lunes, 17 de agosto de 2020

Duelo entre San Martín y Bolívar, Libertadores de América.-17-08-2020.-

EL GRAN DUELO ENTRE LOS LIBERTADORES DE AMÉRICA. La Capital. 17 de Agosto de 2020. Por Marcela Ternavasio. Prof. de Hist. Conicet. La destacada historiadora que firma este texto reflexiona sobre el significado del trascendente encuentro en Guayaquil, en 1822, entre San Martín y Simón Bolívar.- Jorge Luis Borges dejó plasmado en la literatura el momento de inflexión tal vez más importante de la carrera militar y política de José de San Martín. En el cuento que tituló Guayaquil toma por tema la célebre entrevista que en 1822 mantuvo con Simón Bolívar y que continuó con el definitivo retiro de nuestro Padre de la Patria del escenario americano. Sin testigos directos de lo ocurrido en aquel encuentro, las hipótesis y versiones construidas posteriormente fueron focos de innumerables controversias. Borges recreó ese clima polémico en el diálogo que establecen los protagonistas de su ficción: dos historiadores disputan una invitación oficial para acceder a unos documentos que, promediando el siglo XX, develarían el enigma de lo que ambos personajes conversaron en Guayaquil. Un diálogo que exhibe el duelo que enfrentan ambos historiadores para alzarse con la gloria de descifrar el enigma y, como en tantos otros de sus cuentos, ese duelo se solapa y confunde con el que habrían librado San Martín y Bolívar.- La referencia literaria expresa un tópico recurrente de la historiografía inaugurada en el siglo XIX: ubicar en un plano contrastante las trayectorias de los dos héroes que comparten el título de Libertadores de América. En ese plano, los sucesivos relatos buscaron "medir" el papel histórico que le cupo a cada uno de ellos en los procesos de independencia, cuya gesta final quedó a cargo de Bolívar una vez que San Martín tomara la drástica decisión de retirarse y optar por su voluntario ostracismo en Europa. Borges ofrece en el cuento su propia versión sobre el misterio que rodeó aquella decisión: "Acaso las palabras que cambiaron fueron triviales. Dos hombres se enfrentaron en Guayaquil; si uno se impuso, fue por su mayor voluntad, no por juegos dialécticos". La clave del desenlace —muy borgiana, por cierto— no dejaba de reproducir la imagen más visitada en la historiografía argentina para realzar la figura de nuestro Padre de la Patria: la de contraponer la personalidad impetuosa de Bolívar, con una clara ambición de poder, a la del estratega militar que es capaz del renunciamiento personal y de sacrificar su gloria en pos de contribuir al triunfo continental de la causa independentista.- La entrevista de Guayaquil cerró, pues, la década más agitada de la vida de San Martín; una década que se inició con su regreso a Buenos Aires en marzo de 1812, luego de haberse formado como militar en España, donde se instaló desde muy pequeño con su familia. La opción por el retorno a tierra americana fue también un momento crucial en su trayectoria. Beatriz Bragoni, en su reciente biografía del Libertador —el estudio más renovado, documentado y agudo sobre el personaje—, inicia el primer capítulo destacando que "seguramente debe haber sido difícil tomar la decisión de solicitar el retiro del ejército real en medio de la guerra que libraban los españoles contra Napoleón con el fin de atravesar el océano, y sumarse a la aventura de fundar un nuevo orden social y político en América". En efecto, en la encrucijada que desde 1808 experimentaba España con la ocupación de las tropas francesas, San Martín abandonó su plaza como soldado del rey, ganado por el espíritu que compartían varios criollos en la península de romper definitivamente con el lazo colonial. Su participación en las muy difundidas logias secretas de vinculaciones masónicas lo llevó a abrazar la causa revolucionaria y a cumplir en ella un activo papel desde su desembarco en el Río de la Plata. Su carrera militar al frente de los ejércitos es bien conocida, como lo es el hecho de que casi todas sus batallas se libraron fuera de las fronteras de lo que terminó siendo el territorio de la República Argentina. De allí que el combate de San Lorenzo, ocurrido el 3 de febrero de 1813 junto al convento de San Carlos de dicha localidad santafesina, ocupe un lugar tan importante en nuestra memoria histórica, aunque no represente más que un episodio de menor escala frente a la campaña continental que desplegó más tarde en Chile para concluir en Perú. En esa gesta, San Martín mostró su expertise como militar de carrera, poniendo al servicio de la causa independentista su saber sobre el arte de la guerra y su entrenamiento para intentar convertir a las fuerzas patriotas en verdaderos ejércitos reglados. Su apuesta por el disciplinamiento de las tropas —que puso en práctica en Mendoza cuando asumió el cargo de gobernador intendente de Cuyo en 1814— y su insistencia en desplazar la estrategia bélica desde el Alto Perú hacia el Pacífico desembocaron en los triunfos en suelo chileno a partir de 1817. La guerra fue, entonces, su terreno preferido, mientras la política constituía un campo en el que se sentía menos a gusto. No obstante, sus ideas sobre el orden futuro para los territorios que contribuyó a liberar eran claras: la monarquía constitucional y la centralización del poder fueron los moldes en los que se volcaron sus proyecciones políticas. En este sentido, los clásicos paralelos trazados con respecto a Bolívar los alejaban en un aspecto crucial: el general venezolano apostó siempre por la república y por ocupar un papel central en la política. Su vocación militar se entrelazaba así con la del gran legislador y diseñador de constituciones. Pero en lo que coincidían ambos libertadores era en el rechazo visceral hacia el federalismo. Si para San Martín una monarquía podía fungir como base de un orden centralista, para Bolívar la república no podía sino estar encabezada por un presidente con fuertes atribuciones hasta el punto de proponer la figura del presidente vitalicio. "Su participación en logias de vinculaciones masónicas lo llevó a abrazar la causa revolucionaria" Las narrativas históricas tejidas en torno a lo ocurrido en Guayaquil no dejaron de invocar que una de las variables del duelo entablado en la misteriosa conversación fue definir el futuro rumbo americano en clave monárquica constitucional o republicana. Tampoco dejaron de observar la más favorable correlación de fuerzas militares y políticas que reunía Bolívar con base en la República de Colombia creada poco tiempo antes, frente al desgaste que sufría San Martín como Protector del Perú. Lo cierto es que, más allá de las hipótesis, la imagen mítica de dos rivales que disputaban por obtener el honor de la victoria final sobrevivió a las controversias y, tal como afirmó el gran historiador argentino Tulio Halperin Donghi, "Borges incorporó a su universo narrativo el episodio en que los destinos paralelos de los dos libertadores hispanoamericanos finalmente se cruzaron". En ese cruce se cifró el final de la carrera de San Martín y el inicio de un proceso de construcción memorial que más tarde lo consagró en el Panteón de Héroes de la Patria.- "Se contrapone la ambición de poder de Bolívar a la figura del estratega que es capaz del renunciamiento".

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