viernes, 18 de septiembre de 2020

¿Cómo era el matrimonio en la época colonial?.

El Matrimonio en la época colonial. Durante la época colonial los matrimonios solían ser arreglados entre las familias, buscando generar alianzas con algún beneficio económico, político o que influyera en el estatus social de los contrayentes. Los futuros esposos muchas veces no se conocían con anterioridad y se casaban al poco tiempo de comprometerse. La sociedad colonial era fuertemente patriarcal y la mujer no podía contraer matrimonio sin permiso de su padre, así ella tuviera sentimientos involucrados con algún hombre. Dentro del matrimonio poco se usaba el concepto de amor, y se regía por las estrictas normas dictadas por la religión sobre como debía funcionar la sociedad conyugal, donde la mujer se dedica estrictamente a los quehaceres del hogar, la crianza de los hijos y a atender las necesidades de su marido, mientras el esposo se dedica a producir el bienestar económico de la familia. En la concepción del matrimonio también existía la doble moral de que la mujer debe ser casta y solo mantener relaciones con su marido para procrear mientras que al hombre se le permitía mayor libertad en estos ámbitos. Características del matrimonio en la época colonial. .- Los matrimonios eran impuestos y acordados entre los padres de los novios, eran arreglados entre las familias, los jóvenes solo obedecían lo impuesto, debían respetar la posición de los padres, tenían dos opciones: la vida matrimonial o la religiosa. .- Los matrimonios se efectuaban entre jóvenes de familias con igual posición social y económica esto con el fin de mantener el linaje, aumentar las posesiones familiares y lograr beneficios sociales, económicos, militares o políticos .- La familia de la novia debía pagar una dote a la familia del novio la sociedad de la época era extremadamente machista .- Se evitaba la mezcla de castas y de esta forma garantizar la posición social, muchas veces los futuros contrayentes ni se conocían porque eran acuerdos efectuados desde el nacimiento de estos. .- El principal fin del matrimonio era la procreación para dejar un legado o herencia familiar de generación en generacion .- En la etapa del noviazgo, la interacción de los enamorados se limitaba a reuniones familiares .- El amor no formaba parte de los acuerdos matrimoniales, eran acuerdos aceptados por los futuros contrayentes, donde no se tomaba en cuenta los sentimientos de estos .- El acto matrimonial consistía en una sencilla ceremonia, constituía un acto jurídico y un compromiso muy serio. Se complementaba con el intercambio de títulos y prendas como un pañuelo o una sortija de oro con piedras preciosas. La ceremonia se podía realizar ante una imagen religiosa quizá para darle mayor solemnidad. Noviazgo y concertación de los matrimonios.(tomado de internet, para los alumnos secundarios). Para concertar un matrimonio era necesario el consentimiento de los novios, condición que adquirió una gran fuerza a partir del concilio de Trento y más tarde con la Pragmática Sanción de 1778. Sin embargo, lo normal era que el acuerdo se estableciera entre los suegros y sin contar con la opinión de los contrayentes. En cualquier caso, la elección de pareja nunca quedaba a cargo de la mujer. Se temía que su decisión pudiera ser puramente romántica y no tuviera en cuenta los intereses económicos y sociales, lo que sería dañino para el futuro de la familia. Era el padre el que podía tomar la decisión correcta, eligiendo un marido que pudiera mantener a su hija y mejorara la posición de la familia. Es decir, el matrimonio era concebido en general como un medio de establecer alianzas familiares que aseguraran a la descendencia el apellido, el linaje o el patrimonio. Era raro el matrimonio por afinidad o por amor, es también cierto que la mayor parte encontró con el tiempo fuertes y verdaderos lazos de amor conyugal. A partir del siglo XVIII, los hijos participan cada vez más en la elección del futro cónyuge y se acercan las edades de los contrayentes. El cambio de actitud se manifestó en la clara reducción de los matrimonios impuestos. Aunque la endogamia siguió siendo la nota característica en el comportamiento de las clases altas. Las mujeres menores de veinticinco años necesitaban permiso paterno para contraer matrimonio. Aunque esto sólo afectaba a las mujeres peninsulares o criollas; las indias, mestizas y mulatas estaban exentas de este requisito aunque se les recomendaba que se sometieran a la decisión del padre. Para las mayores de edad era requisito contar con su consejo. Todo matrimonio contraído sin licencia o consejo no generaba derechos. Las mujeres podían elegir su estado de vida y optar en conciencia por casarse, permanecer solteras o hacerse monjas. Para el matrimonio, los padres podían comprometer a sus hijos aunque con su consentimiento, so pena de nulidad. La fuerza de la condición del consentimiento era en realidad relativa si se tiene en cuenta que el compromiso se podía establecer a partir de los siete años y la boda celebrarse a partir de los doce. Aunque es posible que algunos matrimonios o votos religiosos se hicieran bajo la presión paterna, es cierto que la negativa de los jóvenes tenía resultados positivos. Es frecuente encontrar en los libros de profesiones de conventos notas de mujeres que no llegaron a profesar los votos o nulidades matrimoniales por este motivo. La Real Pragmática de Matrimonios promulgada en España en 1776 y en las Indias en 1778 disponía que los padres podían desheredar a los hijos rebeldes; sin embargo, como las madres disponían de sus propios bienes, tenían la posibilidad de favorecer con sus bienes al hijo desheredado por su padre, aunque años más tarde se prohíbe esta práctica. Los hijos estaban obligados a pedir consejo a sus padres a la hora de casarse. los universitarios, para poder casarse necesitaban, además de la licencia paterna, licencia de esa institución educativa. El compromiso se dio como una práctica previa a los esponsales. En algunos casos la novia era secuestrada y depositada en un convento o en una casa de confianza y sus bienes administrados por una persona nombrada para tal efecto hasta el momento de la ceremonia. Parece que esta costumbre se reservaba a las doncellas huérfanas y se buscaba de preservar la pureza de la futura esposa, evitar que sus bienes fueran dilapidados y que llegaran íntegros al matrimonio. En la concertación de matrimonios entre los indios también se tenía en cuenta la opinión del resto de los hijos. El hijo menor era el que tenía la última palabra por ser el heredero más importante, mientras que las hijas no tenían derecho a opinar. Sin embargo, para asegurar la libertad del consentimiento la Iglesia solicitaba a los consortes, como en todos los matrimonios, que firmaran ellos mismos una declaración donde afirmaban que se casaban por decisión propia. Las bodas arregladas eran propias de la tradición prehispánica y se mantuvieron en la época colonial. El matrimonio era considerado para los indios una relación social más que amorosa. La iniciativa en los arreglos matrimoniales correspondía a los padres del varón, aunque el arreglo mismo era efectuado por las ancianas del lugar, quienes debían estar al tanto de las candidatas femeninas. A continuación se dedicaban algunos días, semanas o meses a las negociaciones destinadas a hacer desaparecer las diferencias de nivel y clase y a fijar la dote correcta.

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