiene que en la zona guaranítica, hay muy pocos africanos, y menos zambos todavía, como consta en los censos de la época. - Es erróneo también que muchos esclavos fueron "donados" por sus amos a los ejércitos patriotas. Por el contrario, la Revolución los confiscó para empuñar las armas, porque faltaban brazos, y fue así que alcanzaron su libertad gloriosamente. A sus amos, más tarde o más temprano, se les pagó por ellos, no donaron nada. Los casos aislados no cuentan. Y de ninguna manera ese fue, tal vez, el caso del pobre Cabral como pretende Hanglin, también sin elemento de prueba alguno. - En definitiva, en lo único que puedo estar de acuerdo con Hanglin, es en que Cabral no era sargento. Aunque, pensándolo un poco, con tanto ascenso ahistórico como se estila ahora, el que a Juan Bautista Cabral le confiriera la gran tradición popular, relumbra con los colores del bronce. .......................................

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