domingo, 7 de junio de 2020

Daniel Guida, economista, Fundación Pueblos del Sur. - 07-06-2020.-

Guida: "El mundo que viene obliga a ser más soberano".

El economista que dirige la Fundación Pueblos del Sur, centro de estudios que cum
ple diez años, se refirió a los efectos de la pandemia. 
La Capital.Domingo 07 de Junio de 2020
Argentina tiene que volver a ser soberana”. La frase que pronunció el economista rosarino Daniel Guida es una proclama y un posicionamiento de cara al mundo que viene luego de la crisis generada por la pandemia. Lejos de las “fantasías” sobre la desaparición del modelo capitalista, sí considera, en cambio, que el escenario global mostrará “una cantidad de restricciones que obligarán a definir una política mucho más independiente, no cerrada pero sí que fortalezca el mercado interno y defienda el trabajo argentino”, afirmó. Ese mismo postulado es el que hace una década lo llevó a construir, junto a un grupo de reconocidos académicos, una usina de pensamiento político y económico muy prolífica en investigaciones y estudios: la Fundación Pueblos del Sur. Los análisis periódico de la entidad sobre la evolución de la deuda pública argentina constituyen una de las líneas de trabajo más reconocidas.
–¿Cuáles fueron los disparadores que los movieron a crear la Fundación Pueblos del Sur hace 10 años?
–La base es que cuando uno arma una cosa de este tipo la arma con mucha fe, mucha honestidad y pensando en la misión que tenemos, que es persuadir a las personas y a los ciudadanos para que sean protagonistas, sean argentinos conscientes de su identidad y de la responsabilidad que cada uno tiene en el logro de una patria, de una comunidad más equitativa, más justa, más libre, con mucha soberanía, que nos permita realizarnos como conjunto. Y allí que entonces asumimos una tarea casi titánica de ayudar; el Papa Francisco dice a “construir puentes”; a suscitar encuentros de los argentinos para que nos conozcamos y reconozcamos en la diversidad y multiplicidad de propuestas ideas y de talentos un aporte que resulte esencial para alcanzar esos objetivos. Y esa misión acompaña una visión de una red de compañeros, relativamente orgánica, que consciente de nuestra identidad histórica busca ser capaz de servir al prójimo fundamentalmente y de apostar al bien común.
–Uno de los informes quizás más demandados por la prensa son las investigaciones sobre la situación de la deuda externa Argentina. ¿Cuál es la importancia de poder intervenir con un perfil propio dentro de una agenda pública de discusión que durante mucho tiempo estuvo dominada por la ortodoxia económica?
–Argentina, después de tantos años de haber sufrido altibajos, sinsabores y endeudamiento tremendo, objetivamente al año 2015 prácticamente había reducido al mínimo su deuda externa. Y eso era una herramienta que de alguna manera le daba mucha independencia económica en el plano de la solución soberana de los problemas internos. A partir del 2016, con el cambio de gobierno, hubo una modificación sustancial en esa concepción, en ese modelo, y por lo tanto, todo lo que estuviera vinculado a lo que iba a pasar con la deuda externa fue un motivo de análisis muy serio, muy profundo. Esos informes de la deuda fueron material de análisis para otros sectores y tenían la particularidad de estar hechos con una visión muy objetiva, pero también desde el pensamiento nacional, mirando los intereses de la Nación y muy acorde con lo que realmente la Argentina necesitaba ya que estaba ante un proceso casi loco, desorganizado y tremendo de endeudamiento, que llevaba a una posición de insostenibilidad tanto de la deuda como a casi todo el conjunto de la economía interna. Hay un montón de otros temas, pero, particularmente en este caso, quedó claro ese diagnóstico. Parece mentira que ahora muchos empiezan a decir que la deuda no era sustentable, y muchas otras cosas y nosotros lo anunciamos en los albores de 2016 cuando se perfilaba lo que estaba pasando. Hicimos un seguimiento, y con mucha humildad lo digo, y en la ciudad y la región éramos prácticamente los únicos que lo planteábamos desde esa perspectiva.
–¿Cómo están imaginando desde la fundación el mundo que viene a partir de esta crisis sanitaria y económica?
–Los que estamos viendo es que va a ser un mundo con algunas diferencias respecto del previo a la pandemia, pero ese mundo ya se venía perfilando. No crean que todo cambia de la mañana a la noche. Lo que ha cambiado al mundo son las verdaderas y grandes transformaciones, ya sean la revolución industrial, la posindustrial, etcétera. Tengo la idea de que ninguna pandemia grande cambió nada en el sentido de la responsabilidad social, de la organización política y económica. Pero, va a ser un mundo distinto y una de las cuestiones es que la Argentina va a tener que pensar seriamente en políticas que primero se orienten a sostener y defender seriamente la producción y el trabajo propio, fundamentalmente eso, que permitan lograr la producción de bienes y servicios que satisfagan centralmente la necesidad de sus habitantes. En ese aspecto el mundo está en una guerra que está declarada. Y aunque no lo estuviese, está claro que con Estados Unidos perdiendo casi 20 millones de puestos de trabajo y Europa otros tantos, es obvio que lo que viene va a ser el mundo de la defensa del trabajo, porque nadie se imagina el libre cambio propuesto por el conjunto de los neoliberales a lo largo de la historia de los últimos 130 años. Será un mundo que, en un sentido va mantener los vínculos entre todos los Estados, pero en otro, va a tener una cantidad de restricciones que nos obligarán a definir una política mucho más soberana, más independiente, y esto no quiere decir cerrada ni mucho menos, sino fortaleciendo el mercado interno y defendiendo el trabajo argentino. Ahora, que desaparezca el modelo capitalista, me parece que es una fantasía.

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