miércoles, 1 de abril de 2020

Fco. Javier de Viana, Gdor. de Las Malvinas. -1° -04 - 2020.-

El segundo gobernador criollo de las islas Malvinas.

La Gaceta. 1° de Abril del 2020.-por Roberto Elissalde.

Se cumplió el bicentenario del fallecimiento de Francisco Xavier de Viana y Alzáybar, natural de Montevideo, que ocupó ese cargo en dos ocasiones.
Vista de Montevideo antiguo  por Fernando Brambilla.


El 5 del pasado mes de marzo se cumplieron dos siglos de la muerte en Montevideo, su ciudad natal, de Francisco Javier de Viana. Había nacido un 3 de diciembre de 1764 hijo de don José Joaquín de Viana, mariscal de campo de los Reales Ejércitos y primer gobernador de Montevideo, y de doña María de Alzáybar y Easlo, ambos pertenecientes a la clase alta de Navarra.
A los 10 años embarcó en la fragata "Asunción" para iniciarse en la náutica, sentó plaza a los 15 años en la Real Compañía de Cartagena, siendo de los primeros seis guardiamarinas que ingresaron en la Armada española y embarcó en la fragata "Astrea", que en 1786 dio la vuelta al mundo, lo que le valió ser seleccionado para integrar la expedición científica comandada por Alejandro Malaspina en 1789 que, en las fragatas "Atrevida" y "Descubierta", recorrió buena parte de las posesiones españolas regresando a España en 1794.

Viana embarcó en la primera y, llegados a Montevideo, sin duda por su prestigio social en esa ciudad el comandante Malaspina lo envió a cumplimentar al gobernador Joaquín del Pino. Cuando sus compañeros con los oficiales del Apostadero Naval de Montevideo pasaron a levantar una carta del Río de la Plata, él quedó a cargo de su nave.
Mereció la aprobación de Malaspina y por los informes favorables en 1789 ascendió a teniente de fragata y en 1793 a teniente de navío. Al finalizar el periplo, al recomendar Malaspina las gracias a las que podía pretender escribió: “Tal vez le hará desear el mando de una corbeta de la armadilla de Malvinas, el cual puede desempeñar muy bien”

De ese destino escribió un "Diario del viaje explorador de las corbetas españolas Descubierta y Atrevida, en los años de 1789 a 1794". Con prólogo del destacado historiador uruguayo Homero Martínez Montero, lo editó en 1958 la serie Clásicos Uruguayos, donde hay interesantes descripciones, especialmente de las islas Malvinas.
Hemos encontrado en Madrid otro diario resumido de 26 folios, hasta ahora inédito, del viaje de Cádiz al Callao de las corbetas "Descubierta" y "Atrevida" según el relato de De Viana, que como merecido homenaje a su memoria pensamos presentar para su publicación en el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay como un aporte más al conocimiento de su figura.

Viana regresó en 1796 al Río de la Plata como comandante de la "Descubierta", que tenía como base el Apostadero Naval de Montevideo. Entre las comisiones que le fueran ordenadas una de ellas fue a las Islas Malvinas. Al mando de ella llegó al archipiélago para relevar a la "Atrevida", además de haber sido designado al frente de la gobernación de esas islas, cargo que asumió el 17 de marzo de 1798 siendo el segundo criollo en ocupar ese puesto precedido por Jacinto de Altolaguirre, que lo había sido entre 1781 y 1783.
Lo acompañaban once oficiales, 28 hombres de tropa de infantería de marina y seis artilleros; 22 artilleros de mar, 18 marineros, 30 grumetes y un paje. En total, 125 personas, que se sumaban a esa pequeña población. Iba como capellán y vicario el presbítero Mariano José Zarco, para hacerse cargo de una capilla cada vez más ruinosa, mientras que la nueva comenzada en 1794 avanzaba lentamente. Vivían también algunas personas dedicadas a sus oficios: herreros, carpinteros y albañiles, una treintena de presos cuya vida, al decir de Destéfani, “era dura por las inclemencias del clima y una vida en común que muchas veces degeneraba con heridos y algunas veces muertos. La ausencia de mujeres provocaba alguna de esas tensiones y deplorables perversiones sexuales de las que hablan los gobernantes”.

Viana en todo momento se ocupó especialmente de evitar la promiscuidad de tener que dormir en camas de a tres, la falta de higiene y otras necesidades en medio de un duro clima, en el que no faltaron la llegada de barcos con escorbuto, verdadera epidemia de la que incluso se hablaba en el reciente 2012, por el temor de los malvinenses en recibir frutas y verduras.
De esta época en la que el tiempo libre era bastante, ya en su casa o en el barco que le servía también de residencia, se atribuye a Viana la redacción del "Diario del viaje...". Una forma de salvar del olvido esos años ya que Malaspina estaba preso en una fortaleza de La Coruña, y dejar constancia del esfuerzo científico de aquella expedición.

En los primeros días de abril de 1799 dejó el gobierno en manos del capitán de fragata Luis de Medina y Torres, y el 18 de mayo llegaba a Montevideo, después de un viaje muy duro, con un tremendo temporal que cuando lo encontró fondeado en Maldonado le hizo perder un ancla y un cable.
Llamado nuevamente a la gobernación el 15 de marzo de 1800, volvió a hacerse cargo del desafío. Seguía la capilla sin terminar, apenas contaban con 825 cabezas de ganado y todo estaba en estado mucho más ruinoso, al extremo que las casas estaban casi inhabitables. Volvió a reclamar los materiales necesarios en el presupuesto anterior porque la corbeta no tenía espacio suficiente para trasladar todo lo que se necesitaba y las islas adolecían.

Sin embargo la falta de tablas gruesas era un gran obstáculo para la reparación de las viviendas y de los catres. Según informó, “en la casa donde habita el patrón de la lancha, duermen dos o tres hombres dentro de un catre cerrado de cuero, que es un abuso a la moral cristiana y a las buenas costumbres”. Para cumplir con sus deberes de funcionario envió un detallado informe al virrey el 28 de febrero de 1801, poco antes de dejar el cargo. Preocupado por el estado de indefensión de Puerto Soledad, informó que algunas baterías estaban sin cañones, que todas estas armas de la plaza se encontraban en una sola, alguna en buen estado pero las otras con sus explanadas inútiles. Sin embargo había reparado la iglesia vieja y otros edificios, dejando casi todos en un estado aceptable y en buenas condiciones de aseo.
Su permanencia en esas tierras inhóspitas afectó su salud y le produjo una enfermedad propia de los marinos, el escorbuto, y algunas alteraciones físicas, por lo que solicitó al ministro de Marina su pase a tierra, el que en mérito a sus excelentes servicios le fue acordado, tras lo cual se lo nombró sargento mayor de la plaza de Montevideo.
Se casó en 1804 con su sobrina María de la Concepción Norberta de Estrada Viana, hija de su hermana Teresa y de Tomás de Estrada, éste fallecido heroicamente en la toma de Montevideo en 1807. El matrimonio tuvo tres hijos: una de ellas, Consolación, se casó con el oriental Ramón de las Carreras y Chopitea cuyo hijo Ernesto dejó larga descendencia entre nosotros, especialmente en San Isidro, que hizo honor a su sangre.
A dos siglos de su muerte sirvan estas líneas para rescatar a uno de esos personajes muchas veces olvidados. No es del caso seguir relatando su historia, quizás lo más interesante es que fue el primer gobernador de las Malvinas nacido en tierra oriental. En su aniversario bien está que pasada esta pandemia, las instituciones encargadas de evocar nuestro pasado le rindan merecido homenaje junto a sus descendientes; unos por mandato de la conciencia histórica y los otros por el imperativo de su sangre.

* Historiador. Académico de número y vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación. Académico correspondiente de la Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay.

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