viernes, 5 de junio de 2020

Belgrano,Virtud, Grandeza y Modelo. Te cuento las cuarenta. -05- 06-2020.-

Melano Luis está con Manuel Belgrano.
VIRTUD, GRANDEZA Y MODELO DEL DR. MANUEL BELGRANO
Por Luis E. Melano
El 3 de junio de 1770 nació en Buenos Aires Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano. De profesión abogado, se destacó también como economista, periodista, político, diplomático y militar argentino de medular actuación en las luchas por la libertad e independencia las Provincias Unidas de Sudamérica.
En este día tan especial en que conmemoramos los 250 años de su nacimiento, nuestro deber moral es honrar su memoria evocando al glorioso prócer que sirvió a la Patria con valor y heroísmo sembrando con su ejemplo, moral y ética el destino de nuestra nación.
El propósito de estas líneas es centrarme en los valores del Dr. Manuel Belgrano sin olvidar a nuestros Padres Fundadores de la Patria. Ellos dejaron huellas profundas que no solamente debemos advertirlas; nuestro afán debe ser caminarlas para saber y comprender "de qué" y "de quién" se trata la huella dejada tras de sí.
Una huella es memoria, es historia; y la historia sirve también para enriquecernos cultural y afectivamente recuperando el pasado que nos permitirá conocer nuestro presente para proyectarnos con paso firme hacia el futuro.
Cuando experimentamos que algo es bueno para producir algún efecto, decimos que tiene tal o cual virtud, no tal o cual bondad; porque en este caso no atendemos a la disposición intrínseca, a esa esencia moral que hace bueno al objeto de que se trata, sino a la experiencia que nos lo acredita. Esta experiencia, esta práctica de la bondad, se llama virtud. La bondad consiste en inclinaciones, la virtud en hábitos; la bondad existe en nosotros, la virtud lucha y se fortalece en el mundo; Dios es bueno, el hombre es virtuoso. En la naturaleza hay grandes cosas, de allí que el hombre concibió el término “grandor”; en los hechos morales también, por eso, el término “grandor” refiere a la grandeza de alma. En la magnitud moral, la grandeza es una virtud*.
Paradigma de la unidad, desde su lejana morada, el “Gran Conductor de Pueblos” nos convoca a reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice?: nuestro gran desafío es retomar los valores esenciales hoy extraviados.
Belgrano fue un hombre "virtuoso". En su Ética a Nicómaco, Aristóteles refiere: “La posesión más valiosa es la que más cuesta, como el oro; pero la obra más valiosa es la que es grande y bella, porque la contemplación de tal obra inspira admiración, y lo magnífico es admirable. La magnificencia, pues, es la excelencia de la obra en la grandeza”.
Por su "grandeza" al servicio de la Patria, en Belgrano tenemos un modelo, un espejo donde mirarnos, un ejemplo para siempre, para cada generación de argentinos. Su vigente visión de país se basó en la ética, en ese compromiso que debemos asumir como comunidad responsable dejando a un costado el ego en función del bien común.
Prestemos atención a lo que nos acontece desde hace mucho tiempo: la desintegración de nuestras creencias caracteriza el presente de nuestro ser argentino.
Refiriéndose a ellas Jaime Barylko (En busca de los valores perdidos), escribió: "Al desintegrarse el universo de las creencias, ya no hay lugar para nada universal, válido para todos por igual. Cada uno se arroga el derecho, el poder y hasta la dignidad de establecer su propia razón, incompatible con la razón ajena que también es propia, inalienable. En consecuencia se produce la des-integración y ya no existe la autoridad de la razón universal. Ahora hay individuos sueltos, con razones sueltas, y cada uno justifica de otra manera sus elecciones valorativas. O no las justifica. Simplemente las afirma y notifica. No le debe nada a nadie. Des-integrado significa eso, lazos rotos, hilos sueltos, no hay superior, no hay inferior, no hay deber. Es decir, no hay una jerarquía de valores. Nadie le debe nada a nadie. Esto último es la crisis de nuestro tiempo. No tengo más autoridades reconocidas universalmente para apoyar en ellas mis juicios".
Entre tantos valores, la "ética", valor universal del Dr. Manuel Belgrano, nos convoca a reencontrarnos como comunidad, al deber, a cumplir, al compromiso de ser y convivir responsablemente.
Necesitamos, debemos retomar el camino, interiorizarnos en los extraordinarios y siempre vigentes valores del Dr. Manuel Belgrano, para captar los latidos del alma de alguien único e irreemplazable porque reflexionándolos, nos enriquecemos.
A nuestro ser argentino le está faltando un corazón que escuche; un volver a casa para reencontrarnos con el calor de hogar, con esa Patria a la que absolutamente, todo le diera el Dr. Belgrano.
La "tolerancia" fue otra de sus virtudes. Tolerar significa llevar con paciencia, por eso fue “el gran conductor de pueblos”. Él sabía muy bien que el ejercicio de la “tolerancia” le serviría para prevenir conflictos. Y en esto, también constituye su legado, mensaje y enseñanza de plena actualidad que tanta falta nos hace porque contribuye a la paz social.
En el prólogo del libro “Belgrano”, escrito por Bernardo González Arrili en 1950, Joaquín V. González escribió: “Belgrano es, entre todas la figuras que en nuestra Historia tienen ya su sitial de inmortalidad, el que mayor número de cualidades ejemplares reúne, como índice educativo para las generaciones nuevas, que preparan las futuras democracias. Otros presentarán tal vez rasgos más agudos, relieves más poderosos, impulsos más dominadores, pero en el tipo moral del creador de nuestra bandera, se juntan casi todos los atributos de la flor de la cultura, lo que en la conciencia moderna califica al ciudadano perfecto de una República verdadera”.
En el prólogo del libro “Ideario de Belgrano”, escrito por el Prof. Matías Dib, el Lic. Manuel Belgrano, Presidente del Instituto Nacional Belgraniano, refiere: “Manuel Belgrano, ese ilustre porteño, precursor de nuestras grandes transformaciones sociales, políticas y económicas, militares y educacionales de la época abandonó esta vida terrenal pensando, según sus palabras, “en la Eternidad hacia donde voy y en la tierra querida que dejo”. Espero que los buenos ciudadanos trabajarán para remediar sus desgracias”, sentenció. Nos dejó un legado paradigmático que aún no hemos cumplido. El afán de cada día debería basarse, así, en perfeccionar una escala de valores que nos haga dignos de los Padres de la Patria que, superando tremendos desafíos y peripecias inenarrables, tuvieron la grandeza de alma de sacrificarse ellos, para que nosotros y nuestra posteridad gozáramos de una nación libre e independiente”.
Ambos prólogos refieren a los valores de un ser humano excepcional por su modestia, su pureza, nobleza y valentía.
Somos deudores de nuestros Padres Fundadores de la Patria; cuánto más del Dr. Manuel Belgrano por ser un visionario total, el primer estadista.
Recordémoslo a nuestros hijos, a nuestros nietos: el concepto “hombre de estado” distingue entre todos los responsables políticos de un país.
Belgrano lo fue y sigue siéndolo porque su obra nos dice que estuvo por encima de las divisiones partidarias y de sectores, caracterizándose por su constante y creativa búsqueda del bien común, consciente de la época que le tocó vivir asumiendo plenamente sus responsabilidades como Secretario del Consulado de Buenos Aires, donde comenzó a configurar las bases, los cimientos de la historia por venir.
La "ética" de Manuel Belgrano convoca al prójimo, al nosotros enmarcados entre deberes, derechos y obligaciones para la convivencia compartiendo una escala de valores, de respeto al yo del otro. Belgrano nos enseña a sentir amor por la Patria. Belgrano sentía un amor mayor por ella: su dicha fue haber contribuido de manera excepcional a la felicidad de su pueblo aún en la derrota.
La "grandeza" del Dr. Manuel Belgrano es un modelo donde debemos mirarnos y sobre todo, mirarse nuestros representantes. Pues, si la unión es el medio, si la unión es un procedimiento, la unidad es el resultado, es la síntesis. El legado Belgraniano es la síntesis de su asombrosa obra que debemos proteger y acrecentar.
Manuel Belgrano preveía y trabajó afanosamente por y para una nación forjada en la educación, en el desarrollo del conocimiento edificados sobre cimientos profundos. Cuidar y acrecentar la educación institucionalizada, es proteger su legado y honrar la memoria de quien creó las bases de la educación.
Pensemos un momento su concepto: "El Maestro procurará (...) inspirar a sus alumnos amor al orden, respeto a la Religión, moderación y dulzura en el trato, sentimientos de honor, amor a la verdad y a las ciencias, horror al vicio, inclinación al trabajo, desapego del interés (...) y un espíritu nacional que les haga preferir el bien público al privado y estimar en más la calidad de Americano que la de extranjero" (Reglamento para las cuatro escuelas de Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero - Jujuy, 25 de mayo de 1813).
La libertad es esa presencia y ejercicio constantes que debemos revalidar todos los días y para toda la vida. Empieza por uno mismo, por añadidura se replicará en la comunidad. Esto, lo sabía muy bien Manuel Belgrano, quien nos convoca a reflexionar su concepto sobre la libertad: "No me atrevo a decir que amo más que ninguno la tranquilidad, pero conociendo que si la Patria no la disfruta, mal la puedo disfrutar yo (...) la vida es nada si la libertad se pierde".
En el vencedor de las batallas de Tucumán y Salta, tenemos un modelo en quien debemos mirarnos.
Es en la virtud, grandeza y modelo del Dr. Manuel Belgrano, en el ejemplo de su moral y ética, el camino que debemos transitar para la reconstrucción de la nación que le debemos y nos debemos.
2020 - AÑO DEL GRAL. MANUEL BELGRANO
* Barcia - Sinónimos castellanos. XVIII Edición - 1980.

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